Mar¨ªa, los viajeros, la belleza
El escritor y aventurero Patrick Leigh Fermor regresa en dos nuevos libros
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
Hay aventuras que no acaban nunca. Es el caso de la de Patrick Leigh Fermor en la Creta ocupada por los nazis. Los alemanes pusieron pies en polvorosa hace ya mucho y el propio Paddy ¡ªcomo le llam¨¢bamos sus amigos¡ª falleci¨® en 2011 tras una larga e intensa vida consagrada a la literatura y a pasarlo lo mejor posible. Pero aquellos peligrosos d¨ªas contin¨²an muy vivos, y no solo en la imaginaci¨®n de los que lo admir¨¢bamos y apreci¨¢bamos. Acabo de leer Abducting a general (John Murray, 2014), el relato de Paddy de la famosa operaci¨®n de secuestro del general Kreipe que ¨¦l lider¨®. La historia ha sido contada muchas veces, principalmente por su compa?ero en la acci¨®n, el capit¨¢n Bill Stanley Moss, en un libro de 1950 que precisamente ha publicado este a?o por primera vez en castellano Acantilado (Mal encuentro a la luz de la luna)y que dio pie a una pel¨ªcula en la que a Paddy lo encarnaba Dirk Bogarde. Sin embargo es la primera vez que se edita la versi¨®n completa de aquella audaz acci¨®n contada por su principal protagonista.
El libro es una gozada: incluye junto al texto de Paddy sus informes de guerra y una gu¨ªa para hacer el mismo itinerario que recorrieron los comandos con su prisionero (trayecto mucho m¨¢s c¨®modo si no te persigue la infanter¨ªa alemana cabreada). Y sobre todo es un placer leer la historia narrada con el estilo inconfundible del autor de El tiempo de los regalos. El relato comunica todo el entusiasmo que sinti¨® al gritar "Hande hoch!¡± apuntando con su pistola al pecho del general ¡ª¡±sin cicatrices de Mansur en la cara¡±¡ª y el placer que le produjo que el militar alem¨¢n calificara su secuestro de Husarenst¨¹ck, acci¨®n de h¨²sares. En el coche oficial dejaron, adem¨¢s de una nota, toda una serie de objetos para que quedara claro que hab¨ªan sido brit¨¢nicos los ejecutores y no se tomaran represalias contra los cretenses: colillas de cigarrillos ingleses, una boina de comando, una novela de Agatha Christie. Adem¨¢s de la famosa an¨¦cdota del general recitando un verso de Horacio que Paddy continu¨® asimismo en lat¨ªn, el libro revela que hubo otro inesperado latinajo en la boca de Kreipe: post coitum triste, y tambi¨¦n varias conversaciones sobre las atrocidades en el frente del Este, de donde hab¨ªa llegado a Creta para descansar. La (mala) suerte de su ch¨®fer, Alfred Fenske, se recoge en todo su dramatismo en boca de uno de los partisanos griegos, que le explica a Paddy c¨®mo le cort¨® el cuello con su daga: "Por sorpresa. En un segundo. No se dio cuenta", y a?ade ante el malestar del brit¨¢nico: "Una pena, parec¨ªa un buen tipo, incluso siendo alem¨¢n".
'Abducting a general' incluye una gu¨ªa para hacer el mismo itinerario en Creta del secuestro de Kreipe
Paddy es noticia tambi¨¦n, por supuesto, porque es uno de los nueve viajeros por Grecia e Italia de Peregrinos de la belleza, reci¨¦n aparecido en Acantilado, un libro precioso en el que Mar¨ªa Belmonte recoge las vidas -¡ªfundamentalmente en lo que ata?e a sus estancias mediterr¨¢neas¡ª de un pu?ado de personajes sensacionales, de los que nos gustan, vamos, y que ella tiene por sus mentores en la "mediterranof¨ªlia". Algunos tan famosos como Lawrence Durrell, D. H. Lawrence, Henry Miller y Johann Winckelmann, el mes¨ªas del neoclasicismo jaleador del Apolo de Belvedere (y de los chaperos callejeros); otros viejos conocidos como Norman Lewis y Paddy (el inter¨¦s por el cual me une a Mar¨ªa como otros h¨¦roes a otros amigos: Wingate a Joan Culla, el conde Alm¨¢sy a Anik, Gordon Pach¨¢ a Quico¡), y tres algo menos c¨¦lebres: Wilhelm von Gloeden (el fot¨®grafo alem¨¢n de Taormina que se convirti¨® en icono gay y del que Mar¨ªa negocia hacer una exposici¨®n en el CCCB), Axel Munthe y Kevin Andrews. La riqueza que atesora el libro, lleno de pasajes maravillosos, an¨¦cdotas deslumbrantes y una sensibilidad exquisita ("la belleza es lo ¨²nico que salva al ser humano de la absoluta soledad"), sorprender¨¢ a los que no conozcan a Mar¨ªa. No es mi caso: tengo la suerte de ser su amigo desde hace ya tres lustros y haber ido viendo el despliegue de su talento. Me alegra poder decir que la descubr¨ª antes de que lo hiciera el a?orado Jaume Vallcorba (aunque, ay, ?no antes que F¨¦lix de Az¨²a!). Mar¨ªa es una activista de la belleza y la emoci¨®n, una viajera ¡ªy aventurera¡ª ella misma: en realidad el d¨¦cimo personaje, la ¨²nica mujer, de su libro.
En Peregrinos de la belleza Mar¨ªa aparece visitando los lugares por los que transitaron anta?o sus personajes y tratando de dar con el "esp¨ªritu del lugar" (o lo que quede de ¨¦l), acu?ado por su venerado "isloman¨ªaco" Larry Durrell: la vemos en Capri, en Taormina ¡ª¡±he llorado mucho en Taormina¡±¡ª, en Corf¨² o subiendo al monte Olimpo.
'Peregrinos de la belleza', de Mar¨ªa Belmonte, explica las vivencias mediterr¨¢neas de nueve viajeros?
"Son nueve pero podr¨ªan ser muchos m¨¢s", me explic¨® Mar¨ªa tomando un caf¨¦ el otro d¨ªa en La Central. "Los lugares¡ amo los dos, Grecia e Italia, pero si hay que elegir me decanto por Grecia, con la soledad de sus monta?as y al mismo tiempo la presencia del mar. El libro es en realidad sobre el amor a los lugares: te enamoras de ellos como de las personas".
En el cap¨ªtulo dedicado a Leigh Fermor, Mar¨ªa, traductora y apasionada helen¨®fila, desgrana una impagable definici¨®n del evanescente concepto griego de levendi¨¢, que tan bien casa con Paddy. "Juventud, salud, valor, humor, rapidez de verbo y de acci¨®n, destreza con las armas, don de agradar a las mujeres, gusto por el canto y la bebida,, generosidad, capacidad de improvisar mantinades y de volar como un p¨¢jaro en las danzas m¨¢s r¨¢pidas y feroces. Todo eso y mucho m¨¢s es levendi¨¢". ?Qui¨¦n se hiciera merecedor de tama?a palabra!
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