¡®El Vaquilla¡¯ de Estocolmo
Un atracador de bancos y ¡®narco¡¯ sueco afronta 20 a?os de c¨¢rcel por blanquear 5,5 millones en negocios en Catalu?a
No parece que Jonas Falk tenga intenci¨®n de repetir, en Barcelona, una de las huidas de pel¨ªcula que le hicieron tan popular como temido en su pa¨ªs. A los 42 a?os, convertido en el pr¨ªncipe sueco del tr¨¢fico de coca¨ªna, Falk toma asiento, con expresi¨®n g¨¦lida pero calmado, junto al mosso que lo mantiene esposado. Luce un torso escult¨®rico y una piel bronceada, y eso que lleva un a?o encerrado en la c¨¢rcel Modelo. El polic¨ªa, tambi¨¦n relajado, ignora probablemente lo que ocurri¨® en Estocolmo en 1995, cuando Roxette segu¨ªa triunfando en Espa?a e Ikea se dispon¨ªa a abrir puertas en Badalona: unos motoristas armados con escopetas enca?onaron a los funcionarios y evitaron que Falk fuera juzgado por tres asaltos con violencia a bancos. Su apellido era entonces Oredsson y su nombre de guerra, Billy The Kid.
Falk, que se instal¨® en Sitges en pleno apogeo del negocio de la coca¨ªna, afronta desde ayer un juicio por blanquear 5,5 millones del narcotr¨¢fico mediante inversiones en negocios de Catalu?a y Baleares: una vivienda de lujo, un restaurante y una discoteca que amenazaba ruina. La Fiscal¨ªa pide para ¨¦l 20 a?os de prisi¨®n y una multa de 40 millones de euros. Tambi¨¦n acusa a otras 12 personas ¡ªfamiliares, amigos, empresarios y abogados¡ª que se prestaron a colaborar con ¨¦l en el lavado de dinero.
Entre 2006 y 2010, gracias al tr¨¢fico de coca¨ªna de Colombia a Europa, Falk acumul¨® una ¡°colosal fortuna econ¨®mica¡±, seg¨²n la fiscal. Pese a que, por extracci¨®n familiar, nunca necesit¨® el dinero, Falk fue monaguillo antes que fraile. Su primer delito lo cometi¨® siendo menor de edad: un robo con fuerza. Comenz¨® entonces una secuencia casi infinita de asaltos con violencia a bancos, condenas y fugas espectaculares, como la que tambi¨¦n protagoniz¨® en 2001 a bordo de un Saab (emblema sueco de la automoci¨®n) y que dur¨® 11 d¨ªas. En una de sus huidas logr¨® viajar a Tailandia y a Miami, donde llev¨® una vida de lujo.
Falk no es ning¨²n h¨¦roe popular en su pa¨ªs. Pero para la sociedad sueca es tan conocido como los patrios El Lute o El Vaquilla. A diferencia de ellos, sin embargo, no es hijo del lumpen franquista, sino del mod¨¦lico Estado de Bienestar escandinavo. Sus padres, de hecho, son empresarios acaudalados que se lo llevaron de Estocolmo a un peque?o pueblo del sur de Suecia para alejarle de las malas compa?¨ªas. A la vista est¨¢ que no lo lograron.
Pero ojo: que Falk es un gran se?or de la droga lo dicen los investigadores; la justicia no lo ha podido ratificar. Su auge y su ca¨ªda se fraguaron en el mar, la llave con la que logr¨® introducirse en el competitivo mercado colombiano de la droga. Falk dispon¨ªa de ¡°un m¨¦todo novedoso para traer la droga a Europa¡±: veleros de lujo, explican fuentes de la investigaci¨®n. En 2010, un capit¨¢n sueco con el que colaboraba fue capturado en aguas internacionales del Caribe. En el Solero, los agentes hallaron una tonelada de coca¨ªna.
Vestido con polo azul marino, tejanos y zapatos marrones de ante, Falk ¡ªojos claros, p¨®mulos pronunciados, corte de pelo a lo militar¡ª mira serio al frente. Solo habla, y poco, con su t¨ªa (tambi¨¦n acusada) y se permite una ligera sonrisa ante la int¨¦rprete de sueco que asiste a la vista. Su aspecto es saludable tras un a?o en la Modelo, muy distinta de la prisi¨®n de alta seguridad de Suecia donde permaneci¨® de forma preventiva tres a?os y medio. ¡°Estuvo siempre incomunicado, en una celda de siete metros cuadrados y sin salir m¨¢s que una hora al d¨ªa¡±, seg¨²n fuentes de la defensa.
Falk fue condenado en Suecia a 18 a?os de c¨¢rcel en primera instancia. M¨¢s tarde, sin embargo, result¨® absuelto por ¡°falta de pruebas¡±. Tras solo 36 horas en libertad, fue detenido a la salida de un teatro de Estocolmo y extraditado a Espa?a. La absoluci¨®n es un problema para la causa de Barcelona, en la que se le atribuye blanqueo y fraude fiscal, pero no tr¨¢fico de drogas. El capit¨¢n del Solero, por cierto, no logr¨® ser exculpado y sigue entre rejas.
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