Xavier Moret: ¡°Visitar Shangri-La me ha rejuvenecido¡±
El escritor y viajero regresa con dos libros bajo el brazo, dedicados a Armenia y Grecia respectivamente
Apenas he tomado asiento junto al escritor y viajero Xavier Moret (Barcelona, 1952) en el concurrid¨ªsimo caf¨¦ de la librer¨ªa Alta?r y ya cae sobre la mesa el m¨¢gico y legendario nombre de Shangri-La. A ver si no es una curiosa forma de empezar un mi¨¦rcoles. ¡°Mmm, s¨ª, ?no te lo hab¨ªa dicho? He estado en Shangri- La. De hecho casi me dejo la piel all¨ª porque tuve un incidente con la estufa en mi habitaci¨®n y casi arde todo¡±. Interrumpo a Moret para apuntar muy cabalmente que Shangri-La ¡ªel valle feliz donde la gente no envejece¡ª no existe, se lo invent¨® el novelista James Hilton como localizaci¨®n de su gran novela de aventuras Lost Horizon (1933), en la que se bas¨® luego la famosa pel¨ªcula de Frank Capra Horizontes perdidos. De paso lanzo una furtiva mirada al vaso del escritor de viajes y recalcitrante hippy, a ver qu¨¦ est¨¢ tomando. ¡°Ah, s¨ª, claro¡±, contin¨²a Moret sin perder el aplomo.
¡°Pero en realidad hay un Shangri-La, en China, en la provincia de Yunnan: se trata de la antigua ciudad de Zhondiang a la que las autoridades chinas rebautizaron en 2001 como Shangri-La, para atraer el turismo. Parece que James Hilton se bas¨® para su novela en la localidad china, que hab¨ªa conocido por un reportaje de la revista de National Geographic del que era autor el etn¨®logo y botanista Joseph Rock. La ciudad conserva algunos edificios antiguos muy sugerentes como el monasterio de Ganden Sumtseling, conocido como el Peque?o Potala por su semejanza con el de Lhasa¡±. Vaya, pues qu¨¦ oportunidad perdida para morir quemado en Shangri-La, comento con m¨¢s acritud de la que pretend¨ªa. Xavier Moret sonr¨ªe: ¡°Hubiera sido bonito, s¨ª, pero prefiero estar vivo a morir en Shangri-La¡±. Cuando le digo que tiene muy buen aspecto, impropio de sus 63 a?os, aprovecha para soltar otra buena frase: ¡°Shangri-La me ha rejuvenecido¡±.
Sobre Armenia:
Moret tiene recientes dos nuevos libros de viajes, Gr¨¨cia viatge de tardor (Brau) y La memoria del Ararat, viaje en busca de las ra¨ªces de Armenia (Pen¨ªnsula). El primero es un oportun¨ªsimo recordatorio de la realidad profunda de Grecia m¨¢s all¨¢ de las arduas noticias econ¨®micas y una reivindicaci¨®n deliciosamente filohel¨¦nica. El autor recopila experiencias de muchos a?os de viajar al pa¨ªs en unas p¨¢ginas encantadoras en las que no dejaremos de encontrarnos el Corf¨² de los Durrell, los monasterios de Meteora, la memoria del or¨¢culo de Delfos y de las guerra m¨¦dicas o el rastro del viejo Zorba ¡ªMoret pasea por la playa en la que se rod¨® la escena en que Anthony Quinn baila el c¨¦lebre sirtaki¡ª. No puede faltar en la visita a Creta, el recuerdo de Paddy Leigh Fermor y sus aventuras.
En cuanto a Armenia, el primer pa¨ªs cristianizado (en 301), el escritor lleg¨® cargado de referencias acumuladas a lo largo de toda una vida, de la lectura de William Saroyan a las canciones de Charles Aznavour (dos famosos armenios de la di¨¢spora) sin olvidar Ararat, de Atom Egoyan. De nuevo este viaje tiene como origen el tren de escritores en el que Moret hizo tantos contactos que le impulsaron a moverse de un rinc¨®n a otro del mundo; fue aquel un verdadero transiberiano de la literatura de viajes. ¡°Es cierto ese tren me cambi¨® la vida, y ah¨ª conoc¨ª tambi¨¦n a David Muradyan, que me descubri¨® la Armenia de ayer y de hoy¡±. Contando con buenos contactos ¡ª¡±los amigos armenios est¨¢n muy bien, pero te hacen beber mucho¡±¡ª, el autor recorri¨® el pa¨ªs donde le cautiv¨® la hospitalidad de sus gentes y le conmocion¨® el vivo y omnipresente recuerdo del genocidio que hace un siglo cost¨® la vida a un mill¨®n y medio de personas.
El que los armenios llaman el Gran Crimen fue la deportaci¨®n y exterminio perpetrados por el Gobierno turco a partir de 1915. En el curso del viaje, Xavier Moret ¡ªno en balde veterano periodista¡ª logr¨® el premio gordo y tuvo el privilegio de conocer a un superviviente del genocidio armenio, Movses Haneshanyan, de 103 a?os, que, explica, a d¨ªa de hoy sigue vivo, ya con 105 primaveras.
¡°El viaje ya forma
¡°Fui a Armenia porque ten¨ªa muchas ganas de contrastar todo lo que dec¨ªan los armenios de fuera del pa¨ªs con la realidad. Y lo que encontr¨¦ fue una realidad muy diferente. Te venden una Armenia idealizada, de gran cultura y llegas a una ex rep¨²blica sovi¨¦tica muy pobre, sin recursos propios, en la que la mayor¨ªa de la gente quiere emigrar; la poblaci¨®n disminuye constantemente. Amenaza convertirse en un pa¨ªs virtual. No tienen nada y muchas infraestructuras las financian los armenios de la di¨¢spora. Incluso el Ararat, su monta?a sagrada, su gran se?a de identidad nacional, resulta que est¨¢ al otro lado de la frontera, en Turqu¨ªa¡¡±. Ah, el Ararat. ?Qu¨¦ noticias hay del Arca de No¨¦, pretendidamente embarrancada en la cima? Si el viajero ha estado en Shangri-La¡ ¡°Bueno, visit¨¦ la catedral de Echmiadzin, el Vaticano armenio, donde se conserva un supuesto trozo, aunque no pude verlo porque el acceso estaba temporalmente restringido por obras; la del Arca es una bonita leyenda, aunque ha habido numerosas expediciones en su busca. En Armenia dicen que Dios no quiere que la encuentren. En Echmiadzin tambi¨¦n guardan la punta de la lanza de Longinos, la que hiri¨® el costado de Jesucristo en la cruz seg¨²n la tradici¨®n¡±. ?Lo que m¨¢s le gust¨® de Armenia a Moret? ¡°Los monasterios del siglo V mezcla de paleocristiano y cauc¨¢sico incrustados en la monta?a¡±.
Xavier Moret no para de viajar. Desde la ¨²ltima vez que conversamos, en enero del a?o pasado, ha estado, adem¨¢s de en el Yunnan chino, en el sultanato de Om¨¢n (¡°por ah¨ª paseaba tu amigo Thesiger¡±, tiene la gentileza de recordar), desde donde husme¨® en las puertas del Rub al Khali, el Territorio Vac¨ªo, el pavoroso desierto de sir Wilfred. ¡°No me met¨ª, pero pude ver a gente como la que describi¨® Thesiger, los bedu, los lobos del desierto¡±.
Tambi¨¦n ha viajado a But¨¢n, Mongolia, Alaska, Namibia, las islas Feroe (con frailecillos) y ?la Ant¨¢rtida! ¡°Visit¨¦ la isla Elefante, donde se refugi¨® la expedici¨®n de Shackleton hasta ser rescatado, un lugar de gran fuerza dram¨¢tica¡±. De todos esos destinos, dice, algunos tienen libro y otros no. ?C¨®mo lleva estar tanto tiempo fuera de casa? ¡°El viaje ya forma parte de mi vida cotidiana, pero me gusta volver, 'ya es hora de volver a casa' me digo a veces. Pero ahora me marcho pronto, a Costa de Marfil esta vez¡±.
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