Jugando sin papeles
El ensue?o nacionalista de una catalanizaci¨®n del Islam relativiza la posible aparici¨®n de un bander¨ªn de enganche de soldados para el Estado Isl¨¢mico
Con la detenci¨®n de Al¨ª el peluquero como presunto organizador de un intento de atentado yihadista en Barcelona ha ocurrido al igual que en otras tantas veces desde aquellos tiempos ¨¦picos en que la causa de los inmigrantes sin papeles pas¨® a ser una asunci¨®n simb¨®lica de la Barcelona m¨¢s progresista que nadie. Siempre preferimos mirar para otro lado. No es que exista una relaci¨®n causal entre la presencia de inmigrantes sin papeles y el yihadismo, ni entre los enrolamientos yihadistas y unas pol¨ªticas inmigratorias tan incoherentes como laxas, ni tan siquiera entre el serm¨®n de un im¨¢n salafista y la conversi¨®n al radicalismo islamista hasta el punto de enrolarse en las filas del Nuevo Califato. No, no son relaciones de causa y efecto, pero s¨ª ilustran un proceso de interacciones por el que factores inicialmente inconexos acaban haciendo saltar alg¨²n fusible. Y mientras tanto la opini¨®n p¨²blica no expresa abiertamente sus recelos porque el peso de lo pol¨ªticamente correcto ¡ªun arca¨ªsmo manifiesto¡ª sigue identificando recelo con xenofobia, temor a la concentraci¨®n yihadista en Catalu?a con islamofobia, sospecha y prevenci¨®n con linchamiento.
De una parte el buenismo de la izquierda ¡ªo m¨¢s bien del progresismo¡ª y por otra el ensue?o nacionalista de una catalanizaci¨®n del Islam relativizan las circunstancias en las que puede aparecer un bander¨ªn de enganche de soldados para el ej¨¦rcito del nuevo Estado Isl¨¢mico. Ocurre en otros pa¨ªses europeos, y por causas equiparables. No todos los salafistas son yihadistas, cierto, pero la gran mayor¨ªa de yihadistas son salafistas. Seg¨²n el Departamento de Interior, el nuevo converso Al¨ª ¡ªhabitual de la mezquita de Terrassa¡ª hab¨ªa constituido una c¨¦lula operativa con voluntad de atentar en Catalu?a. La gesti¨®n de la diversidad solo es posible en el cauce de la ley.
El multiculturalismo se perfila equ¨ªvocamente como un extra?o compa?ero de cama del fundamentalismo islamista de modo f¨¢cilmente constatable en aquellas zonas en las que el efecto de saturaci¨®n inmigratoria de origen musulm¨¢n lleva tiempo generando una reacci¨®n social. El multiculturalismo ha fracasado en el Reino Unido o en Holanda, por ejemplo, del mismo modo que al asimilacionismo franc¨¦s le est¨¢n reventando las costuras. De forma espec¨ªfica, en Catalu?a se ha producido una concentraci¨®n de detenciones de yihadistas, por no cuantificar las actuaciones policiales que han sido efectivas y se mantienen en la confidencialidad. Catalu?a encabeza la franja de Levante, al tiempo que en Andaluc¨ªa el Nuevo Califato llevaba tiempo echando ra¨ªces. Mientras tanto, sigue siendo tab¨² el impacto de la inmigraci¨®n en el sistema educativo o en la sanidad p¨²blica, tanto como en el censo penitenciario, tal vez porque el multiculturalismo todav¨ªa ampara ese doble lenguaje que como hemos podido ir constatando acaba por alterar los estados de opini¨®n p¨²blica y las tendencias electorales.
Tras el multiculturalismo de 'pr¨ºt ¨¤ porter' , el angelismo ha conocido el tacto ¨¢spero de un cierto Islam que se opone a las leyes y usos del pa¨ªs de acogida
Un pu?ado de ayuntamientos fueron los precursores del multiculturalismo que, indefectiblemente, acaba generando guetos desafectos al sistema jur¨ªdico y hostiles al m¨ªnimo consenso de la sociedad que acoge al inmigrante. ?Existen otros m¨¦todos de integraci¨®n factible mientras sectores de la inmigraci¨®n musulmana sean totalmente refractarios a integrarse? Comenzamos jugando sin papeles, luego se crey¨® que el multiculturalismo era la soluci¨®n y ahora no podemos entender que Al¨ª el peluquero estuviera ah¨ª, durmiente y dispuesto a cometer atentados. Tras el multiculturalismo de pr¨ºt ¨¤ porter, el angelismo ha conocido el tacto ¨¢spero de un cierto Islam que se opone a las leyes y usos del pa¨ªs de acogida. Es posible que pronto necesitemos de nuevo mano de obra pero seguimos en la imprevisi¨®n y en la falta de un sistema de control efectivo de los flujos de inmigraci¨®n y de si su cualificaci¨®n profesional encaja o no con lo que aqu¨ª se necesita.
Los guetos de inmigraci¨®n son fragmentadores y es esa fragmentaci¨®n la que hace posible que, en una sociedad tan desvinculada como relativista, personajes como el peluquero Al¨ª busquen la certeza delirante de un fanatismo que puede llevar incluso a tomar las armas para luchar en Siria o almacenar explosivos para atentar en Barcelona. La existencia de cuarenta mezquitas salafistas en Catalu?a da m¨¢s valor a la distinci¨®n que Sartori hizo entre el multiculturalismo relativista y fragmentador y el pluralismo que, a pesar de las crisis morales de nuestro tiempo, es unificador y cohesivo. En el caso del derecho de asilo, por ejemplo, existe un factor humanitario que es parte de lo que entendemos como una sociedad civilizada, pero al mismo tiempo tanto los guetos del multiculturalismo como la masa de la inmigraci¨®n ilegal de los sin papeles pueden acabar representando un menoscabo de la ley, en fin, de las normas m¨ªnimas de convivencia. Significa la erosi¨®n de una idea de ciudadan¨ªa que es una de las grandes conquistas de la humanidad. Desde luego, hay un Islam moderado y un Islam radical pero precisamente por eso, ?no tiene su l¨®gica que nos inquiete la versi¨®n salafista que no asume hechos tan fundamentales como la separaci¨®n de la Iglesia y el Estado, la libertad religiosa, el valor de la individualidad o los derechos de la mujer? En realidad, ?qui¨¦n segrega?
Valent¨ª Puig es escritor.
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