La descarga energ¨¦tica de Joe Louis Walker

El Mas i Mas Festival de Barcelona naci¨® casi como una broma. Una apuesta algo alocada para denunciar que durante el mes de agosto la actividad musical desaparec¨ªa de los escenarios de la capital catalana (afirmaci¨®n totalmente cierta) y que nativos y visitantes ten¨ªan tambi¨¦n derecho a disfrutar de la m¨²sica a pesar del azote de la can¨ªcula estival.?Trece a?os despu¨¦s de ese planteamiento, el Mas i Mas se ha convertido en una referencia indispensable del verano barcelon¨¦s con m¨¢s de ciento cincuenta actividades diseminadas por diversos espacios ciudadanos. Ya nadie podr¨¢ decir que no hay m¨²sica, mucha, variada y buena en el agosto barcelon¨¦s.

Una de las primeras sesiones de esta d¨¦cimo tercera edici¨®n llen¨® el s¨¢bado la sala carism¨¢tica Jamboree de una energ¨ªa inusual y puso en movimiento a todos sus ocupantes. Se trataba de la visita de una verdadera leyenda del blues actual: el californiano Joe Louis Walker (San Francisco, 1949), con el a?adido nada desde?able de poder ser disfrutado en la corta distancia de un club, donde no cabe trampa ni mentira. Y no las hubo: el guitarrista y cantante (tambi¨¦n toc¨® la arm¨®nica, algo peor, la verdad, pero fue una simple an¨¦cdota) ofreci¨® dos horas intensas y calurosas la noche del s¨¢bado. Blues y todas sus m¨²sicas adyacentes (del gospel al rock and roll) servidos con una pasi¨®n de esas que ya son de agradecer en estos tiempos y que contagian sin poder impedirlo desde el primer acorde.

Walker es un magn¨ªfico guitarrista que mezcla con maestr¨ªa diversas influencias. Deslumbr¨®, un tema tras otro, con solos penetrantes, del quej¨ªo profundo a lo m¨¢s r¨ªtmico y danzante. Pag¨® tributo tanto a B.B. King como a las m¨²sicas de su iglesia (uno de los mejores momentos de la noche) y derroch¨® buen humor.

A su lado un tr¨ªo de m¨²sicos de gran envergadura le cubrieron magn¨ªficamente las espaldas en todo momento. En especial, Philip Young, un teclista que combin¨® h¨¢bilmente el ¨®rgano Hammond con el piano y hasta se marc¨® un solo de saxo alto haciendo alarde de respiraci¨®n circular.

La visita de Joe Louis Walker al Jamboree fue un paseo reconfortante por alguna de las muchas caras del blues, una descarga de energ¨ªa que, como debe ser, puso a bailar a (casi) toda la sala.