El punk no ha muerto
El CA2M acoge una exposici¨®n sobre los v¨ªnculos entre el arte y el movimiento
Uno puede estar escribiendo una tesis sobre Marcel Duchamp y el dada¨ªsmo mientras escucha a Sonic Youth; estar fascinado por el situacionismo franc¨¦s y los Sex Pistols o estudiar al dada¨ªsta Trist¨¢n Tzara y ser fan de los Dead Kennedys. De que todo esto no es casual y existen ciertas conexiones se dio cuenta el comisario art¨ªstico David G. Torres. Ya en el cl¨¢sico de 1989, Rastros de carm¨ªn . Una historia secreta del siglo XX (Anagrama), el cr¨ªtico musical Greil Marcus trazaba la genealog¨ªa del punk y su influencia en las vanguardias art¨ªsticas del siglo XX, o incluso m¨¢s atr¨¢s, hasta los anarquistas m¨ªstico-lujuriosos y los her¨¦ticos milenaristas de la Europa medieval. Si Marcus miraba del punk hacia atr¨¢s, Torres decidi¨® mirar del punk hacia delante.
La exposici¨®n que comisaria, Punk, sus rastros en el arte contempor¨¢neo , busca las esporas punkies en las creaciones producidas desde 1977, a?o de eclosi¨®n del movimiento en Londres y Nueva York. Un explosi¨®n contracultural que encuentra su origen en la rabiosa reacci¨®n ante una situaci¨®n anquilosada y que dura hasta el d¨ªa de hoy, cuando para muchos la rebeld¨ªa del punk ya ha sido asimilada por el sistema (y las cadenas de moda de las principales calles de las ciudades). La presente exhibici¨®n re¨²ne a 60 artistas y se puede ver en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid (CA2M. Avenida de la Constituci¨®n, 23. M¨®stoles), que la coproduce junto al museo Artium de Vitoria, hasta el 4 de octubre. "No hay compartimentos estancos, todo est¨¢ perforado", dice el comisario.
No encontrar¨¢n aqu¨ª una historia del punk bien documentada con sus carteles, chapas y fotograf¨ªas de conciertos en el CBGB, ni un an¨¢lisis sociol¨®gico del movimiento, ni el estereotipo de la cresta y la tachuela, sino obras de arte en las que Torres ha hallado esa chispa primigenia. "Todo es muy directo en esta exposici¨®n", explica, "porque esa es la esencia de lo punk. No me interesa la met¨¢fora ni los recovecos; me interesa la literalidad, el arte y la creaci¨®n. No tiene que ver con el significado sino con esa literalidad. Luego ya vendr¨¢ la literatura". Se aborda el asunto desde varios de sus aspectos: como son la violencia, que los punks ejercen como respuesta a la violencia de la sociedad (Johnny Rotten fue apu?alado por llevar esas pintas) y que llev¨® a muchos a flirtear con el terrorismo o incluso el crimen; el ruido, matriz del punk rock; la sexualidad, que entienden de manera ambigua y reivindicativa o el fracaso. "Que fracasemos contra el sistema no significa que no merezca la pena seguir luchando", apunta el comisario.
As¨ª encontramos obras como Ikea or Die , del colectivo DETEXT, una alfombra hecha con casquillos de bala encontrados en Guatemala, o un ejemplar del seminal libro La sociedad del espect¨¢culo, de Guy Debord, convertido, por el colectivo Claire Fontaine, en un ladrillo -se supone que para lanzar contra la autoridad-. El artista Gavin Turk aparece disfrazado de Sid Vicious en Pop Up, y vemos a Itziar Okariz mear en espacios p¨²blicos en una pieza de videoarte. En 747 , Chris Burden dispara a un avi¨®n que sobrevuela el cielo de Los ?ngeles y en I've Got It All , Tracey Emin se restriega monedas y billetes por la entrepierna, por aquello de que la pr¨¢ctica art¨ªstica remunerada tambi¨¦n es prostituci¨®n. La artista Chiara Fumai hace un diagrama con el manifiesto feminista violento SCUM de Valerie Solanas, la mujer que dispar¨® a Andy Warhol. Tambi¨¦n se puede disfrutar del trabajo de Santiago Sierra, que desde 2009 pasea un gigantesco NO sobre una camioneta por las calles de diferentes ciudades. Joao Onofre construye una caja insonorizada dentro de la cual toca un grupo de death metal. Fuera no se oye nada. En efecto, todo muy punk.
Pero ?qu¨¦ es el punk? Uno sale de esta exposici¨®n con la impresi¨®n de que no es una cosa en s¨ª misma, sino una cualidad de las cosas; estas obras son punkies. "Una de las cosas m¨¢s complejas tanto del punk como del dada¨ªsmo o el situacionismo es que son dif¨ªciles de clasificar, porque son una necesidad de escapar", dice el comisario. As¨ª que prefiere concebirlo como una l¨ªnea divisoria: "De un lado, los que nos sentimos fracasados, rabiosos, anulados; del otro, los que se sienten c¨®modos y hacen easy listening o arte decorativo". Seg¨²n Torres, el movimiento es un no-vivo, "es como un zombi y sigue habiendo cuerpos infectados por esa sangre podrida". Y es una de las referencias culturales m¨¢s seminales que ha dejado el siglo XX. As¨ª que aunque ahora el punk est¨¦ en un museo, para Torres, "el punk no ha muerto".
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