Esos viejos dinosaurios
La Transici¨®n dio todo el poder a los partidos y eso los ha pervertido. Ahora deben evolucionar pero no saben c¨®mo
Tras cuarenta a?os de dictadura, sin cauces de participaci¨®n pol¨ªtica y un Estado autoritario todav¨ªa fuerte, era inevitable que los constituyentes de 1979 entronizaran a los partidos pol¨ªticos como la clave de b¨®veda del nuevo sistema pol¨ªtico espa?ol. No hab¨ªa habido ruptura, sino reconciliaci¨®n, y para conjurar el riesgo de involuci¨®n que todos los dem¨®cratas tem¨ªan, se decidi¨® proteger y reforzar el papel de los partidos pol¨ªticos: se les garantiz¨® financiaci¨®n p¨²blica y se les entreg¨® la llave de todo el edificio institucional. En ese momento, la militancia reun¨ªa a la parte m¨¢s din¨¢mica de la sociedad. All¨ª estaban quienes hab¨ªan luchado por la democracia y las ¨¦lites intelectuales del pa¨ªs. Ten¨ªan una gran legitimidad. Cuarenta a?os despu¨¦s de morir el dictador, las encuestas del CIS sit¨²an a los partidos pol¨ªticos en el ¨²ltimo lugar en aprecio ciudadano y las siglas que han dominado la pol¨ªtica espa?ola son vistas como viejos dinosauros al borde de la extinci¨®n.
El sistema ha funcionado durante diez legislaturas, las que van de 1979 a 2011. Pero ahora est¨¢ claramente en crisis. Se ha escrito ya mucho sobre las razones de este deterioro. La ley electoral redujo la pluralidad inicial y deriv¨® hacia un bipartidismo apabullante que lleg¨® a acaparar el 83% de la representaci¨®n pol¨ªtica. En un sistema sin contrapesos externos ¡ªlos partidos controlan incluso el Tribunal de Cuentas que les ha de fiscalizar¡ª pronto se convirtieron en m¨¢quinas de gesti¨®n con poder para colonizar todo el aparato institucional. La falta de democracia interna hizo que apenas un pu?ado de personas promovidas a la c¨²spide por cooptaci¨®n interna controlara todo el poder. La estructura organizativa pas¨® a comportarse como una empresa (de colocaci¨®n de sus cuadros y de ocupaci¨®n del poder, entendido como mercado pol¨ªtico), cada vez m¨¢s cerradas y m¨¢s impermeables a la cr¨ªtica y la renovaci¨®n. La vida interna se empobreci¨®, los liderazgos se debilitaron y el ejercicio de la pol¨ªtica se corrompi¨® hasta niveles que los constituyentes no pod¨ªan imaginar. La crisis ha acelerado un proceso de desafecci¨®n que hab¨ªa comenzado mucho antes.
Ahora, todos los dinosaurios del viejo sistema se plantean estrategias de supervivencia. La desmembraci¨®n del espectro pol¨ªtico obligar¨¢ a los que no desaparezcan a sustituir la competencia destructiva por formas m¨¢s vers¨¢tiles de relaci¨®n con las dem¨¢s fuerzas. Susana D¨ªaz est¨¢ aprendiendo esa lecci¨®n. Saben que tambi¨¦n a nivel interno han de evolucionar, pero no saben muy bien c¨®mo ni en qu¨¦ direcci¨®n. En el escenario vemos distintas fases de evoluci¨®n. En el extremo inmovilista est¨¢ el PP, que ni siquiera ha hecho la m¨¢s m¨ªnima concesi¨®n a la democracia interna, como elecciones primarias. El dedazo sigue siendo su sistema de legitimaci¨®n interna. En una estructura vertical y cerrada como la del PP, los intentos de cambio solo pueden expresarse en forma de enconadas luchas internas, con las palabras fidelidad y traici¨®n como fetiche. En ello est¨¢n. Como en Juego de Tronos.
El PSOE ha sido m¨¢s atrevido, seguramente porque fue desalojado del poder de forma abrupta. A la fuerza ahorcan. Ha hecho la renovaci¨®n generacional y ha introducido el mecanismo de las primarias, con lo que se ha democratizado y el poder interno ha pasado de los cuadros a la militancia. Es consciente de que las fronteras del partido han de ser m¨¢s porosas, pero la vieja din¨¢mica se resiste y no deja de ser parad¨®jico que la decisi¨®n por la que Pedro S¨¢nchez ha consolidado su liderazgo haya consistido en saltarse a la torera el resultado de las primarias en Madrid. Pero tambi¨¦n la militancia ha perdido el significado original. Con los a?os, ha quedado limitada a una especie de tecnoestructura vinculada al poder, y tan alejada de la sociedad como el propio poder. Quien controla la mayor estructura territorial, est¨¢ en condiciones de controlar el partido, como ocurre con Susana D¨ªaz.
Ahora, el PSOE se plantea evolucionar de partido de militantes a partido de electores. Pero ?qu¨¦ es eso exactamente? Si la sociedad ya no se identifica con la verticalidad y oscurantismo de los viejos partidos, ?qu¨¦ formas organizativas surgir¨¢n como alternativa? La experiencia de Podemos, en tanto que fuerza emergente surgida de los nuevos movimientos ciudadanos, es interesante porque supone una prueba de concepto. C¨ªrculos abiertos a la participaci¨®n de cualquiera, debate interno p¨²blico y sin restricciones, b¨²squeda de la transversalidad y utilizaci¨®n de las tecnolog¨ªas como instrumento de participaci¨®n aportan elementos de renovaci¨®n interesantes. Pero todav¨ªa no se vislumbra una soluci¨®n para el paso siguiente: el de trasladar esa participaci¨®n abierta y horizontal al ejercicio del poder.
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