Empate en intensidad

Sali¨® brioso el M¨¢laga. Triangulando bien con pases r¨¢pidos y verticales que agujereaban la defensa donostiarra. En una de esas jugadas acab¨® el bal¨®n en la red tras un cabezazo de Juanmi, pero el juez de l¨ªnea, con precisi¨®n milim¨¦trica, vio que el nuevo delantero internacional se encontraba adelantado. Gol bien anulado pero que enerv¨® a la parroquia y a los jugadores locales, que protestaron todo desde ese momento.

El susto espabil¨® a la Real, que no hab¨ªa comparecido en los primeros 20 minutos, quiz¨¢ destensado porque se encuentra muy lejos de todo en la tabla. El conjunto de Moyes empez¨® a visitar con asiduidad el ¨¢rea de Kameni e incluso prob¨® los guantes del portero malaguista varias veces, cuya figura se hizo gigante para Granero y el Chory Castro. Un parad¨®n del camerun¨¦s frustr¨® al uruguayo justo antes del descanso.

No se aburrieron los espectadores a pesar de la falta de goles en los primeros 45 minutos. Partido de ida y vuelta e intenso. Tampoco faltaron las dosis de calidad, que sobre todo llevaban el sello de Amrabat, especialmente l¨²cido desde la mediapunta. La electricidad la pon¨ªan los samus, Castillejo y Garc¨ªa, uno por cada banda.

La segunda parte proporcion¨® lo que faltaba: los goles. El partido sigui¨® bonito, entretenido. Al M¨¢laga se le ve¨ªa hambriento, se notaba en la forma en la que buscaba la porter¨ªa de Rulli. Sin embargo, les costaba a los de Gracia generar ocasiones claras una vez que encerraban a su rival. Tuvo que ser a bal¨®n parado como llegase el gol. Falta lejana botada por Castillejo y cabezazo inapelable de Recio.

Un tanto parec¨ªa suficiente para lograr esos tres puntos que acerquen a Europa, sobre todo porque en la porter¨ªa estaba un Kameni dispuesto a echar el cerrojo a la puerta. Lo hizo una vez m¨¢s cuando sali¨®, felino, a cortar una contra del Chory. Parec¨ªa que en los sue?os de los realistas iba a aparecer el camerun¨¦s, siempre par¨¢ndolo todo, pero a siete minutos del final Rub¨¦n Pardo golpe¨® con el interior de tal manera que el bal¨®n acab¨® entrando junto al palo, imposible hasta para Kameni. Lo que quedaba solo sirvi¨® para que el M¨¢laga exteriorizase su rabia y se lanzase a por la victoria, aunque con m¨¢s ganas que precisi¨®n.