Pedro Jim¨¦nez, un psic¨®pata de manual
En un permiso penitenciario abord¨® a dos agentes en pr¨¢cticas. Viol¨® a una de ellas y las tortur¨® salvajemente hasta matarlas
Pedro Jim¨¦nez ingres¨® por primera vez en un centro de menores cuando ten¨ªa 16 a?os. Desde entonces s¨®lo ha disfrutado de 40 d¨ªas de libertad. Siempre que ha salido de permiso ha acabado violando. El ¨²ltimo fue del 3 al 6 de octubre de 2004, entonces ten¨ªa 35 a?os y lo volvi¨® a hacer.
Este "psic¨®pata de manual", seg¨²n los forenses que le examinaron, ten¨ªa un historial de ocho condenas por violaci¨®n a sus espaldas cuando en octubre de 2004 consigui¨® tres d¨ªas de permiso tras participar en un programa para presos condenados por delitos sexuales.
Al salir, se compr¨® un tel¨¦fono m¨®vil. La noche del 5 de octubre de 2004 la pas¨® en vela llamando a tel¨¦fonos er¨®ticos. "La bestia ya le rondaba por dentro", recuerda el actual inspector jefe del ¨¢rea central de an¨¢lisis de la criminalidad de los Mossos d'Esquadra, Xavier Sellart, que fue el jefe de investigaci¨®n del caso.
Ficha t¨¦cnica del asesino
Datos personales. Naci¨® 17 de marzo de 1969 en Barcelona. Lleva desde los 16 a?os privado de libertad.
Tipolog¨ªa. Ladr¨®n, violador y asesino. Los forenses dicen que es "un psic¨®pata de manual".
V¨ªctimas. Al menos, viol¨® a nueve mujeres y mat¨® a dos agentes en pr¨¢cticas de la Polic¨ªa Nacional.
Perfil. Incapaz de sentir empat¨ªa con nadie, fr¨ªo, convincente, no muestra remordimiento alguno; disfruta causando dolor.
M¨®vil. Sexual
Su ca¨ªda. Dej¨® una factura suya en el lugar del crimen, semen en una de sus v¨ªctimas, huellas dactilares en la vivienda y fue grabado por las c¨¢maras de seguridad del Metro.
?Qu¨¦ fue de ¨¦l? En prisi¨®n, condenado a 94 a?os.
Jim¨¦nez, cargado entre otras cosas con un juguete er¨®tico tipo consolador, vag¨® sin rumbo por el metro de Barcelona. "Buscaba a su presa", lamenta el inspector. Sobre las cinco de la ma?ana se ape¨® en la estaci¨®n del metro de Bellvitge en L'Hospitalet de Llobregat. Silvia N., de 28 a?os, era una agente de la polic¨ªa nacional en pr¨¢cticas y regresaba de la comisar¨ªa. Cuando sub¨ªa al ascensor Jim¨¦nez la amenaz¨® con una navaja y la oblig¨® a entrar en su domicilio. All¨ª se toparon con la tambi¨¦n polic¨ªa en pr¨¢cticas Aurora R. de 23 a?os: era el d¨ªa de su cumplea?os. El psic¨®pata atemoriz¨® a las j¨®venes y las at¨® por los tobillos, manos y cuello. Coloc¨® un calcet¨ªn dentro de sus bocas y las amordaz¨®.
Situ¨® a cada una de sus v¨ªctimas en una habitaci¨®n y viol¨® a Aurora. Despu¨¦s la apu?al¨® resiguiendo la m¨¦dula espinal de la joven "en una equidistancia perfecta de 15 cent¨ªmetros en 15 cent¨ªmetros de forma espaciada buscando que la v¨ªctima sufriera lo m¨¢ximo posible antes de morir", recuerda el inspector.
Entonces fue a la habitaci¨®n donde estaba Silvia y la apu?al¨® reiteradamente ceb¨¢ndose en uno de sus pechos. Tras matarla le rompi¨® el pantal¨®n y las bragas y le introdujo el consolador. Al sacar el dildo de la bolsa se le cay¨®, accidentalmente, la factura del tel¨¦fono en la que figuraba su identidad.
El asesino se quit¨® la ropa manchada de sangre, la mezcl¨® con bebidas alcoh¨®licas y la quem¨®. Se visti¨® con ropa de una de las v¨ªctimas y huy¨®. Minutos m¨¢s tarde, los vecinos alertaron a los Bomberos de que ol¨ªa a humo en el piso de las agentes. El sargento de bomberos que dirigi¨® la extinci¨®n del incendio confes¨® que las im¨¢genes que se fijaron en sus retinas al entrar en el lugar del crimen eran "peor que una pel¨ªcula de Tarantino".
Los Mossos localizaron la factura del tel¨¦fono y comprobaron que el nombre coincid¨ªa con el de un delincuente condenado por delitos sexuales que se encontraba de permiso. Fue entonces cuando se dispararon todas las alarmas y solicitaron pinchar su tel¨¦fono m¨®vil.
Mientras, Jim¨¦nez se escondi¨® en El Prat de Llobregat, en casa de su hermana. Acompa?¨® a su sobrino de cuatro a?os a una reuni¨®n con su profesora y posteriormente acudi¨® a una entrevista de trabajo en un conocido restaurante de la plaza Francesc Maci¨¤ de Barcelona. All¨ª ocult¨® las zapatillas que calzaba cuando perpetr¨® los cr¨ªmenes en la cisterna de uno de los lavabos del local.
Al regresar a la residencia donde dorm¨ªa detect¨® que los Mossos le estaban buscando y huy¨®. "Sab¨ªamos que se encontraba en el centro de Barcelona y desplegamos decenas de mossos porque nuestro mayor temor era que volviera a actuar", recuerda Sellart. Fue tal la angustia del cuerpo policial que difundi¨® la identidad del acusado en los medios de comunicaci¨®n.
Al d¨ªa siguiente, Jim¨¦nez se siente acorralado y llama a un antiguo compa?ero de celda pidi¨¦ndole ayuda. Este exrecluso le pone en contacto con un narco de Girona. Hab¨ªan pasado 55 horas del crimen cuando Jim¨¦nez, finalmente, fue detenido en el barrio gerundense de Vila-roja.
Siempre ha negado los cr¨ªmenes fabulando mil y una coartadas. Fue juzgado dos veces, la primera condenado a 84 a?os de c¨¢rcel. El Supremo declar¨® nulo el juicio asegurando que deb¨ªa ser juzgado por un tribunal popular. Fue condenado, entonces, a 94 a?os. El inspector jefe Sellart ha investigado decenas de cr¨ªmenes, pero ninguno con la frialdad del de Pedro Jim¨¦nez.
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