El hotel de los l¨ªos

Un moderno hotel de lujo con su tentadora mezcla de comodidad, oportunidad, intimidad y anonimato, es el espacio escogido por Damiano Michieletto para ambientar su versi¨®n de Cos¨¬ fan tutte, un dramma giocoso que bajo la superficie de un fr¨ªvolo intercambio de parejas esconde un an¨¢lisis l¨²cido de la fragilidad de los sentimientos, un relato de crecimiento interior de los personajes, de acceso al conocimiento, que se efect¨²a al precio, alt¨ªsimo, de la p¨¦rdida de la inocencia y quiz¨¢ de la ilusi¨®n.

Michieletto, que con esta obra debutaba en el Liceo, no desde?a la comicidad, incluido alg¨²n buen gag, pero su tesis global apunta hacia el drama, hacia la tragedia interior. Los personajes juegan con fuego y acaban quem¨¢ndose. El final feliz, la vuelta atr¨¢s, el retorno a las antiguas parejas, el "aqu¨ª no ha pasado nada", es imposible y toda la dramaturgia est¨¢ orientada en este sentido. Para conseguir su prop¨®sito el director, que respeta el n¨²cleo del argumento pero prescinde de cualquier verosimilitud o concordancia entre texto y escena, modifica substancialmente el personaje del "viejo fil¨®sofo" Don Alfonso y lo convierte en un alcoh¨®lico nihilista, amargado y c¨ªnico que se complace en la desgracia de los dem¨¢s. Una opci¨®n discutible pero posible.

La producci¨®n, bella, ¨¢gil, estrenada en La Fenice veneciana en 2013, cuenta con escenograf¨ªa de Paolo Fantin y vestuario de Carla Teti.

Musicalmente Cos¨¬ es orfebrer¨ªa pura especialmente cuando la obra empieza a dejar de ser un juego inocente y se pone en marcha el juego de las ambig¨¹edades y las palabras de muchos filos, entonces Mozart muestra a trav¨¦s de la m¨²sica la evoluci¨®n interior de cada personaje y lo enriquece con sutil¨ªsimos matices.

Con m¨¢s concertantes que cualquier otra opera de Mozart, Cos¨¬ es dif¨ªcil de cuadrar. Josep Pons, desde la direcci¨®n musical lo consigui¨® bastante bien trat¨¢ndose de una noche de estreno. Se hab¨ªa trabajado mucho y bien, pero probablemente el encaje perfecto se conseguir¨¢ en las pr¨®ximas representaciones. La orquesta, con delicadas maderas, important¨ªsimas en Cos¨¬, estuvo bien sin alcanzar la excelencia.

En lo vocal, el estreno se sald¨® con un balance global equilibrado, a buen nivel, sin ning¨²n estropicio grave. Juliane Banse, debutante en el teatro, estuvo muy bien, segura, aplomada, en el duro papel de Fiordiligi, en "Per piet¨¤" supo encontrar los acentos de intenso dolor y turbaci¨®n que permiten atisbar que en el juego siniestro en el que todos est¨¢n involucrados ella es el personaje que va a salir peor parado. Maite Beaumont fue una buena Dorabella, la voz quiz¨¢ podr¨ªa tener un poco m¨¢s de brillo. El tenor madrile?o Joel Prieto, le hizo los honores a Ferrando cantando con emisi¨®n clara, musicalidad, bella l¨ªnea y perfecto estilo mozartiano. Joan Mart¨ªn-Royo estuvo muy bien en el personaje de Guglielmo pero quiz¨¢ falt¨® un poco m¨¢s de rotundidad, de poder vocal. Sabina Pu¨¦rtolas estuvo esc¨¦nicamente deliciosa en el personaje de Despina, mucho m¨¢s trabajado esc¨¦nicamente de lo habitual en este montaje, vocalmente estuvo bien aunque en el concertante final parec¨ªa acusar fatiga. Pietro Spagnoli se implic¨® a fondo en la reconversi¨®n dram¨¢tica del personaje de Don Alfonso que se le propon¨ªa y supo a?adir acentos de maldad a su parte convirtiendo sus intervenciones en verdaderos dardos envenenados.