Fallece Margarita Rivi¨¨re, periodista tenaz y ensayista prol¨ªfica
Fue de las primeras mujeres en las redacciones, justo antes de la Transici¨®n, y escribi¨® m¨¢s de una treintena de libros
Antes de hora, acaba de morir en Barcelona Margarita Rivi¨¨re, periodista. Ten¨ªa setenta a?os y se ha ido a las cinco de esta tarde. Public¨® miles de art¨ªculos y entrevistas y m¨¢s de treinta libros, todos ellos interesantes. Una enfermedad del pulm¨®n, molesta y lacerante, dobleg¨® su cuerpo fr¨¢gil, pero no aplac¨® su tes¨®n, ni su iron¨ªa. Hasta el ¨²ltimo minuto estuvo al mando de su vida, tambi¨¦n la profesional, escribiendo sus art¨ªculos de an¨¢lisis en este diario. Y participando en el acto de presentaci¨®n, aunque ya por mensaje audiovisual, del ¨²ltimo de sus treinta y muchos libros, Clave K, una mordaz f¨¢bula moral en formato de thriller sobre el ejercicio del poder en Catalu?a. Era su primera novela, redactada hace quince a?os, pero no publicada hasta ahora por miedo editorial a ese mismo poder. Dese¨® que la disfrutasen todos, se desped¨ªa. Era el mi¨¦rcoles. Y para no incordiar ni te?ir su casa de tristeza, pidi¨® ingresar, el viernes, en una cl¨ªnica de cuidados paliativos donde agotar sus ¨²ltimas horas.
Ese imperativo de los ¨²ltimos d¨ªas ha impregnado toda su trayectoria: inquietar siempre a los poderosos (de cuyo mundo proced¨ªa), nunca molestar a las gentes de bien (entre quienes destacaba). Periodista, madre de dos periodistas, Clara y Hugo, y esposa del periodista y novelista Jorge de Cominges ¨Ctodos ellos seres estupendos, de gran encanto personal- la noticia circul¨® por sus venas hasta el ¨²ltimo aliento. Desde el primero como redactora jefe de Dossier Mundo (1971-74), proseguido como jefa de la secci¨®n de Cultura en Diario de Barcelona (1974-78), y en el mismo puesto en El Peri¨®dico de Catalu?a durante los diez a?os siguientes. Fue luego directora de la agencia EFE en Catalu?a (1988-1992), tras lo que se concentr¨® en sus entrevistas y art¨ªculos en los tres principales diarios del mercado catal¨¢n. Aunque siempre hall¨® hueco para otras muchas tareas, como inventar revistas (Qu¨¦ leer), dirigir programas de televisi¨®n (sobre el amor), escribir guiones (para las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona), dirigir colecciones de ensayo (El c¨ªrculo cuadrado, en Plaza & Jan¨¦s). Siempre con amabilidad, con buen gusto, con un estilo apasionado y a la vez severo, acogedor y frugal.
Aguda, intensa, rebelde, ha sido la periodista escrita que mejor supo formular preguntas (y esbozar algunas respuestas), esa tarea en que consiste el principio y la base de nuestra profesi¨®n: sencilla en su apariencia, la m¨¢s complicada de gestionar. Recientemente edit¨® una cuidada selecci¨®n de las entrevistas publicadas en EL PA?S, El Peri¨®dico y La Vanguardia, donde ocup¨® plaza todos los d¨ªas, un ejercicio agotador para cualquiera, pero que en su caso, incansable, no se not¨® hacia afuera: del Lute a Edgar Morin, de Yoko Ono a Juan Carlos I, tantas figuras de primera se sometieron al interrogatorio inteligente de Rivi¨¨re (Entrevistas, Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona).
Dio al periodismo m¨¢s de lo que recibi¨®. En su inicio, en los primer¨ªsimos a?os setenta, ser mujer era obst¨¢culo enorme en un entorno machista; ser dem¨®crata, todav¨ªa un estigma; ser progresista, un desaf¨ªo al r¨¦gimen
Rivi¨¨re deja en el retrovisor una generosa carrera en un oficio al que dio mucho m¨¢s de lo que recibi¨®. Porque en su inicio, en los primer¨ªsimos a?os setenta, antes de los estertores de la dictadura, ser mujer era obst¨¢culo enorme en un entorno machista; ser dem¨®crata, todav¨ªa un estigma; ser progresista, un desaf¨ªo al r¨¦gimen; proceder de la cultura literaria castellana m¨¢s que de la resurgente catalana, una molestia para algunos ambientes de la resistencia.
Pero adem¨¢s, ser hija de la burgues¨ªa, y de la potente por ambos apellidos, resultaba imperdonable. Tanto para los que se sent¨ªan traicionados por una de los suyos; como para algunos del otro lado que utilizaron hasta anteayer esa sandez del azar geneal¨®gico como baza para intentar deslegitimar sus argumentos, desplegados siempre con respeto y sensatez desde cualquier puesto, y sobre todo a trav¨¦s de su tarea ¨²ltima, el articulismo de opini¨®n. Rivi¨¨re usaba las razones propias de alguien que sab¨ªa dudar mucho sin amilanarse por hacerlo en p¨²blico, pero que tambi¨¦n braceaba, determinada y sin desmayo, en todas las causas que aliment¨®: la de la rebeld¨ªa frente a la condici¨®n subalterna de la mujer, la de la modernidad a trav¨¦s de las nuevas tendencias y la moda, la del europe¨ªsmo como gran apuesta contra todo parroquialismo, la de la cultura como una continua interrogaci¨®n, la del federalismo como receta superadora de los enfrentamientos por la cuesti¨®n nacional, la del periodismo libre e irreverente frente a los crecientes intentos de secuestrarlo, una evoluci¨®n que la apesadumbraba.
A casi todas esas causas dedic¨® varios libros, por lo que no hac¨ªa apenas otra cosa que trabajar, y estar siempre al d¨ªa, enamorada de la novedad, aunque fuera a contrapi¨¦ de sus convicciones: te llamaba, alborozada, al descubrir alg¨²n texto reci¨¦n aparecido, ajeno: ¡°Sobre todo, no dejes de leerlo, es imprescindible, y a ti a¨²n te gustar¨¢ m¨¢s que a m¨ª¡±. De los suyos, solo recordar¨¦ algunos de mis preferidos, entre los que marcaron ¨¦poca. En tendencias y moda, el inicial La moda, ?comunicaci¨®n o incomunicaci¨®n?. (Gustavo Gili, 1977) y la sugerente Historia de la media (Hogar del Libro, 1983). Sobre la condici¨®n de la mujer, Anticonceptivos y control de natalidad (La Gaya Ciencia, 1977) y La aventura de envejecer (Plaza & Jan¨¦s, 1987), ambos con Santiago Dexeus. En pol¨ªtica, Un rebelde en el poder: Pasqual Maragall (con Xavier Febr¨¦s, Plaza & Jan¨¦s, 1991) una biograf¨ªa, no autorizada del entonces alcalde de Barcelona, injustamente olvidada. Entre los dedicados al periodismo y la cultura, La Fama. Iconos de la religi¨®n medi¨¢tica (Cr¨ªtica, 2009), la versi¨®n disponible de su tesis doctoral en Sociolog¨ªa. S¨ª, en el trepidante ambiente de la noticia y los cambios culturales permanentes que le toc¨® interpretar, Rivi¨¨re encontr¨® un hueco para escribirla, ¡°porque quiero profundizar m¨¢s¡±, se excusaba ante quienes le recrimin¨¢bamos tanto despliegue, quiz¨¢ porque nos desbordaba sin quererlo. Y la defendi¨® con energ¨ªa y suavidad ante un riguroso tribunal de tesis, con el apoyo de Salvador Giner, en una sesi¨®n memorable que ojal¨¢ hubiese quedado grabada. Pero Margot no fue jam¨¢s vanidosa, aunque su trayectoria, los premios que alcanz¨® y sus contribuciones, las profesionales, y las a¨²n m¨¢s importantes a la cordialidad, lo hubieran justificado. ¡°Me ha importado m¨¢s hacer mi trabajo con dignidad que defenderlo con u?as y dientes¡±, alegaba en una entrevista. Fue grande. Y aunque hoy la lloremos, sigue viva. Si no lo creen, l¨¦anla.
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