Los instrumentos de cuerda resucitan en Chamber¨ª
Una escuela madrile?a de lutieres ense?a a construir guitarras espa?olas y sus predecesoras hasta el siglo XVI
El maestro matiza nada m¨¢s empezar la entrevista: ¡°No me llames lutier; yo soy guitarrero¡±. Primera lecci¨®n al poner un pie en Glissando, la ¨²nica escuela de Espa?a que da cursos continuos sobre construcci¨®n de instrumentos de cuerda pulsada que van desde el siglo XVI hasta lo que hoy conocemos como guitarra espa?ola. El local est¨¢ escondido en una calleja de Chamber¨ª, y en cuanto uno abre su puerta y pisa el suelo crujiente, entra en un oasis del artesanado madrile?o escondido en el cementoso barrio de la capital. Sobre varios bancos de trabajo dispuestos en hilera descansan armazones de futuras guitarras y una vihuela ya terminada, con su caracter¨ªstico roset¨®n tallado en la boca.
Quien habla es Arturo Sanzano, 67 a?os de edad y 52 construyendo guitarras con sus manos. La mayor¨ªa, en el taller Jos¨¦ Ram¨ªrez, que a¨²n hoy firma algunos de los m¨¢s excelsos instrumentos de seis cuerdas de nuestro pa¨ªs (han pasado por los dedos de Paco de Luc¨ªa y Narciso Yepes, entro otros muchos). ¡°Entr¨¦ all¨ª por casualidad a los 13 a?os¡± recuerda, ¡°mi padre ten¨ªa una empresa de importaci¨®n de madera y yo me encargaba de llevarles los pedidos. Me atrajo mucho la forma que ten¨ªan aquellos artesanos de tratarla con las manos, y al final entr¨¦ como aprendiz. As¨ª empez¨® mi relaci¨®n con la guitarra, hasta hoy¡±.
Ahora es uno de los maestros de Glissando, escuela de lutieres chamberilera fundada por Jos¨¦ Antonio Cerezo. La mont¨® hace tres a?os, pero era un sue?o que este casi sexagenario llevaba gestando desde la infancia. Su primer contacto con la guitarra espa?ola empez¨® ¡°como en la mayor¨ªa de las familias de este pa¨ªs; es un instrumento que antes estaba en todos los hogares de forma cotidiana, quien m¨¢s y quien menos ha tenido una en sus manos¡±. De experto en el tratamiento de la madera a ejecutivo de marketing en una empresa de tecnolog¨ªa, Cerezo ha reconducido los vaivenes de su vida justo hasta donde ¨¦l quer¨ªa: ¡°He levantado esta escuela porque ahora no existe algo as¨ª en Espa?a. Un lugar donde cualquiera, tenga o no conocimientos previos, viene el primer d¨ªa a aprender y, el ¨²ltimo, se va a casa con una guitarra construida con sus propias manos¡±.
Los cursos duran, en principio, ocho semanas y son de lunes a jueves, pero tienen varias opciones m¨¢s flexibles que se adaptan a los horarios de los alumnos. Las posibilidades van m¨¢s all¨¢ de la guitarra espa?ola, concretamente a sus or¨ªgenes: la¨²des, tiorbas, guitarras rom¨¢nticas y barrocas, vihuelas, diapasones con cuatro, cinco o seis cuerdas simples o dobles, cajas de diferentes tama?os y formas, planas o abovedadas¡ En toda esta variedad est¨¢ el germen de nuestro instrumento patrio. Lourdes Uncilla es otra maestra de la escuela, especializada en instrumentos de cuerda pulsada que van del siglo XVI al XIX, los precursores de la guitarra que hoy conocemos. ¡°No es tanto ense?ar el oficio por el objeto en s¨ª, como inculcar la evoluci¨®n que ha llevado a lo que hoy conocemos como guitarra espa?ola¡±, cuenta esta experta, que tiene a sus espaldas las carreras de piano y guitarra y finalmente se especializ¨® en instrumentos hist¨®ricos.
¡°La fiebre por la m¨²sica antigua empez¨® hace 50 a?os. Muchos m¨²sicos y estudiosos mostraron inter¨¦s por instrumentos que ya hab¨ªan quedado obsoletos, enterrados por la historia¡±. Ella particip¨® de esta corriente e investig¨® mucho, sobre todo en pa¨ªses de Centroeuropa. ¡°All¨ª encuentras museos con ejemplares antiguos en muy buen estado, hay planos de otras ¨¦pocas que tuve que traducir para saber c¨®mo se constru¨ªan. Eso es mucho m¨¢s dif¨ªcil en Espa?a; aqu¨ª no hay un museo como Dios manda de la guitarra espa?ola, por ejemplo, o de la vihuela, que son tan nuestros y forman parte de nuestra cultura¡±, reclama.
En esta peque?a escuela resucitan y conviven con la guitarra espa?ola todos estos instrumentos ancestrales a partir de maderas nuevas y, sobre todo, de las manos de sus alumnos. ¡°El momento m¨¢s emocionante del curso es el ¨²ltimo, cuando tienen que poner las cuerdas y dar el primer rasgueo¡±, cuenta el director de Glissando, y a?ade: ¡°Es ese primer sonido con el que el alumno toma conciencia de que ha construido un gran instrumento que funciona perfectamente¡±.
Guitarreros, lutieres o artesanos, da igual c¨®mo se llamen sus miembros, esta escuela es tambi¨¦n un lugar de encuentro con m¨²sicos, estudiosos y expertos, y de apasionados en general; siempre tiene sus puertas abiertas. Adem¨¢s de los cursos aqu¨ª se suceden conciertos, charlas, conferencias e intercambios de todo tipo alrededor del sonido a?ejo e ¨ªntimo de las cuerdas cl¨¢sicas.
Una escuela que tambi¨¦n es taller, pero no se limitan a arreglar guitarras. ¡°Lo hacemos, claro que s¨ª¡±, dice su fundador, ¡°pero cuando alguien viene con su instrumento yo siempre le doy antes otra opci¨®n, y le digo: ¡®Ven y rest¨¢urala t¨² aqu¨ª con tus propias manos, nosotros te contamos c¨®mo¡¯. Adem¨¢s de la satisfacci¨®n y el aprendizaje, les sale mucho m¨¢s barato¡±.
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