Pasi¨®n por las im¨¢genes
El director de cine Albert Serra despliega en la Bienal de Venecia una gran instalaci¨®n f¨ªlmica, de doce horas, para el Pabell¨®n de Catalu?a
¡°Mike ha encontrado una mina de oro, algo que puede solucionarle la vida, lo que todos buscamos, ll¨¢malo bitcoins o la nueva bater¨ªa Tesla capaz de almacenar electricidad. Ahora que nuestros hijos ya no pueden esperar un trabajo asalariado seguro, s¨®lo nos queda el pelotazo, lo que en el mundo empresarial se llama start up, algo capaz de cambiar el rumbo de una vida. Y este hallazgo es lo que marca la relaci¨®n entre todos los personajes¡±. Lo explica Chus Mart¨ªnez, comisaria de La Singularidad, el proyecto de Albert Serra (Banyoles, 1975) para el Pabell¨®n de Catalu?a en la Bienal de Venecia, que se inaugur¨® ayer ¡ªen un almac¨¦n de embarcaciones de la isla de San Pietro, dentro de los Eventi Collaterali de la Bienal¡ª, y rodeado de la mayor expectativa nunca despertada por la participaci¨®n catalana, con lo cual result¨® aun m¨¢s llamativa la ausencia del consejero de Cultura, Ferran Mascarell.
Va de expectativas tambi¨¦n la pel¨ªcula de Serra. ¡°Ahora que el mundo occidental se ha convertido en una met¨¢fora y que ya no tenemos un pasado com¨²n, s¨®lo nos queda desarrollar un gran sentido de las expectativas¡±, asegura Mart¨ªnez, aludiendo a las tesis desarrolladas por Reinhart Koselleck que le permiten establecer una conexi¨®n entre el planteamiento del director art¨ªstico de la Bienal, Okui Enwezor y esta gran instalaci¨®n f¨ªlmica, que bucea en la fractura entre pasado y futuro, tiempo hist¨®rico e ilusiones.
Apasionado por las im¨¢genes, detallista hasta el punto de pasar tres noches sin dormir antes de la inauguraci¨®n para recalibrar el sonido de la pel¨ªcula y saturar los colores en busca de m¨¢s profundidad, Serra es sin duda un personaje peculiar y pese a realizar obras cuyo disfrute no es evidente, su ¨¦xito crece como la espuma.
Trabaja a menudo con amigos y nunca con profesionales. En esta ocasi¨®n busc¨® los interpretes a trav¨¦s de Facebook. ¡°La relaci¨®n entre el contenido y la forma es la apuesta. Es la primera vez que construyo un mundo de ficci¨®n alrededor de una idea: la singularidad que define la relaci¨®n contempor¨¢nea del hombre con las m¨¢quinas. Mi materia prima son los actores, es lo ¨²nico que moldeo, pero es una manipulaci¨®n a distancia, nunca doy instrucciones durante el rodaje y la atm¨®sfera se va creando en tiempo real a trav¨¦s de los di¨¢logos y la interacci¨®n¡±, indica el artista que ha realizado 12 horas de pel¨ªcula, tras rodar 82 escenas por un total de 90 horas, entre los ambientes m¨¢s arcaicos de la Irlanda minera y las instalaciones de tecnolog¨ªa punta de la empresa Sorigu¨¦ en Lleida.
Serra, que suele trabajar con amigos, busc¨® a sus actores en Facebook
El resultado es una historia de poder, sexo y corrupci¨®n, interpretada por prostitutas, mineros, un artista y un asesor financiero, todos gais sin ning¨²n inter¨¦s en perpetuar la especie. Su historia se despliega en cinco pantallas, que surgen en la oscuridad del pabell¨®n, colocadas de modo que el espectador pueda abarcarlas con una sola mirada, aunque para captar los di¨¢logos hay que deambular por el espacio. En la primera pantalla, una proyecci¨®n de 12 minutos sirve como pr¨®logo, resumen y conclusi¨®n de la pel¨ªcula, mientras que en las otras cuatro, en otros tantos fragmentos de tres horas de duraci¨®n, desarrollan las diferentes situaciones.
Lo que m¨¢s choca es el contraste entre las problem¨¢ticas estilo Silicon Valley y el ambiente minero. A pesar de la cantidad de im¨¢genes, todas las claves se encuentran en los 12 minutos de la primera pantalla con los drones sobrevolando mientras una voz en off reflexiona que ¡°cuando los drones decidir¨¢n por s¨ª mismos a qui¨¦n matar tambi¨¦n podr¨¢n decidir de qui¨¦n enamorarse¡±. La frase, que esconde uno de los m¨¢s candentes debates bio¨¦ticos actuales, resume la apuesta de Sierra: una mirada sobre la relaci¨®n entre el hombre y las m¨¢quinas, ahora que la inteligencia artificial las est¨¢ convirtiendo m¨¢s en acompa?antes que en meras herramientas del ser humano.
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