Madrid abre su mayor parque urbano con 340 hect¨¢reas en Valdebebas

Madrid inaugur¨® ayer su mayor parque urbano, que empez¨® a planearse hace un cuarto de siglo, llevaba una d¨¦cada construy¨¦ndose y abri¨® finalmente sus puertas a las tres de la tarde, sin boato oficial y apenas sin visitantes, en un d¨ªa tormentoso de nubes y claros, con el nombre de Felipe?VI.

Est¨¢ ubicado en el coraz¨®n de Valdebebas, un barrio a¨²n en construcci¨®n encerrado entre autov¨ªas (M-40, R-2, M-11 y M-12) a tiro de piedra del aeropuerto de Barajas. A¨²n no hay metro ni cercan¨ªas para acceder a la zona, pero s¨ª autob¨²s (l¨ªnea 174 y SE799) y un aparcamiento de 2.500 plazas.

A pesar de que ocupa 340 hect¨¢reas (en el futuro crecer¨¢ hasta las 470), apenas una decena de personas recorr¨ªa en la tarde de ayer sus senderos, se perd¨ªan en su laberinto (a¨²n en ciernes: los arbustos no levantan medio metro del suelo) o se sub¨ªan a su mirador de madera, en el que compite una panor¨¢mica de las cuatro torres, la sierra nevada y los despegues y aterrizajes en Barajas.

La alcaldesa, Ana Botella (PP), ten¨ªa previsto inaugurar ayer el parque junto al concejal de Medio Ambiente, Diego Sanjuanbenito, pero el luto por el accidente de avi¨®n en los Alpes cancel¨® el acto.

Sin embargo, sus or¨ªgenes se remontan a casi un cuarto de siglo atr¨¢s, cuando el entonces presidente regional, Joaqu¨ªn Leguina (PSOE), puso como condici¨®n para ampliar el aeropuerto que, a su vera, se creara un parque de 1.500 hect¨¢reas (la Casa de Campo tiene 1.700 y El Retiro s¨®lo 120). El suelo era r¨²stico, pero estaba en una de las zonas m¨¢s sensibles a la especulaci¨®n urban¨ªstica. Corr¨ªa 1992, y ese parque a¨²n inexistente se bautiz¨® como la Casa de Campo del este.

¡°Las ardillas podr¨¢n viajar del aeropuerto de Barajas a la frontera que separa Madrid de Alcobendas sin tocar tierra¡±, public¨® EL PA?S tres a?os despu¨¦s, pero para entonces el parque ya se hab¨ªa reducido a 903 hect¨¢reas y llevaba el nombre de Valdebebas.

Por entonces, esos terrenos estaban lejos de ser un parque. De hecho, estaban lo m¨¢s lejos posible: eran una de las mayores escombreras ilegales de la ciudad.

Ilegal era, pero hab¨ªa hasta un sem¨¢foro para regular el intenso tr¨¢fico de camiones en la zona, calificada como de protecci¨®n ambiental. ¡°Para impedir el paso a 1.000 camiones hay que llamar al Ej¨¦rcito¡±, se excusaba el gerente municipal de Urbanismo (PP).

La Casa de Campo del este sigui¨® menguando sin haber nacido a¨²n: el dinero para financiarla deb¨ªa salir de la urbanizaci¨®n del ¨¢rea circundante (entonces bautizada como Ciudad Barajas), y los pisos y espacios de ocio fueron gan¨¢ndole terreno sobre el plano.

En 2001, la superficie reservada para el parque era de 530 hect¨¢reas; otras 150 hect¨¢reas se reservaron para 12.500 pisos, y 120 hect¨¢reas m¨¢s para la nueva ciudad deportiva del Real Madrid. La escombrera hab¨ªa cerrado dos a?os antes, pero segu¨ªa recibiendo desechos de la construcci¨®n del vecino barrio de Sanchinarro.

Nac¨ªa as¨ª el barrio de Valdebebas: a 28 de febrero de 2015, de esos 12.500 pisos proyectados, hab¨ªa ya 2.438 con licencia de primera ocupaci¨®n y 4.912 con licencia de edificaci¨®n, seg¨²n el Ayuntamiento. Unas 6.000 personas viven en este barrio de un millar de hect¨¢reas (la mitad, parques), que albergar¨¢ a 30.000 cuando est¨¦ completamente desarrollado.

Hay grandes avenidas, hay decenas de edificios en construcci¨®n y cientos de viviendas en venta. Y, desde ayer, hay un parque bautizado como Felipe?VI, que ha costado 91 millones (sufragados por los propietarios del terreno a trav¨¦s de la Junta de Compensaci¨®n) y que cuidar¨¢ una empresa privada a trav¨¦s de uno de los grandes contratos municipales.

Se empez¨® a construir en 2005, tras los movimientos de tierra para la urbanizaci¨®n del ¨¢rea, pero el grueso de las actuaciones se llev¨® a cabo entre 2007 y 2011.

Cuenta con 310.628 ¨¢rboles, 317.062 arbustos, 453 farolas, seis ¨¢reas infantiles, tres miradores, seis zonas de descanso con bancos de piedra, otros 163 bancos de madera, 30 aparcabicis, tres mesas para merendar, cinco kil¨®metros de carril-bici, 32 kil¨®metros de senderos, un r¨ªo artificial y dos lagunas, un manantial natural y un humedal. Y, desde ayer, tiene por fin visitantes.