?Beethoven, Beethoven!

Resistente desde hace d¨¦cadas, siglos, a cambios de moda, el genial sordo cascarrabias sigue siendo la columna vertebral de la educaci¨®n del gusto de la tropa mel¨®mana y, resultado de ello, el autor m¨¢s programado en las temporadas cl¨¢sicas. Beethoven gusta, llena, vende.

La integral de los conciertos para piano de Beethoven ofrecida durante el fin de semana por la OBC actu¨® como un reclamo muy poderoso y atrajo numeroso p¨²blico al Auditorio. La propuesta ven¨ªa acrecentada por un reto may¨²sculo: Rudolf Buchbinder, veterano y acreditad¨ªsimo pianista especializado en batallas beethovenianas asumir¨ªa no s¨®lo la parte solista sino tambi¨¦n la direcci¨®n orquestal.

El viernes Buchbinder se las vio con los conciertos n¨²meros 2, 4 y 3, el s¨¢bado con los conciertos 1 y 5. El domingo remat¨® el agotador periplo ofreciendo una miscel¨¢nea de las sesiones anteriores interpretando los conciertos 1, 4 y 5. El resultado fue superior, enorme. M¨¢s all¨¢ de la proeza atl¨¦tica de, a los 68 a?os, tocar y dirigir, de memoria, naturalmente, la integral, el resultado art¨ªstico fue plenamente convincente. La interpretaci¨®n se basaba en la gloriosa tradici¨®n interpretativa de esas piezas acu?ada en los ¨²ltimos cien a?os por todos los grandes del teclado. Esos conciertos podr¨ªan haber sonado igual hace cuarenta a?os, no era una interpretaci¨®n ¡°a la moda¡±, pero teniendo en cuenta que fueron compuestos hace m¨¢s de doscientos, no debe ser considerado como un menoscabo de calidad sino como una opci¨®n perfectamente v¨¢lida.

Preciso y limpio en la articulaci¨®n, exacto en el ritmo, vigoroso, con un sentido seductor del ritardando, Buchbinder bord¨® todas las interpretaciones. La orquesta estuvo ejemplar, implicada, atent¨ªsima, a una direcci¨®n esencializada que no pod¨ªa ser completa como lo habr¨ªa sido la de un director dedicado exclusivamente a dirigir la orquesta. La coordinaci¨®n entre orquesta y solista fue de primer nivel y s¨®lo en algunos momentos se ech¨® en falta alguna moderaci¨®n din¨¢mica en la orquesta que Buchbinder, enfrascado en transitar sin despe?arse por aquellos bell¨ªsimos torrentes de notas, no pod¨ªa indicar.

?xito rotundo, reto superado y apoteosis en el p¨²blico. Beethoven siempre es apuesta segura.