Montserrat Casals, periodista y estudiosa de Rodoreda y Sales
Mujer apasionada y de car¨¢cter escribi¨® un libro sobre Dal¨ª, al que conoci¨® bien
Montserrat Casals ( Sabadell, 1952), periodista y escritora, gran literata, estudiosa de Merc¨¨ Rodoreda y Joan Sales, autora de libros sobre ambos y sobre Salvador Dal¨ª, al que conoci¨® bien y al que realiz¨® en 1985 una entrevista que fue c¨¦lebre, falleci¨® la noche del s¨¢bado tras una larga y valiente lucha con el c¨¢ncer de diez a?os. Hermana menor de la presidenta de ?mnium Muriel Casals, Montse Casals fue durante a?os redactora de Cultura del diario EL PA?S -antes hab¨ªa trabajado en Tele-eXpr¨¦s- y posteriormente, en 1990, corresponsal de Catalunya R¨¤dio en Par¨ªs, desde donde se hizo muy popular. En Par¨ªs tambi¨¦n dirigi¨® la Maison de la Catalogne.
Casada con el cr¨ªtico cinematogr¨¢fico y cineasta Octavi Mart¨ª, actual director adjunto de la Filmolteca de Catalu?a, era madre de dos hijos. Con Mart¨ª, escribiendo a cuatro manos, gan¨® el Premio Sent Sov¨ª con Dissabtes, mercat, supuetas memorias de la criada de Mirall trencat, de la Rodoreda, que describe las costumbres culinarias de sus se?ores.?
Su biograf¨ªa de la Rodoreda, Merc¨¨ Rodoreda, contra la vida, la literatura (Edicions 62, 1991) est¨¢ considerada una de las obras de referencia sobre la autora de La pla?a del diamant. Entre sus ¨²ltimas publicaciones (2014) figura un ap¨¦ndice a la reedici¨®n de Cartes a M¨¤rius Torres de Joan Sales, del que estaba escribiendo una biograf¨ªa.
Hija de Llu¨ªs Casals, un conocido abogado de Sabadell, catalanista e intelectual que hab¨ªa combatido en la Guerra Civil y que conoci¨® a su mujer, Augusta, francesa, en el exilio, Montserrat Casals Couturier era una profunda conocedora de la cultura y la lengua del pa¨ªs vecino. Persona de car¨¢cter fuerte, valiente y decidida, entra?ablemente testaruda, impaciente, cult¨ªsima, refinada, genial, Montse era una persona maravillosa como amiga pero, mujer sin pelos en la lengua, dec¨ªa siempre lo que pensaba y arremet¨ªa decididamente contra lo que consideraba injusto o est¨²pido. Doy fe porque una vez, cuando ella era periodista de la secci¨®n de Cultura de este diario clam¨® que mi fichaje le parec¨ªa un disparate habiendo mejores opciones. Seguramente ten¨ªa raz¨®n, pero luego muy generosamente cambi¨® de opini¨®n, fuimos amigos y a gente como ella debo bastante lo que soy.
Fue sonado su enfrentamiento en 2000 con los responsables de Catalunya R¨¤dio por criticar la ¡°degradaci¨®n¡± de la emisora como servicio p¨²blico, lo que le cost¨® su cese. Pero es que Montse era incapaz de refrenarse cuando ten¨ªa algo claro, aunque le supusiera un perjuicio. Ese era su car¨¢cter. Es cierto que luego era persona de no guardar rencores y que sab¨ªa admitir cuando se hab¨ªa equivocado.
Recuerdo el guirigay que se mont¨® en el EL PA?S, donde trabajamos juntos durante varios a?os en la misma secci¨®n de Cultura (yo la observaba con admiraci¨®n, asombro y a veces con las manos en la cabeza), con motivo de las informaciones sobre el declive, la larga agon¨ªa y finalmente la muerte de Dal¨ª. Montse hubo de trabajar junto a toda una escuadra de especialistas en el artista que conflu¨ªan entonces en el diario como una tormenta perfecta.
Montse se lanz¨® con fruici¨®n en aquel maelstrom de fuentes, contactos, sabidur¨ªas y egos. Consigui¨® una exclusiva mundial, la pen¨²ltima entrevista con Dal¨ª, en febrero de 1985, cuando el pintor llevaba sin conceder ninguna desde 1983 ni aceptaba visitas para que no le vieran en su decrepitud. Ella lo entrevist¨® durante una hora y media en Torre Galatea, y aquella entrevista, en la que Montse introduc¨ªa el yo, cosa rar¨ªsima por entonces, y describ¨ªa de manera sensacional al personaje en toda su ruina, merecer¨ªa figurar en todas las antolog¨ªas de nuestro periodismo. En un momento de la entrevista, sondado y todo, Dal¨ª se le pone a cantar ¡°matarile, matarile¡±.
Gente que sabe m¨¢s elogiar¨¢ sus virtudes de especialista literaria. Yo solo puedo decir (y lamentar) que con Montse Casals, cuyo entierro ser¨¢ el martes en el tanatorio de Sant Gervasi de Barcelona a las diez y media,? desaparece, adem¨¢s de una gran mujer, un modelo de periodista de los que ya no se estilan: apasionada hasta la vehemencia, culta, sensible y valiente. Ya quisieramos ser como ella.
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