Tumbas por papeles

La reclamaci¨®n de los documentos requisados en Catalu?a al final de la Guerra Civil por el ej¨¦rcito franquista que se depositaron en Salamanca, sigue abierta y generando pol¨¦mica en Catalu?a y Castilla y Le¨®n cada vez que se habla del tema, pese a que han pasado m¨¢s de 75 a?os. Otras reclamaciones han pasado desapercibidas e incluso han permanecido en secreto hasta ahora. Es el caso de la importante documentaci¨®n mon¨¢stica catalana que permanece, sobre todo, en el Archivo Hist¨®rico Nacional de Madrid desde el siglo XIX, tras la famosa desamortizaci¨®n de Mendizabal de 1834 que acab¨® con las propiedades de la iglesia de toda Espa?a. Unos documentos que la Generalitat intent¨® recuperar a mitad en los a?os ochenta del siglo pasado a trav¨¦s de Don Juan de Borb¨®n, Conde de Barcelona; una historia en la que tuvieron un papel muy destacado Max Cahner, consejero de Cultura de entonces y Maur Esteva, abad de Poblet entre 1970 y 1998.

Para facilitar que la operaci¨®n fuera un ¨¦xito el Departamento de Cultura y la Abad¨ªa de Santa Maria de Poblet firmaron el 29 de mayo de 1984 un convenio por el que se creaba el Arxiu Mon¨¤stic de Catalunya, con la intenci¨®n de reunir en Poblet la documentaci¨®n dispersa de este monasterio y otros como el de Vallbona de les Monges o Scala Dei. El acuerdo se public¨® en el Diari Oficial de la Generalitat (DOG) del 29 de junio de ese a?o. Don Juan de Borb¨®n no hab¨ªa conseguido reinar, ya que la l¨ªnea sucesoria al trono le salt¨® cuando Franco se fij¨® en el joven Juan Carlos para que fuera el futuro rey. Por eso, no ten¨ªa un lugar asignado para enterrarse, ya que el pante¨®n real del Monasterio de el Escorial estaba reservado solo a los que han ce?ido la corona.

En 1983 manifest¨® su voluntad de enterrarse en el monasterio de Poblet, pante¨®n real de la Corona de Arag¨®n hasta el siglo XV, haciendo valer su t¨ªtulo de Conde de Barcelona. Pero ten¨ªa que tener el permiso de la comunidad de monjes cistercienses. Y lo consigui¨®, por lo que se hizo construir dos tumbas, una para ¨¦l y otra para su esposa, Do?a Mar¨ªa de las Mercedes, en la capilla de Sant Benet, a los pies del altar del santo. En varias ocasiones se le vio visitando, en compa?¨ªa de Esteva, la que sin duda pensaba ser¨ªa su ¨²ltima morada en tierras catalanas. Pero el permiso de la comunidad ten¨ªa una contraprestaci¨®n: Don Juan ten¨ªa que interceder ante su hijo para que est¨¦ consiguiera que el Ministerio de Cultura trasladara la documentaci¨®n depositada en el Archivo Hist¨®rico Nacional de los monasterios catalanes a Tarragona. "Fue un pacto secreto entre el abad y el conde de Barcelona. Cuando la Generalitat se enter¨® cre¨® el archivo para facilitar la operaci¨®n", asegura Josep Maria Sans i Trav¨¦, exdirector del Arxiu Nacional de Catalunya que ha estado vinculado con los archivos de la Generalitat m¨¢s de 35 a?os."Hubo un momento en el que se pens¨® que el Ministerio de Cultura la devolver¨ªa, por eso se cre¨® el archivo mon¨¢stico, pero las cosas luego no salieron bien", aclara.

El DOG recog¨ªa la necesidad de ¡°crear un archivo que re¨²na y conserve en un solo lugar y en condiciones adecuadas el importante patrimonio documental mon¨¢stico catal¨¢n, inventar¨ªe y difunda el contenido poni¨¦ndolo a disposici¨®n de los investigadores y estudiosos¡±. El acuerdo, aseguraba que el archivo reunir¨ªa ¡°originales y reprograf¨ªas¡± y destinaba el Palau Nou del Abat para el nuevo archivo, por lo que la Generalitat se hac¨ªa cargo de su restauraci¨®n y pagar¨ªa los costes de funcionamiento mientras que los monjes gestionar¨ªan su apertura al p¨²blico. El convenio ten¨ªa una vigencia de 30 a?os, prorrogables. "El acuerdo no explicaba las intenciones ¨²ltimas, porque era supersecreto", remacha Sans.

Las obras de reforma del edificio comenzaron varios a?os despu¨¦s. En 1989 se anunci¨® que ese mismo a?o se llevar¨ªa a cabo la primera fase para consolidar el edificio ruinoso, mientras que Joan Guitart, el consejero de entonces, segu¨ªa sin aclarar cu¨¢l ser¨ªan los fondos que se podr¨ªan consultar tras su puesta en funcionamiento. Preguntado por el tema esta misma semana el exconsejero asegura no recordar nada del Arxiu Mon¨¤stic. A comienzos de 1993 el abad Esteva insist¨ªa en que a finales de ese a?o acabar¨ªan los trabajos de restauraci¨®n para acoger el Archivo Mon¨¢stico catal¨¢n. Pero cuando en abril de ese a?o falleci¨® Don Juan de Borb¨®n y su hijo el rey Juan Carlos I decidi¨® enterrarlo en El Escorial, "por razones familiares, porque all¨ª est¨¢n enterrados su padre, el rey Alfonso XIII, y su madre, la reina Victoria Eugenia; por los servicios que don Juan ha prestado a Espa?a; y por su posici¨®n din¨¢stica", una decisi¨®n que se anunci¨® mientras Don Juan agonizaba en Navarra, la idea de poder conseguir que la documentaci¨®n volviera recibi¨® un duro golpe. Pero las obras en el Palau Nou del Abat continuaron y en abril de 1994, tras su inauguraci¨®n, se traslad¨® al segundo piso el archivo Tarradellas que desde 1981 ocupaba las torres de las Armas y de Sant Esteva.

En este momento el abad Esteva segu¨ªa creyendo en la necesidad del archivo mon¨¢stico y anunci¨® que los pocos documentos que se conservaban en Poblet sobre el monasterio ocupar¨ªan la primera planta del edificio, recordando que la parte m¨¢s importante del fondo, unos 13.000 pergaminos, permanec¨ªan en Madrid.En septiembre de 1996, durante una visita del entonces pr¨ªncipe Felipe a Poblet, la cr¨®nica period¨ªstica recog¨ªa que en la capilla de Sant Benet el actual rey hab¨ªa contemplado las dos tumbas que se hab¨ªan preparado para acoger a sus abuelos. Unas tumbas que permanecieron vac¨ªas hasta hace muy poco. El pasado noviembre, el exabad Maur Esteva fallec¨ªa a los 81 a?os. Este monje, amigo personal de Josep Tarradellas, el ex presidente de la Generalitat que le ayud¨® a restaurar el monasterio y que acab¨® cediendo su archivo personal a Poblet; el monje que consigui¨® que este magn¨ªfico conjunto g¨®tico fuera declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991, fue enterrado con todos los honores en la tumba que 30 a?os pens¨® Don Juan que ser¨ªa suya.