Cinco d¨¦cadas de amor
Serrat, como un patriarca venerado, desat¨® la emoci¨®n en el primero de sus conciertos en el Grec barcelon¨¦s
En el camerino bien podr¨ªa estar tarareando ¡°Hoy puede ser un gran d¨ªa¡±, acentuando la estrofa ¡°que todo cuanto te rodea/lo han puesto para ti/no lo mires desde la ventana/y si¨¦ntate al fest¨ªn¡±. No la cantar¨ªa hasta cerca de dos horas despu¨¦s, como pen¨²ltima canci¨®n de una serie de 22 y con la concurrencia ya acampada en sus bolsillos, donde entrar¨ªa justo al comienzo, cuando solo por verle en escena se deshar¨ªa en un aplauso que no se sabe muy bien ten¨ªa m¨¢s de respeto y admiraci¨®n que de entregado cari?o. El gran d¨ªa de Serrat iba a comenzar, e imaginamos al artista poni¨¦ndose en camerino la americana negra en una noche t¨®rrida que llamaba a la manga corta. Pero Serrat es un artista de los de antes, de los que respetan un escenario incluso con la vestimenta. Era el primero de sus cinco conciertos seguidos en el Grec, a raz¨®n de uno por cada diez a?os de carrera que el cantante del barcelon¨¦s Poble Sec celebra con ellos. Cincuenta a?os. No, cualquier tiempo pasado no tiene por qu¨¦ ser mejor. No queda ni una localidad.
No se ve¨ªa un hueco en el teatro que tiene por techo el cielo y por fondo de escenario una pared rocosa que se eleva como los suspiros. Un aleteo constante de abanicos en la platea hac¨ªa pensar en la inquietud de cientos de mariposas, mientras el p¨²blico, escampado en varias generaciones, ten¨ªa su corte en los treinta y su techo en la misma edad de Serrat, ya en la d¨¦cada del siete. P¨²blico que conoce ese pasado que Serrat comenz¨® a evocar con Can?¨® de bressol, esculpi¨® en Mi ni?ez y rubric¨® con Temps era temps, particularmente aplaudida cuando Serrat enunci¨® ¡°Basora, C¨¦sar, Kubala, Moreno i Manch¨®n¡±, nombres m¨ªticos ahora actualizados en un nuevo pante¨®n blaugrana. Y es que la memoria, no evocada con resquemor y vinagre, sino como recuerdo vivo que da sentido al presente, es un gran activo de Serrat, uno de los resortes que han elevado su popularidad m¨¢s all¨¢ del mero ¨¦xito, siendo reconocido como uno de los nuestros por quienes tienen ya cargada la mochila de la vida.
Pero Serrat no es un bendito que todo lo acepta. Mientras presentaba los temas menudeaban piropos y palabras de apoyo que a ¨¦l contrariaban por cortarle el ritmo, interrumpi¨¦ndole. Segu¨ªan lloviendo piropos mientras su gesto iba mostrando deseos de abrir el paraguas. Lo hizo: ¡°un concierto te lo hacen grande dos mil personas, pero una sola te lo puede arruinar¡± solt¨® en referencia a una admiradora que segu¨ªa llam¨¢ndole guapo. M¨¢s tarde iba a presentar a la banda cuando la ovaci¨®n del p¨²blico se desat¨®, moviendo a Serrat a cortar los aplausos reivindicando un orden de procedimiento que consideraba se hab¨ªa violentado ya que a¨²n no hab¨ªa presentado a m¨²sico alguno. Serrat en estado puro, el jefe que no disimula su condici¨®n y cuyas ¨®rdenes se acatan con el cari?o debido a un mayor que nos ha paseado por las cosas de la vida.
Y el concierto continu¨® en ese vaiv¨¦n desorganizado cronol¨®gicamente que sugiere su cu¨¢druple Antolog¨ªa desordenada, viajando del presente al pasado sin sobresaltos, evidenciando que hay un hilo que une todas las canciones, como si fuesen una misma. Plantado en escena, separado de sus cinco m¨²sicos, bajo su traje negro y con la sombra doblemente proyectada por los focos en los laterales de su figura, Algo personal le sum¨® al malestar ante tanta codicia, Barcelona i jo le rindi¨® ante su ciudad, menos dom¨¦stica desde la llegada del turismo, Me'n vaig a peu y Pare establecieron el v¨ªnculo con los sesenta y setenta. Pero luego llegaba Es caprichoso el azar entrando en el nuevo siglo y Noa sal¨ªa a escena para cantarla con ¨¦l y demostrar que pese a lo mellado de su voz no teme medirla, por expresiva, con otras m¨¢s torrenciales como la de la israel¨ª. ?Alguien le cambiar¨ªa la voz al patriarca?, ?no son las par¨¢bolas m¨¢s enjundiosas que una garganta?
Para el final se reserv¨® la apoteosis. Mediterr¨¢neo, Seria fant¨¤stic, Res no ¨¦s mesqu¨ª, Cantares, ese Hoy puede ser un gran d¨ªa que se confirm¨® y, la joya de la corona, Paraules d'amor. Cantaba Serrat en catal¨¢n "palabras de amor, sencillas y tiernas/no sab¨ªamos m¨¢s, ten¨ªamos quince a?os¡±, y se?oras de toda edad, como una que apenas conten¨ªa las l¨¢grimas, la cantaban con la voz tr¨¦mula. Tan hermoso que s¨®lo por cosas as¨ª se paga una entrada. Fue tan simb¨®lico que explic¨® porqu¨¦ Serrat es mucho m¨¢s que Joan Manel Serrat, el cantante que volvi¨® al Grec, a su casa.
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