Urbanismo catal¨¢n, fin de ciclo
El modelo de ciudad expansionista y empresarial, basada en el control y en el uso del autom¨®vil, est¨¢ obsoleto
Catalu?a hab¨ªa sido reconocida por su urbanismo basado en el proyecto, la resoluci¨®n de las infraestructuras en relaci¨®n al entorno, un nuevo paisajismo y unos espacios p¨²blicos y parques metropolitanos con obras de arte; con el referente internacional del modelo Barcelona. Esto ya forma parte de un ciclo terminado. La ausencia de obras trascendentes en el territorio durante estos cinco a?os de recortes y la par¨¢lisis en algunas ¨¢reas de Barcelona son muestras de este retroceso. De haber intentado relacionar bien las infraestructuras con la ciudad se ha pasado a tolerar heridas end¨¦micas, como las interminables obras ferroviarias en La Sagrera; y de la limitada presencia de la ciudadan¨ªa en este urbanismo ilustrado se ha pasado a que ¨¦sta sea una escenograf¨ªa.
Este urbanismo, tan valorado, era herencia de Ildefons Cerd¨¤ y de los hermanos Rubi¨® i Tudur¨ª. Su reformulaci¨®n arranc¨® con el Grup R, se teji¨® en la universidad p¨²blica, en la Escuela de Arquitectura de Barcelona (ETSAB) en los a?os setenta con el LUB (el Laboratorio de Urbanismo de Barcelona, de Manuel de Sol¨¤-Morales, Joan Busquets y otros), fue activada por las luchas de los movimientos urbanos durante la Transici¨®n, y se aplic¨®, en parte, en el urbanismo impulsado por Oriol Bohigas y su equipo en los a?os ochenta.
Al final del recorrido se evidencia lo que han dado de s¨ª estos cuatro a?os de relevo, con el predominio en Barcelona de la falsa vanguardia representada por el Institut for Advanced Architecture of Catalonia (IAAC) y los arquitectos que encabezan H¨¢bitat Urbano y Barcelona Regional: el humo de la smart city, centenares de renders no realizados y varios proyectos fuera de Catalu?a.
En este contexto de ciclo que se acaba, lo chocante no es que la CUP de Barcelona dictamine que ¡°en esta ciudad no han gobernado las izquierdas, han gobernado los capitales¡±, all¨¢ cada uno con su esquematismo; lo es que ninguno de los que promovieron la recuperaci¨®n de la ciudad democr¨¢tica salga a argumentar y defender las aportaciones del modelo Barcelona. Incluso el maragallismo ha sido apropiado por Esquerra Republicana.
Este fin de ciclo queda se?alado por dos exposiciones. Metr¨®polis Barcelona, en el Disseny Hub, que presenta una acumulaci¨®n fant¨¢stica de datos para fomentar la conciencia de escala metropolitana, pero que ni visibiliza el material humano y social, ni explicita diagn¨®sticos, ni propone estrategias para el Plan Director Urban¨ªstico (PDU). Recordemos el aviso de Byung-Chul Han, la acumulaci¨®n big data no conlleva ninguna interpretaci¨®n, ¡°es ciega ante el acontecimiento¡±. Y Catalunya Ciutats, en las Drassanes, que pretende enlazar con los 100 a?os de historia tras la labor c¨ªvica de la Mancomunitat y no hace m¨¢s que mostrar la falta de ideas sobre el territorio de la actual Generalitat.
El modelo de ciudad expansionista y empresarial, basada en el control y en el uso del autom¨®vil, est¨¢ obsoleto. Ha de surgir una ciudad alternativa, de la subjetividad y la diversidad, reclamada e imaginada por los aut¨¦nticos protagonistas: movimientos urbanos y redes sociales; ecologistas, feministas, activistas y sindicalistas; colectivos, cooperativas y asociaciones; y tambi¨¦n los habitantes procedentes de otras latitudes.
En las pr¨®ximas elecciones municipales cada ciudad podr¨¢ decidir si contin¨²a con los viejos modelos, gestionados por una casta alejada de la realidad, que tolera las mafias y la especulaci¨®n, o si impulsa un nuevo urbanismo en Catalunya, que recapitule, heredando las mejores tradiciones, y que, al un¨ªsono, rompa con las inercias y se ponga en sinton¨ªa con los tiempos; un nuevo municipalismo basado en la gesti¨®n participativa y transparente, pensado para sumar esfuerzos de manera integradora, en el que tomen forma, en el espacio p¨²blico y el privado, los derechos humanos.
?C¨®mo son las ciudades que buscan alternativas a la gesti¨®n neoliberal, se basan en la cooperaci¨®n, afrontan las crisis ecol¨®gicas y el exceso de contaminaci¨®n, y son capaces de ensayar y experimentar? Podemos iniciar una nueva ¨¦poca de coordinaci¨®n metropolitana y territorial, debatiendo qu¨¦ se transforma y qu¨¦ se protege; qu¨¦ inversiones son prioritarias para el bien com¨²n y cuales obedecen a visiones periclitadas e interesadas; por d¨®nde y c¨®mo se puede mejorar el comercio de proximidad y d¨®nde est¨¢n las ¨¢reas de oportunidad para la producci¨®n artesanal, industrial y digital. La resignificaci¨®n del territorio va mucho m¨¢s all¨¢ de los mitos de la movilidad y la informaci¨®n. Tiene que ver con disfrutar de estructuras y servicios urbanos para la vida activa y creativa de las personas en los barrios; el empoderamiento de los m¨²ltiples focos sociales de reuni¨®n y autoorganizaci¨®n; y tambi¨¦n la vibilidad de la memoria.
Este es un reto demasiado importante para nuestro futuro y el de nuestro territorio para dejarlo pasar. No podemos seguir acomodados en la inercia, inm¨®viles ante las ineficacias dominantes y enga?ados por el consumismo.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC.
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