El vuelco: notas al margen
Barcelona no es Detroit. Y sin embargo, un 32,6% de los votantes se decantaron por opciones ¡®indignadas¡¯. ?A qu¨¦ se debe?
Definitivamente, Marx estaba equivocado. Por lo menos, en la tesis seg¨²n la cual la posici¨®n social y las disponibilidades econ¨®micas de cada individuo determinan, mec¨¢nicamente, su adscripci¨®n ideol¨®gica y sus actitudes pol¨ªticas. Si el barbudo Karl hubiese tenido raz¨®n, la victoria de Ada Colau en Barcelona el pasado domingo resultar¨ªa inexplicable. Demagogias al margen, la capital catalana no es un Detroit europeo, una ciudad devastada por la crisis, llena de edificios ruinosos y de familias sumidas en la miseria m¨¢s negra. Desde luego, hay muchos barceloneses que lo han pasado y lo siguen pasando mal, pero tambi¨¦n funcionan muy aceptablemente las redes p¨²blicas y privadas de solidaridad y asistencia social. En todo caso, los datos no dibujan una urbe con un tercio de habitantes excluidos o marginados del sistema y, por ello, impelidos a ejercer un voto de izquierda radical, resueltamente anticapitalista.
Sin embargo, un 32,6% de los votantes del 24-M apostaron (si sumamos los sufragios de Barcelona en Com¨² con los de la CUP) por opciones ¡°indignadas¡± y antisistema, y uno de cada cuatro lo hizo por la lista de Ada Colau, otorg¨¢ndole la alcald¨ªa. Esto ¨²ltimo, no s¨®lo en los distritos populares m¨¢s castigados por el paro y las ejecuciones hipotecarias, sino tambi¨¦n en las zonas de clase media (21,3% en el Eixample, 23,8% en Gr¨¤cia) e incluso de clase alta: 14,8% en les Corts y 10,5% en Sarri¨¤-Sant Gervasi, donde no parece que muchos de esos 7.417 electores hayan tenido que afrontar jam¨¢s una amenaza de desahucio. Cuando, en la noche electoral, la se?ora Colau identific¨® su triunfo con ¡°los que no han tenido nunca nada¡±, no deb¨ªa de estar pensando en sus votantes de Sarri¨¤, ni tampoco en las trescientas personalidades que suscribieron el manifiesto de apoyo a su candidatura; porque entre ellas se acumula un considerable poder cultural, acad¨¦mico y hasta pol¨ªtico.
Si una lectura ¡°de clase¡± no alcanza a explicar el vuelco barcelon¨¦s, ?qu¨¦ lo explica? Una suma de factores: el malestar social generado por la crisis, claro; y un anhelo de ruptura generacional m¨¢s o menos conectado al 15-M; y el patrimonio de Iniciativa, aunque Colau lo haya desde?ado; y el af¨¢n purificador contra la corrupci¨®n y la casta; pero tambi¨¦n el revival de un cierto izquierdismo patricio que se resiste a jubilarse.
CiU sufre un importante retroceso a causa de la usura del poder, de las tensiones con Duran, del 'caso Pujol', de los esc¨¢ndalos locales y, sobre todo, de la remontada de Esquerra
Hablo de personas ¡ªser¨ªa f¨¢cil poner apellidos¡ª de clase media, media-alta o alta, con elevada influencia social, que fueron del PSUC en los a?os ¨¦picos; que, m¨¢s tarde, frecuentaron el PSC o sus aleda?os maragallistas (Ciutadans pel Canvi), saliendo de la experiencia m¨¢s o menos decepcionados; que se replegaron a la defensiva ante la marea independentista; y que, ahora, han encontrado en Barcelona en Com¨² el arma para matar varios p¨¢jaros de un tiro: distanciarse del proceso menestral y ruralista, cortar amarras con un PSC en ca¨ªda libre, apostar otra vez por el caballo ganador y, sobre todo, demostrarse a s¨ª mismos que su inveterado progresismo sigue inc¨®lume, tan fresco como cuarenta a?os atr¨¢s. Que tal progresismo de ¨¦lite se vea reflejado en la gesti¨®n municipal del equipo de Colau, eso lo verificaremos dentro de alg¨²n semestre.
Por lo dem¨¢s, ?qui¨¦n ha ganado en Catalu?a, los indepes o los antiindepes? Los primeros suman el 45,1% de los votos, los segundos (PP, C's y PSC) el 32%, y los ambiguos o indefinidos el 22,9%, as¨ª que ustedes ver¨¢n. Es obvio que, dentro del campo independentista, la correlaci¨®n de fuerzas ha cambiado. CiU sufre un importante retroceso ¡ªno s¨®lo en Barcelona¡ª a causa de la usura del poder, de las tensiones con Duran, del caso Pujol, de los esc¨¢ndalos locales (desde Lloret a Reus) y, sobre todo, de la remontada de Esquerra. Es preciso recordar que, en 2011, la resaca de los tripartitos infligi¨® a ERC unos resultados p¨¦simos, en beneficio del zurr¨®n electoral convergente. Ahora, los republicanos han retomado la din¨¢mica ascendente de las municipales de 2003, con el m¨¦rito a?adido del crecimiento de la CUP, que es competencia y a la vez acicate.
No resulta m¨¢s estable el campo unionista, donde S¨¢nchez-Camacho sit¨²a al PPC al nivel de la AP de los tiempos de Hern¨¢ndez Mancha, mientras Ciutadans est¨¢ imparable y el PSC parece en trance de desanudar la unidad forjada en 1978. Pero semanas habr¨¢ para hablar de todo esto.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador
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