La segunda polarizaci¨®n
La emergencia del eje social puede provocar en el soberanismo el mismo tipo de divisiones que la independencia ha provocado en la izquierda
Como ocurre con las glaciaciones, el ecosistema pol¨ªtico que emerge tras un proceso de polarizaci¨®n intensa no suele parecerse al que hab¨ªa antes. Catalu?a ha vivido en los ¨²ltimos a?os una polarizaci¨®n radical en torno a la cuesti¨®n nacional que ha hecho estragos en casi todas las formaciones que articulaban el sistema pol¨ªtico catal¨¢n.
Esta polarizaci¨®n se ha llevado por delante a CiU, la federaci¨®n que ha gobernado Catalu?a durante casi 28 a?os. Ha partido en dos a Uni¨®, que se enfrenta incluso a una posible escisi¨®n. Ha barrido del mapa, como engullido por un hurac¨¢n, el principal activo del socialismo catal¨¢n, su transversalidad social y territorial. Ha arrinconado en posiciones de insignificancia al PP catal¨¢n y ha puesto en graves aprietos a ICV, que si hasta ahora ha logrado mantener su integridad, ha sido porque ha incorporado la dualidad como un elemento natural dada la situaci¨®n. Solo ERC, entre las fuerzas pol¨ªticas tradicionales, ha obtenido ventajas claras de esta situaci¨®n.
Pero todo esto puede volver a cambiar por la emergencia de una segunda polarizaci¨®n susceptible de provocar tensiones, en este caso en partidos y organizaciones hasta ahora altamente cohesionadas en torno al eje indentitario. Como las que ya sufre la Assemblea Nacional Catalana por la OPA electoral que le ha lanzado Artur Mas.
La din¨¢mica de la polarizaci¨®n soberanista deb¨ªa culminar en las elecciones del 27-S, concebidas como un plebiscito en favor de la independencia. Contrariamente a lo que pod¨ªa esperarse dada la reacci¨®n que tuvieron inicialmente, la estrategia plebiscitaria de Mas ha encontrado en Ciutadans y en plataformas como Societat Civil Catalana un valioso aliado en la medida en que tratan de articular pol¨ªticamente un bloque antisoberanista y el partido de Rivera se postula para aglutinar el 27-S el voto contrario a la independencia.
Sobre esta din¨¢mica incide ahora el nuevo eje social, que en las pasadas elecciones municipales ha demostrado ser una fuerza emergente. La polarizaci¨®n derecha/izquierda amenaza con provocar parecidas divisiones, pero ahora dentro del bloque soberanista. El resultado de las elecciones municipales, particularmente en la ciudad de Barcelona, y algunas encuestas recientes indican que esta polarizaci¨®n va a desempe?ar un papel central en las preferencias del electorado y condicionar¨¢ con toda seguridad los pactos poselectorales. Parece claro que la ambig¨¹edad en esta divisoria le est¨¢ pasando factura a ERC, y que el ascenso de la CUP tiene mucho que ver con su discurso social.
La existencia de un doble eje polarizador, el identitario y el social, multiplica el efecto disgregador sobre el espacio electoral. Los votantes tendr¨¢n diferentes opciones entre las que elegir a derecha e izquierda, con diferentes posiciones en el vector nacional. Pero esa previsible fragmentaci¨®n deber¨¢ volver a din¨¢micas aglutinadoras a la hora de formar gobierno. Y ah¨ª surgir¨¢n nuevas tensiones. Por ejemplo, en el caso de que hubiera la posibilidad de formar un gobierno soberanista liderado por Mas o un gobierno social liderado por el candidato o candidata de la confluencia de izquierdas, ?qu¨¦ elegir¨ªa ERC? Y los militantes de la CUP, ?apoyar¨ªan sin tensiones un gobierno de derecha liderado por Mas?
La inesperada preeminencia de la cuesti¨®n social inquieta al presidente Mas, hasta el punto de que dedic¨® buena parte del discurso en el que se ofreci¨® para liderar una lista del presidente o con el presidente, a rebatir una posible confluencia de izquierdas. Con ello no hac¨ªa sino reconocer su condici¨®n de alternativa plausible. Y para tratar de contrarrestarla, Mas hizo un ejercicio de travestismo pol¨ªtico proclamando sin rubor que tambi¨¦n ¨¦l ten¨ªa como objetivo la justicia social, pero que para conseguirla se necesita el instrumento que la haga posible: un Estado propio.
Demasiado tarde. Despu¨¦s de haber iniciado su mandato como abanderado de las pol¨ªticas de austeridad, de haber aplicado de forma acr¨ªtica los recortes, de haber debilitado el sistema sanitario p¨²blico con estrategias privatizadoras y de haber votado en el Congreso de los Diputados las leyes y reformas m¨¢s regresivas del PP en materia social, esta s¨²bita sensibilidad hacia los desfavorecidos resulta muy poco cre¨ªble. Como tampoco es cre¨ªble que, adem¨¢s de antisoberanista, Ciutadans pretenda presentarse como una fuerza progresista cuando en las votaciones celebradas en el Parlamento catal¨¢n siempre ha estado alineado con las posiciones de la derecha.
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