Inalterable

Como si fuera ayer, como si no hubieran pasado qui¨¦n sabe cuantos a?os, Jos¨¦ Feliciano apareci¨® en el escenario del Auditori moviendo con su forma caracter¨ªstica la cabeza, sonriendo tras sus gafas oscuras, tom¨® la guitarra entre las manos y comenzaron a sonar los acordes de Oye guitarra m¨ªa. Pod¨ªa tratarse del concierto de hace cuatro a?os en el mismo Festival del Mil.lenni o de cualquier otro anterior. Nada hab¨ªa cambiado, las mismas canciones, incluso los mismos comentarios e id¨¦nticos chistes de dudoso gusto.

Jos¨¦ Feliciano sigue siendo id¨¦ntico a si mismo, a la imagen que se cre¨® hace ya muchos a?os y que le viene funcionando desde entonces. Inalterable al paso del tiempo. A punto de cumplir los setenta a?os el puertorrique?o quiere seguir ofreciendo el perfil del jovencito que algunos recordaban de cuando en 1966 debut¨® por aqu¨ª en el llorado Price. Entonces su versi¨®n de Ligth my fire arrasaba, ahora sigue siendo el punto final de sus conciertos y sigue arrasando.

Feliciano no ha alterado su puesta en escena pero lo m¨¢s incre¨ªble es que su voz y su toque de guitarra siguen siendo muy similares. Su voz pr¨¢cticamente no ha perdido nada y su habilidad con las seis cuerdas es incluso mayor. Esos solos sorprendentes de guitarra fueron lo mejor de la noche aunque su fieles seguidores se fueron entregando canci¨®n a canci¨®n, ?y pasaron casi todas las que su p¨²blico esperaba! De los medleys de boleros cl¨¢sicos a su manera hasta el Qu¨¦ ser¨¢ que todo el mundo core¨®. Tom¨® la guitarra el¨¦ctrica para recordar a Hendrix y a Santana y hasta version¨® el Knockin' on heaven's door de Bob Dylan. Jos¨¦ Feliciano id¨¦ntico al Jos¨¦ Feliciano que todos recordaban.

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