La cocina de la corrupci¨®n
Es importante que la justicia pueda contar con la colaboraci¨®n de quienes conocen los mecanismos de la evasi¨®n fiscal
No cesan las noticias sobre casos de corrupci¨®n, recientes o antiguos, ya sea con protagonistas relevantes o hasta ahora desconocidos. Del caso Rato al de Innova de Reus, de caso Palau al de los ERE, la G¨¹rtel o los Pujol, y as¨ª hasta la indignaci¨®n o el hast¨ªo. Algunos creen que la justicia es lenta y, con los poderosos, blanda. Y no les falta raz¨®n. A veces parece que el juicio no llegar¨¢ nunca porque la fase de la instrucci¨®n se eterniza, como en la inacabable acumulaci¨®n de acusados del proceso abierto por la juez Alaya, o el incomprensible estancamiento del caso de Millet. A veces, adem¨¢s, la justicia es blanda, como en la reciente y repetida sentencia del Palau, que ha vuelto a condenar con muy poca pena a muy pocos de los acusados.
Pero, blanda o lenta, la justicia, por lo menos, ha actuado. Esos c¨¦lebres e inacabables procesos se iniciaron alguna vez. Desgraciadamente, eso no siempre ocurre. Por ello, el primer problema para luchar contra la corrupci¨®n, previo a todos los dem¨¢s problemas, es que la justicia llegue a ponerse en marcha, llegue a tener datos para empezar a actuar. Y estos datos est¨¢n dentro del aparato, oficina o instituci¨®n en que se engendra la corrupci¨®n.
Dec¨ªa Bertolt Brecht: ¡°C¨¦sar venci¨® a los galos, ?no llevaba ni siquiera un cocinero?¡±. Siempre, y para todo, es necesaria una infraestructura profesional eficiente y leal, una buena cocina. Los l¨ªderes, solos, ni siquiera podr¨ªan sobrevivir, y desde luego no podr¨ªan triunfar. Tambi¨¦n los que urden sus grandes delitos de corrupci¨®n necesitan alguien que les cocine sus operaciones. Necesitan expertos en cocinar finanzas irregulares, como chefs de ingenier¨ªa financiera, y necesitan igualmente leales ejecutores de las ¨®rdenes, como modestos pinches de la cocina de la corrupci¨®n. Ninguno de ellos comer¨¢ en la mesa de los se?ores, aunque a alguno le dejen, quiz¨¢s, reba?ar en las cazuelas. Pero todos ellos saben lo que se cuece en su cocina.
Si el primer problema para luchar contra la corrupci¨®n es que la justicia se ponga en marcha, la primera clave para la soluci¨®n del problema estar¨¢ en los que conocen los entresijos de los proyectos, estrategias y operaciones. Nadie mejor que ellos conoce los datos que la justicia necesita para ponerse en marcha. Los cocineros saben lo que se guisa mejor que nadie.
Herv¨¦ Falciani sab¨ªa de primera mano lo que se coc¨ªa en el HSBC, banco suizo en que trabajaba como ingeniero de sistemas
Herv¨¦ Falciani era uno de ellos. Sab¨ªa, de primera mano, lo que se coc¨ªa en el HSBC, banco suizo en que trabajaba como ingeniero de sistemas. Inform¨® a las autoridades suizas y, ante la falta de reacci¨®n de estas, hizo p¨²blicos los datos de 130.000 evasores fiscales de distintos pa¨ªses. Esto es lo que dijo la Audiencia Nacional cuando deneg¨® su extradici¨®n, que hab¨ªan solicitado los tribunales suizos por revelaci¨®n del secreto bancario.
Eran notorias las pr¨¢cticas irregulares y delictivas del HSBC: defraudaci¨®n tributaria, blanqueo e incluso financiaci¨®n del terrorismo, amparadas por la opacidad del secreto bancario suizo. Estas pr¨¢cticas, seg¨²n la Audiencia Nacional, no est¨¢n protegidas en Espa?a por la ley de protecci¨®n de datos. M¨¢s a¨²n, la ley permite la cesi¨®n a las autoridades de esa clase de datos de pr¨¢cticas irregulares o delictivas, sin conocimiento ni consentimiento del interesado, porque es obligatorio, para todos, denunciar los hechos delictivos que se presencien o conozcan.
En otros pa¨ªses no existe esta obligaci¨®n legal, pero se propicia, como actividad ¨¦tica y c¨ªvica, la acci¨®n de informar a las personas o instituciones legitimadas para iniciar las actuaciones, de las pr¨¢cticas inmorales o ilegales de los superiores o compa?eros de una organizaci¨®n u oficina. As¨ª describe Transparency International al whistleblower (el que sopla el silbato), concepto empleado para designar a quien acciona la alarma o avisa de un peligro inminente. Falciani es un cl¨¢sico whistleblower de dimensiones internacionales, que no merece la persecuci¨®n judicial, sino el aplauso mundial.
Hemos conocido que Pujol se ha querellado en Andorra contra un exempleado, al parecer a¨²n no identificado, de la Banca Privada de Andorra (BPA) y AndBank por haber filtrado los datos de sus irregularidades fiscales, abriendo la puerta a las sospechas sobre el origen de su fortuna. Otro whistleblower. Esperemos que los argumentos de la Audiencia Nacional, v¨¢lidos para Falciani, valgan para ese desconocido andorrano. Porque lo importante es que los datos afloren, que no puedan encontrar seguridad, amparo ni cobijo en el seno de sus instituciones ni oficinas. Que los trabajadores, empleados o subalternos no se vean obligados a pr¨¢cticas de complicidades ni encubrimientos, ni forzados a gestos de hero¨ªsmo exponiendo seriamente su empleo al denunciar ¡°a cara descubierta¡±.
Para perseguir seriamente a la corrupci¨®n es imprescindible que fluya la informaci¨®n desde el interior de la trama, verificando su certeza, pero asegurando que no habr¨¢ represalias contra los informadores, los whistleblowers, que, a su pesar, se ven enfangados en las sucias cocinas de la corrupci¨®n.
Jos¨¦ Maria Mena fue fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a
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