Pelea judicial para que un denunciado por abusos no pernocte con sus hijos
La madre, v¨ªctima de maltrato, pelea en los juzgados por evitar las estancias Las autoridades certificaron una agresi¨®n sexual a la ni?a en el entorno de la familia paterna
¡°Yo creo en la Justicia. En Irlanda nos ayud¨® siempre, pero aqu¨ª nos est¨¢ abandonando¡±. Rosa Botas, ferrolana de 44 a?os, emigrante retornada, ha puesto una petici¨®n en change.org y recaba firmas dirigidas al presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia para evitar que sus hijos de cinco y siete a?os empiecen, tal y como dict¨® un juez, a pasar fines de semana enteros, incluidas las noches, con su padre, un acomodado arquitecto irland¨¦s que fue valorado negativamente por el Imelga en 2014. El examen forense revel¨® en ¨¦l ¨ªndices altos en las escalas esquizoide, paranoide, compulsiva o delirante, y las autoras recomendaron que las visitas del padre no se incrementasen y fuesen siempre en el punto de encuentro, supervisadas por t¨¦cnicos. En su poder, Rosa tiene un aluvi¨®n de papeles que confirman su condici¨®n de v¨ªctima de malos tratos por parte de su expareja, y los abusos sexuales sufridos por su hija de siete a?os cuando todav¨ªa no hab¨ªa cumplido los tres. Seg¨²n la documentaci¨®n que muestra, las autoridades en Irlanda concluyeron que estos se produc¨ªan ¡°en el entorno de la familia paterna¡± y, por declaraciones de la cr¨ªa, que acudi¨® al hospital con desgarros en la vagina y el ano, llegaron a se?alar al abuelo, pero nunca se logr¨® confirmar la autor¨ªa.
El fin de semana pasado, los ni?os ten¨ªan que haber vivido el primer fin de semana completo con su padre, que acude a las citas en Ferrol desde Irlanda y pernocta en un hotel los d¨ªas que le tocan. Finalmente, los menores no acudieron, seg¨²n la ONG que apoya a la madre, la Fundaci¨®n Conciencia, gracias a un recurso judicial in extremis que ella present¨® y que a¨²n no ha sido resuelto. La madre alega que el juzgado ferrolano de Primera Instancia que dicta la paulatina ampliaci¨®n de visitas de su expareja deber¨ªa suspender este proceso (que culminar¨¢ con largos periodos vacacionales de los ni?os con el padre) mientras otro juez de la ciudad, esta vez de Instrucci¨®n, no decida sobre la denuncia que ella present¨® en diciembre contra el hombre por malos tratos y abusos a los peque?os.
Los presuntos hechos tambi¨¦n fueron denunciados en la polic¨ªa nacional. Supuestamente ocurrieron en la anterior fase de visitas, cuando el padre pod¨ªa llevarse del punto de encuentro a la ni?a de siete y el ni?o de cinco, s¨¢bados y domingos, de d¨ªa durante nueve horas. Por la noche, despu¨¦s de recogerlos y marchar a casa, Botas, una mujer sin recursos, declarada tambi¨¦n por la Xunta v¨ªctima de violencia de g¨¦nero, se fue corriendo al hospital.
En urgencias del Arquitecto Marcide pidi¨® un reconocimiento del ni?o, que lleg¨® a sus manos al final de la tarde con un traumatismo en la cara. El informe del Sergas recoge que el menor dice que fue su padre. Tambi¨¦n revisaron a la ni?a: presentaba un eritema sim¨¦trico en los labios vaginales, y los an¨¢lisis descartaron que se tratase de un hongo o infecci¨®n. La madre cuenta que luego el peque?o ¡°se resisti¨® de forma incomprensible, irracional, a que los m¨¦dicos le bajasen los pantalones para una exploraci¨®n¡±. ¡°Tienen un miedo enfermizo a su padre¡±, describe uno de los m¨²ltiples escritos presentados en los juzgados por los abogados que est¨¢n ayudando a la madre.
Seg¨²n Marisa Mar¨ª, presidenta de la ONG que la respalda, Botas ha encontrado apoyo tanto en el Defensor del Pueblo como en el Valedor. La pasada semana peregrin¨® de plat¨® en plat¨® contando su historia y sigue recabando firmas por Internet. Pero la justicia no parece moverse tan r¨¢pido. Mar¨ª apunta a que el juez que decide las visitas del padre solo hace caso a los informes del punto de encuentro, gestionado por una entidad privada. Botas afirma que esos informes no dicen toda la verdad. Por ejemplo, no cuentan que la cr¨ªa ¡°se hizo sus necesidades encima¡± en la sala de las visitas ante la perspectiva de ¡°ir al ba?o con el padre¡±. La ferrolana guarda en casa v¨ªdeos furtivos de sus hijos supuestamente grabados a las puertas de este lugar, cuando van a ser entregados al progenitor para pasar el d¨ªa. Los peque?os se resisten, se oyen lloros desgarrados y gritos de espanto.
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