Innovatos
No es tarde para reorientar las pol¨ªticas de I+D+i pero ser¨¢ necesario un elevado grado de audacia
No vamos a descubrir nada si decimos que hemos convertido a la innovaci¨®n en uno de los instrumentos clave para acelerar la salida de la profunda crisis en la que est¨¢ inmersa Europa desde hace ya demasiados a?os. Tal es as¨ª que, la estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, conocida como Horizonte 2020, fija el desarrollo de una econom¨ªa basada en el conocimiento y la innovaci¨®n, como uno de sus pilares.
Elevar progresivamente el gasto de I+D+i hasta el valor del 3% del PIB, apostar por elevar la implantaci¨®n de TICs en nuestra sociedad, o mejorar la calidad de nuestras universidades son, entre otras, las acciones desplegadas para acometer este objetivo global e interrelacionado. Pero, pasados ya cinco a?os desde que la Comisi¨®n Europea hiciese p¨²blico a trav¨¦s de su presidente, Jos¨¦ Dur?o Barroso, este documento estrat¨¦gico, ?estamos avanzando adecuadamente en su consecuci¨®n? O mejor a¨²n, ?existe entre los objetivos y las acciones una relaci¨®n causal que permita abordarlos con ¨¦xito?
Por desgracia, creo que no. No en todos los casos, los organismos encargados de liderar las pol¨ªticas de innovaci¨®n han gestionado los elementos que gravitan alrededor de la innovaci¨®n con acierto. Han transmitido un caos conceptual que mezcla emprendizaje, investigaci¨®n, desarrollo e innovaci¨®n, guiando en la misma medida y direcci¨®n, unas pol¨ªticas que nacen ineficaces, pese a que los indicadores que eval¨²an su evoluci¨®n den valores a priori esperanzadores.
No es tarde para reorientar esas pol¨ªticas pero ser¨¢ necesario un elevado grado de audacia para percibir la evidencia y actuar en consecuencia. Debemos recordar que la innovaci¨®n es un proceso ligado ¨ªntimamente a la actividad empresarial, y focalizado en la creaci¨®n de riqueza.
¡°La innovaci¨®n es un proceso ligado a la creaci¨®n de riqueza¡±
No es esta una aseveraci¨®n novedosa. Ya en pasado siglo XX, el economista Joseph A. Schumpeter centr¨® el eje de su teor¨ªa econ¨®mica en el proceso innovador y su relevancia como motor de la evoluci¨®n social, acu?ando el concepto de la ¡°destrucci¨®n creativa¡± o el de ¡°esp¨ªritu emprendedor¡±, tantas y tantas veces usado como paradigma de la actitud innovadora.
Bajo su visi¨®n, ya contrastada, el empresario es un emprendedor que usa el conocimiento en forma de ideas innovadoras y crea riqueza que socializa despu¨¦s mediante la creaci¨®n de puestos de trabajo y la mejora de la sociedad en su conjunto. Es decir, s¨ª a la investigaci¨®n, s¨ª al desarrollo tecnologico, pero sin olvidar que si deseamos innovar, tendremos que facilitar la aparici¨®n de nuevos empresarios que utilicen el conocimiento generado para su puesta en valor. En pa¨ªses como Reino Unido o EE UU por poco m¨¢s de 50 euros y una media hora, podemos dar de alta una empresa capaz de empezar a facturar ese mismo d¨ªa. Ese es el gran vac¨ªo que debemos salvar si queremos competir en igualdad. Disponemos de magn¨ªficos profesionales e investigadores de prestigio que ofrecen un alt¨ªsimo rendimiento. Solo hace falta eliminar las barreras al arrojo de otros que, con el conocimiento creado, no dudar¨¢n en tomar su testigo e innovar mejorando el mundo que nos rodea.
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