Magia en la intimidad del Liceo
El d¨²o brasile?o de Gilberto Gil y Caetano Veloso celebran sus 50 a?os de trayectoria
Dos sillas, una mesita con dos copas de agua, dos guitarras ac¨²sticas, dos amigos y un pu?ado de canciones. Aparentemente poca cosa pero si tenemos en cuenta que se trataba de Gilberto Gil y de Caetano Veloso y que, tal como presumen, acumulan m¨¢s de un siglo de experiencia esc¨¦nica entre los dos no puede extra?ar que se bastaran y sobraran para llenar el enorme escenario, totalmente negro esa noche, del Liceo barcelon¨¦s.
Y no solo lo llenaron sino que consiguieron transmitir una energ¨ªa positiva que, ya desde el primer tema, se apoder¨® de todo y de todos. Ellos parec¨ªan tranquilos y relajados, como si se tratara de una charla informal en la sala de estar, y consiguieron que el p¨²blico que abarrotaba el local sintiera esa misma sensaci¨®n e incluso cuando core¨® alguna canci¨®n lo hizo de forma suave, sin estridencia. Eso s¨ª, los aplausos no fueron precisamente suaves, m¨¢s bien al contrario: calurosas ovaciones que se fueron repitiendo una canci¨®n tras otra y que acabaron con el p¨²blico en pie. Triunfo arrollador y merecido.
Realmente la del lunes fue una noche m¨¢gica y el Liceo se llen¨® tal como la ocasi¨®n se merec¨ªa: las entradas se hab¨ªan acabado con m¨¢s de un mes de antelaci¨®n demostrando el tir¨®n del d¨²o brasile?o.
Sentados uno junto al otro, Gilberto y Caetano fueron intercambiando alguna de sus canciones m¨¢s populares, juntando o alternando sus voces sin importar quien de los dos era el autor, acompa?¨¢ndose y dej¨¢ndose acompa?ar siempre con una sonrisa de felicidad que se contagiaba. El Back in Bahia de Gil abri¨® la velada derrochando colores. Despu¨¦s se fueron alternando estilos, ritmos, formas de hacer y lenguas. Cantaron, adem¨¢s de en portugu¨¦s, en ingl¨¦s, castellano, italiano y hasta silbaron alguna melod¨ªa. Todo muy ¨ªntimo y cercano, sin altibajos ni estridencias. Hasta temas pre?ados de ritmo como Tropicalia, Tota menina baiana o Espresso 2222, coreadas por el p¨²blico, sonaron con una sencillez y proximidad estimulante. Y en ese ambiente no puede resultar curioso que los momentos m¨¢s estremecedores de la velada se alcanzaran cuando Gil casi susurr¨® Se eu quiser falar com Deus golpeando suavemente la caja de su guitarra.
Sonrieron, se les ve¨ªa felices pero no dijeron ni palabra, solo un escueto Bona nit a lo largo de todo el concierto. Y pr¨¢cticamente ni se movieron de sus sillas, solo al final Caetano se anim¨® a insinuar unos pasos de baile sin mayor historia.
Durante casi dos horas se repartieron el escenario a partes casi iguales, el balance se inclin¨® ligeramente del lado de Gil que present¨® alguna canci¨®n propia m¨¢s que su compa?ero. Veloso se mostr¨® en forma espl¨¦ndida, con su voz cambiante y seductora. Gil m¨¢s tocado por el paso del tiempo pero compensando las carencias con fuertes dosis de sensibilidad. Ambos con esa fuerza interna capaz de arrastrar masas contando historias sencillas. Una maravilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.