Exuberante Festival Jardins de Pedralbes
El p¨²blico enloqueci¨® con el concierto de Goran Bregovic
En su segunda noche el festival Jardins de Pedralbes puso el list¨®n muy alto. Goran Bregovic ofreci¨® un concierto sencillamente apabullante, bello, denso y repleto de una m¨²sica tan cambiante como infecciosa. El p¨²blico acab¨® enloquecido, no pod¨ªa ser de otra manera, y las gradas de mecanotubo demostraron estar hechas a prueba de bombas: si el s¨¢bado no se hundieron con los centenares de cuerpos agitados, cantando, saltando y bailando compulsivamente, es que nada puede tumbarlas.
Bregovic tiene tir¨®n en Barcelona y esta vez volvi¨® a demostrarse a pesar de que el servio no tra¨ªa novedades, su ¨²ltimo disco tiene ya tres a?os. Un p¨²blico fiel que estaba esperando la m¨ªnima ocasi¨®n para abandonar sus asientos y ponerse a bailar. Bregovic lo sabe y para no convertir sus conciertos en una org¨ªa r¨ªtmica dosifica sus temas m¨¢s r¨¢pidos y contagiosos con otros puramente vocales, armon¨ªas sencillas y suaves que aplacan al personal hasta el siguiente trallazo. A pesar de ello en la larga tanda de bises nadie par¨® quieto.
Algunos temas nuevos se confundieron entre una selecci¨®n de grandes ¨¦xitos que se extendi¨® hasta los inicios de la Banda de Bodas y Funerales (la anterior etapa rockera siempre la deja de lado). Un concierto largo y exuberante en todos sus aspectos. Musicalmente la propuesta de Bregovic lo es, caminando entre loa sonidos tradicionales, un cierto clasicismo y un contenido desmadre casi punk. Vestido impecablemente de blanco, como es su costumbre, con su guitarra en las manos, el servio control¨® una banda de dieciocho miembros y no tuvo suficiente con tal desparrame esc¨¦nico que utiliz¨® pistas pregrabadas para los bajos de tuba, las bases de percusi¨®n y algunos instrumentos.
Goran Bregovic
Jardines del palacio real.
13 de junio. Barcelona
Todo funcion¨® con suma precisi¨®n, a los momentos m¨¢s alocados siguieron momentos de placidez, a las exhibiciones de poder¨ªo instrumental las sutilizas m¨¢s delicadas y todo encajando a la perfecci¨®n. Al final, todo el mundo abandon¨® los jardines cantando, seg¨²n los gustos, o bien Gas Gas o bien Kalasnikov. ?xito total.
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