Buscar la verdad desde abajo
Para la izquierda abertzale resulta intolerable dejar que ETA pierda la batalla de la historia vasca
Tras salir de las brumas de la violencia, brota con fuerza el frentismo en el relato. Los hechos se explicar¨ªan, para unos, por el envilecimiento moral de los vascos, evoluci¨®n sofisticada del cassinellismoque declar¨® que "no ha habido [DESDE 1833]una generaci¨®n vasca que no haya contemplado al resto de los espa?oles a trav¨¦s de la mira de un fusil". Una tesis que compraron gustosamente los otros, los que todav¨ªa hoy sostienen que el terrorismo de ETA solo puede entenderse como un eslab¨®n m¨¢s en la cadena del conflicto hist¨®rico vasco. Dos brazos de una tenaza trabada por un mismo eje.
Ah¨ª mismo est¨¢ la izquierda abertzale. Aunque simule rechazo ante la sola posibilidad de concebir un relato. Est¨¢ claro que el relato que incomoda a este colectivo pol¨ªtico es aquel que no les ayuda a justificar su trayectoria del pasado. Si hay algo intolerable para la izquierda abertzale es dejar que ETA pierda la batalla de la historia vasca. Por eso, nadie entre nosotros est¨¢ dedicando m¨¢s tiempo y medios a ganar esa lucha por c¨®mo se cuenta ese periodo en el que la violencia ha hostigado al pa¨ªs. Euskal Memoria es un ejemplo de esto.
Por fortuna, hace tiempo que ha cuajado en la mayor¨ªa social un discurso que rompe por el mismo eje la tenaza que narra la 'guerra' de ETA en t¨¦rminos de confrontaci¨®n hist¨®rica entre vascos y espa?oles. "Es preciso no confundir el problema de la violencia de ETA con el conflicto pol¨ªtico de relaci¨®n entre Euskadi y el estado Espa?ol". Este enunciado del lehendakari Ibarretxe es representativo de esta actitud deslegitimatoria, que deja a esta violencia ileg¨ªtima ante la obligaci¨®n social de asumir cr¨ªticamente sus responsabilidades. La v¨ªa es la autocr¨ªtica en relaci¨®n con una violencia que carece de justificaci¨®n, de acuerdo con lo que demandan las v¨ªctimas y la sociedad vasca, siendo conscientes de que esa autocr¨ªtica rectifica el relato que los dirigentes de la izquierda abertzale quieren preservar intacto.
?Puede ocurrir que se afiance un 'modus vivendi' sin violencia, en el que se prescinda de mirar al pasado y de demandar autocr¨ªticas? Podr¨ªa ser posible si la pugna por la memoria social solo la protagonizan los responsables del sufrimiento. El proceso, sin embargo, no apunta hacia ese rumbo. Hay una pleamar social por la memoria que est¨¢ creciendo cada vez m¨¢s y no est¨¢ sujeta a los intereses de los perpetradores. La voz de las v¨ªctimas (Glencree) clama por un reconocimiento de responsabilidades sin subterfugios. El Gobierno Vasco est¨¢ catalogando el da?o causado. Es inevitable que el conocimiento p¨²blico del mismo suscite una valoraci¨®n moral y un repudio general. Pero, hay m¨¢s. Testimonios de miembros de ETA (Pikabea, Gisasola,¡) abren el camino a una autocr¨ªtica que apunta mucho m¨¢s all¨¢ del arrepentimiento individual. El grueso de los vascos muestra un posicionamiento ¨¦ticamente inflexible en relaci¨®n a la conducta de los que han recurrido a la violencia ileg¨ªtima, sea ¨¦sta de car¨¢cter paraestatal o revolucionario. De entre estos, los que no se muestren dispuestos a autocriticarse se arriesgan a quedar socialmente aislados.
Todav¨ªa as¨ª, si queremos evitar que la batalla de relato la ganen los que quieren blanquear su pasado sin autocriticarse, es necesario no renunciar a la lucha por construir el suelo ¨¦tico. Que no hay ni habr¨¢ un relato es evidente. Las experiencias de sufrimiento son diversas y los perpetradores diferentes. Es necesario articularlos en plural, atendiendo a las particulares condiciones en que se cometi¨® cada una de las agresiones. Buscando verdades que dejen en evidencia las injusticias cometidas.
Pero, la verdad no sobrevendr¨¢ de la incoaci¨®n de procedimientos y protocolos ceremoniosos. La verdad burocratizada solo sirve para engrosar roles y registros. La verdad que buscamos hay que construirla desde abajo, desde los ¨¢mbitos (trabajo, calle,¡) donde se desenvuelve la gente, que es donde m¨¢s exactamente se puede verificar si los sujetos que nos amenazaban en nuestra vida corriente se apuntan a la autocr¨ªtica y ya se han desmovilizado. Ese es el desaf¨ªo que la V¨ªa Vasca para la Paz de EH Bildu tiene que superar para ser tomada en serio, demostrar con hechos en cada barrio y cada pueblo que los "ejercicios cr¨ªticos encaminados a reconocer todo el da?o causado" son un compromiso real y no una estratagema.
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