Una muestra en el MNAC reivindica los a?os ¡®negados¡¯ del arte catal¨¢n
El museo da inicio a una revisi¨®n del periodo entre 1950 y 1977 a trav¨¦s de 194 obras de 109 artistas y 400 documentos
¡°Una exposici¨®n no puede solucionar 40 a?os de retraso, pero puede prefigurar un programa de futuro, que se despliega en una ampliaci¨®n de la colecci¨®n permanente hasta la d¨¦cada de 1970 y en m¨²ltiples visiones monogr¨¢ficas¡±. Lo afirm¨® Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC), en la presentaci¨®n de Del segundo origen. Artes en Catalu?a, 1950 -1977, una muestra que aborda un periodo insuficientemente atendido de la historia del arte catal¨¢n, al quedar en una especie de limbo tras el corte cronol¨®gico entre el MNAC y el Macba, que ha prestado 81 de las 194 obras en muestra y varios de los 400 documentos que esclarecen el panorama global.
¡°Esta muestra es fruto de un proceso coral que convierte el museo no s¨®lo en un espacio de legitimaci¨®n, sino tambi¨¦n de producci¨®n de narraciones historiogr¨¢ficas. Hay que reescribir la historia desde otro marco discursivo. Los ¨²ltimos 15 a?os demuestran que los comisarios de exposiciones han desbordado la historiograf¨ªa tradicional¡±, asegur¨® Valent¨ªn Roma, comisario de la muestra junto con Juan Jos¨¦ Lahuerta y el propio Serra.
La voluntad de reformular los relatos m¨¢s can¨®nicos se pone de manifiesto ya desde el corte cronol¨®gico, que adelanta dos a?os las fechas ic¨®nicas de 1948, a?o de creaci¨®n del Dau al Set, hasta ahora un¨¢nimemente considerado el origen de la modernidad (de ah¨ª el gui?o del titulo Segundo origen) hasta 1975, momento ¨¢lgido del Grup de Treball. ¡°Hemos decidido ampliar el foco desde la polifon¨ªa de 1950 hasta 1977 cuando, tras la muerte de Franco, Catalu?a se convierte en epicentro de la cultura libertaria con la manifestaci¨®n de la CNT en frente del Palau Nacional y las jornadas libertarias del Park G¨¹ell que reunieron casi un mill¨®n de personas¡±, indic¨® Roma.
A pesar de la importancia cronol¨®gica del enfoque y aunque se divida en tres grandes ¨¢mbitos, uno por cada d¨¦cada, la muestra se despliega ¡°como un choque de intensidades con figuras capaces de hacer crujir toda una ¨¦poca¡±. Es el caso de Josefa Tolr¨¢, representada por una tela bordada, que junto con un m¨®vil de Mois¨¨s Vill¨¨lia da inicio a un recorrido lleno de sorpresas, di¨¢logos imprevistos y obras rescatadas de un injusto olvido. Entre estas destacan el tr¨ªptico en homenaje a Sartre de Armand Cardona, la pintura colectiva que el Grup Gallot realiz¨® en Plaza Catalu?a en 1960, la pel¨ªcula Pintura de Ton Sirera, las maquetas de Clav¨¦ para Roland Petit, unos curiosos collages tridimensionales del joven Barcel¨® y un maniqu¨ª manipulado con la introducci¨®n de la radiograf¨ªa de un cr¨¢neo en el est¨®mago de Am¨¨lia Riera. Hay 109 artistas y no faltan los grandes nombres, Mir¨®, Dal¨ª y T¨¤pies incluidos, pero se presentan en una nueva ¨®ptica, que no le otorga un especial protagonismo. ¡°Queremos que el p¨²blico experimente la dispersi¨®n y la complejidad de la ¨¦poca, porque poner en valor un trabajo significa tambi¨¦n ponerlo en discusi¨®n¡±, apunt¨® Serra.
Tras destacar el papel de los museos comarcales como el Balaguer de Villanova, que atesora importantes obras de los a?os 60, el director del MNAC reivindic¨® la necesidad de una ampliaci¨®n del museo, as¨ª como de ¡°m¨¢s dinero y m¨¢s colecci¨®n¡±. ¡°Ya no es tiempo de proyectos fara¨®nicos, pero habilitar un pabell¨®n ya concebido para exposiciones es barato y r¨¢pido y nos permitir¨ªa recuperar el espacio del Palau Nacional actualmente dedicado a las muestras temporales para ampliar la colecci¨®n¡±, indic¨® Serra, aludiendo al pabell¨®n a lado de la Fundaci¨®n Mies van der Rohe. Tambi¨¦n revel¨® el presupuesto de la muestra, 220.000 euros, un verdadero logro considerado el trabajo de investigaci¨®n y el exhaustivo cat¨¢logo que la acompa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.