Testigo directo del final de una guerra
Fernando Rodr¨ªguez, ayudante del general Miaja, vivi¨® la rendici¨®n de Madrid
Fernando Rodr¨ªguez Miaja es un hombre sonriente. Habla con la desenvoltura de un muchacho, lo que contradice su aspecto de var¨®n mayor, nacido el lejano 11 de agosto de 1917. Desde hace 76 a?os vive en M¨¦xico, hasta donde le llev¨® el desenlace de la Guerra Civil espa?ola. Sobrino del general Jos¨¦ Miaja Menant ¡ªdefensor del Madrid cercado por los franquistas¡ª fue el ayudante m¨¢s pr¨®ximo del general ovetense republicano en los d¨ªas de 1939 en que la ciudad agonizaba. Fernando fue testigo ¨²nico de aquellas fechas hist¨®ricas vividas por ¨¦l junto a su t¨ªo en los s¨®tanos del Ministerio de Hacienda, en la calle de Alcal¨¢, a un latido de la Puerta del Sol.
All¨ª acudi¨® en la v¨ªspera de la presentaci¨®n, este jueves, de su documentado libro El final de la Guerra Civil en la librer¨ªa de Marcial Pons. El viernes visitar¨¢ tambi¨¦n el parque de El Capricho, en la Alameda de Osuna, donde se ubicaba la llamada Posici¨®n Jaca, baluarte postrero de las tropas republicanas, en cuyo s¨®tano fortificado oper¨® como ayudante del general, dedicado a asuntos de secretar¨ªa e informaci¨®n.
Fernando naci¨® en Oviedo, donde pasar¨ªa su infancia e iniciar¨ªa estudios que, con el tiempo, le guiar¨ªan hacia la ingenier¨ªa. Ya en Madrid, trabaj¨® como delineante, pero el estallido de la guerra le hizo enrolarse como voluntario republicano y ser reclamado por su t¨ªo como persona de confianza. A su lado asisti¨® a las dolorosas fechas en las que el Madrid del primer trimestre de 1939 se desangraba entre la traici¨®n de algunos, el rencor de otros y la desmoralizaci¨®n. ¡°Yo era joven, soltero y sin compromiso¡±, cuenta. ¡°Y no pod¨ªa suponer lo que vendr¨ªa luego. No eran d¨ªas heroicos, todos en el centro de mando pens¨¢bamos en c¨®mo salir de aquel trance¡±, explica. ¡°El Ej¨¦rcito era ya de reemplazo, no voluntario; el hambre da?aba a la poblaci¨®n y la moral combativa era muy baja¡±, comenta.
Tras la rendici¨®n protagonizada por el coronel Segismundo Casado, entrega incondicional de la cual el propio Miaja se enterar¨ªa a toro pasado por un teletipo, el defensor de Madrid y su sobrino viajaron a Valencia, luego a Alicante y de all¨ª, en un avi¨®n, hacia la argelina Or¨¢n. Aquel periplo proseguir¨ªa hacia el puerto franc¨¦s de La Rochelle, donde toda la familia de Miaja se embarc¨® rumbo a La Habana. Tres a?os antes, el 17 de julio de 1936, la familia Miaja, a excepci¨®n del general y su sobrino, hab¨ªa sido secuestrada y encarcelada por los golpistas, cautiverio que durar¨ªa cinco meses, hasta su exilio en El Cairo. Un hijo suyo, teniente de asalto detenido en Talavera, fue enviado a la prisi¨®n de Burgos. Ser¨ªa canjeado por Miguel Primo de Rivera, hermano del fundador de Falange. ¡°En Cuba fue donde recibimos la oferta del presidente de M¨¦xico, L¨¢zaro C¨¢rdenas, aquel hombre indestructible, para acogernos¡±. En sus palabras no hay rencor: pero el destello de sus ojos parece retener fogonazos de un pasado atroz pese al cual logr¨®, junto con otros, y gracias a la hospitalidad mexicana, sobrevivir con la dignidad intacta de un combatiente.
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