Sin cambio cultural no hay cambio pol¨ªtico
Se habla de nueva pol¨ªtica, pero nadie la ha definido y sus protagonistas act¨²an m¨¢s o menos igual que los de la vieja pol¨ªtica
Las elecciones andaluzas han sido la primera prueba de fuego del supuesto cambio del panorama pol¨ªtico espa?ol. Digo supuesto porque se predec¨ªa un vuelco electoral y s¨®lo ha sido una tormenta primaveral. Los recortes, el hast¨ªo de la ciudadan¨ªa a la corrupci¨®n continuada de algunos partidos pol¨ªticos, la falta de empleo, las privatizaciones, los recortes en derechos sociales, civiles y ambientales, junto a la irrupci¨®n de nuevas fuerzas pol¨ªticas hac¨ªan prever un cambio radical en este prolijo a?o electoral. En las andaluzas no ha sido as¨ª.
Mi afirmaci¨®n se basa en una hip¨®tesis que intentar¨¦ argumentar: no hay cambio pol¨ªtico radical sin un cambio cultural de la ciudadan¨ªa. El cambio radical solo puede provenir de la revoluci¨®n (deseada pero lejana) o de un cambio social basado en la educaci¨®n y en la toma de conciencia del ser ciudadano (m¨¢s probable, pero de largo andar).
Todo el mundo habla de nueva pol¨ªtica y a¨²n nadie la ha definido ya que sus protagonistas act¨²an m¨¢s o menos igual que los de la vieja pol¨ªtica. Adem¨¢s sus propuestas de futuro son tan rancias como las que llevan d¨¦cadas sobre el tablero electoral. Nada nuevo (radical) en los planteamientos de los partidos emergentes. Digo radical en el sentido de que vaya a la ra¨ªz de los problemas m¨¢s acuciantes que padece la sociedad: el paro, las desigualdades, el deterioro ambiental, la pobreza y la corrupci¨®n. Si ustedes revisan los programas de los diferentes partidos (nuevos y viejos) ver¨¢n que las recetas son las mismas de siempre y sin ning¨²n viso de proponer un cambio en el sistema capitalista que es el gran generador de los problemas enumerados.
La ciudadan¨ªa tampoco ha exigido este tipo de cambio. Anda un poco despistada y parece haber mordido el anzuelo que la nueva pol¨ªtica le ha tendido: vamos a hablar de la casta, de la corrupci¨®n, de la vieja pol¨ªtica, de la mala transici¨®n, y as¨ª nos evitamos poner sobre la mesa el necesario cambio de modelo econ¨®mico-energ¨¦tico-ambiental. Todos estamos indignados, todo el mundo cabreado con la pol¨ªtica y los pol¨ªticos y la ¨²nica soluci¨®n m¨¢gica es votar al ¡°chico de la coleta¡± de Podemos o al ¡°guapo¡± de Ciudadanos, que en Catalunya a¨²n se le recuerda desnudo en su primer cartel electoral. Y la ciudadan¨ªa parece no exigir m¨¢s. Hablamos de la forma para hacernos olvidar del fondo.
Analicemos las contradicciones sociales que nos han deparado las elecciones andaluzas. Si estamos convencidos de que la gente est¨¢ harta del bipartidismo y de la corrupci¨®n y de que quiere echar de la pol¨ªtica a los corruptos, el resultado electoral no avala esta posici¨®n: el bipartidismo (PSOE-PP) suma m¨¢s de un 62% de los votos. Adem¨¢s estos dos partidos son los que tienen m¨¢s casos de corrupci¨®n y en concreto en Andaluc¨ªa el PSOE tiene el caso de los ERE, que implica a un mont¨®n de cargos p¨²blicos. A pesar de esto, el PSOE ha ganado holgadamente las elecciones. Adem¨¢s la participaci¨®n ha mejorado poco y los votos nulos y en blanco han aumentado un 1%. En definitiva, ha pasado lo mismo de siempre.
Si creemos que la ciudadan¨ªa va a optar por las nuevas formaciones, tampoco los resultados son los esperados. Han irrumpido con fuerza, pero no para derrotar al bipartidismo y se han convertido en bisagra del ganador. Como antes. Se ha votado la marca y no las personas o los programas. Al l¨ªder de Ciudadanos no lo conoc¨ªan ni el 20% de los electores, lo que ha provocado que la campa?a la protagonizara el l¨ªder nacional, Albert Ribera, como Rajoy la ha hecho por el candidato popular. Igual que la vieja pol¨ªtica.
Se ha hablado poco del PER (Plan de Empleo Rural), de la reconversi¨®n energ¨¦tica, de la reforma agraria (nunca impulsada), de las experiencias agrarias de algunas zonas como Marinaleda. En cambio se ha utilizado y abusado de la palabra Andaluc¨ªa, en abstracto, para tocar la sensibilidad de los electores pero vac¨ªa de futuro. La se?ora D¨ªaz del PSOE, durante la campa?a, ha utilizado de manera continuada y casi m¨ªstica la palabra Andaluc¨ªa, y en algunos momentos parec¨ªa una seguidora de la independentista ANC. Todo vale, como en la vieja pol¨ªtica.
En definitiva, para cambiar la realidad hay que cambiar las conciencias y eso s¨®lo se puede hacer desde la educaci¨®n en la cultura c¨ªvica. Ser personas cr¨ªticas, informadas, reivindicativas de nuestros derechos y luchar por ellos solidariamente, no de manera individualizada. Creer en la pol¨ªtica, entendida como di¨¢logo constante entre las partes, creer en las personas que se dedican a la noble tarea de dar respuestas pol¨ªticas a los problemas de la sociedad. Ser duros con los corruptos, fuertes con los poderosos y sensibles con los vulnerables. Ser personas pol¨ªticas, vivir la ciudadan¨ªa y creer que nosotros tenemos el poder de decidir nuestro futuro. Alejarnos de banderas, patrias y dioses que nos arrastran al ego¨ªsmo y al enfrentamiento.
Sin cambio cultural no habr¨¢ cambio pol¨ªtico.
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia.
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