Tragedias coloniales
La placa situada en la esquina de las calles de Teniente Flomesta y Canalejas de Sants, que pagaron los artilleros acuartelados en Catalu?a, conmemora una de las sangr¨ªas de Annual

Esta es una placa que pagaron los artilleros acuartelados en Catalu?a, como homenaje a uno de sus compa?eros ca¨ªdos en batalla. Es una pieza de hierro situada a la altura de un primer piso, en la confluencia de las calles de Teniente Flomesta y Canalejas del barrio de Sants, con la inscripci¨®n: ¡°El excelent¨ªsimo ayuntamiento de Barcelona dio esta calle al teniente de artiller¨ªa D. Diego Flomesta Moya, que muri¨® de hambre y sed antes que ense?ar el manejo de los ca?ones al enemigo¡±.
Las guerras en Marruecos fueron una sangr¨ªa de la que apenas se obtuvo beneficio, fruto de las necesidades de un ej¨¦rcito que hab¨ªa perdido un imperio durante el siglo XIX, y en el que muchos oficiales necesitaban hacer m¨¦ritos y ascender en el escalaf¨®n. La suerte del teniente Flomesta de la inscripci¨®n nos lleva al a?o 1921, cuando se produjo el Desastre de Annual. Como en tantas ocasiones, el motivo de esta tragedia hay que buscarlo en la competencia entre dos mandos. Todo empez¨® cuando el alto comisario D¨¢maso Berenguer, m¨¢xima autoridad espa?ola en el protectorado marroqu¨ª, tom¨® la poblaci¨®n de Tazarut. Su inmediato subordinado, el comandante general de Melilla, Manuel Fern¨¢ndez Silvestre, ¡°un militar temerario y fanfarr¨®n que afirmaba tener tres cojones, decidi¨® lanzar las tropas de Melilla sobre Alhucemas a toda velocidad¡±. Lo contaban Gustau Nerin y Alfred Bosch en su libro La guerra que vino de ?frica, donde buscaban en aquel a?ejo conflicto las bases de la posterior Guerra Civil espa?ola.
El avance de Silvestre se inici¨® sin encontrar excesiva resistencia. Confiado por ello, sus tropas avanzaron hasta penetrar 130 kil¨®metros en el interior del Rif. Pero cuando sus l¨ªneas de abastecimiento comenzaban a forzarse, la situaci¨®n dio un vuelco y las tropas ind¨ªgenas se pasaron de bando. En mayo, el ej¨¦rcito estaba en el campamento de Annual. All¨ª, Silvestre supo que los rife?os hab¨ªan tomado la posici¨®n de Abarr¨¢n, donde hab¨ªan muerto 179 de sus 250 defensores. Entre los prisioneros en esta operaci¨®n se encontraba el teniente Diego Flomesta, nacido en Bullas (Murcia), que acababa de incorporarse a la Primera Bater¨ªa de Annual. En una de sus salidas, su unidad fue sitiada, y ¨¦l result¨® herido en la cabeza y el brazo. Muertos sus jefes, asumi¨® el mando. Agotadas las municiones, inutiliz¨® las piezas artilleras antes de ser capturado. Los rife?os le curaron e intentaron convencerle para que les instruyera en el manejo de los ca?ones, a lo cual se neg¨®, muriendo poco despu¨¦s al negarse a ser curado y alimentado por el enemigo. Semanas despu¨¦s se sucedi¨® la ca¨ªda de Igueriben, Silvestre tuvo que reconocer lo desesperado de su situaci¨®n en Annual, sin municiones ni agua. La evacuaci¨®n fue una carnicer¨ªa, y los rife?os hicieron muchas bajas. En ese combate muri¨® Silvestre, no se sabe si tiroteado o suicidado. Los pocos supervivientes llegaron al campamento de Monte Arruit, donde se produjo una matanza todav¨ªa peor.
Esta contundente derrota en batalla conmocion¨® al pa¨ªs, ante lo cual el gobierno tuvo que encargar el llamado Expediente Picasso, que destap¨® la incompetencia y la corrupci¨®n del contingente colonial, con duras acusaciones a los generales Silvestre y Berenguer. Para las izquierdas el informe fue tibio en sus conclusiones, a pesar que apuntaban al propio rey. Para los militares africanistas fue poco menos que una ofensa, que les cohesion¨® como grupo. Para impedir que el proceso siguiese adelante, en 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un Golpe de Estado.
Cuando en 1928 se puso esta placa, Sants recib¨ªa mucha inmigraci¨®n murciana, as¨ª que la dedicatoria tuvo aspecto de gui?o hacia ellos. El dos de mayo se levant¨® una tribuna que ocuparon las autoridades, el capit¨¢n general, el gobernador civil, el presidente de la Diputaci¨®n y el alcalde, que se dirigieron al numeroso p¨²blico asistente. Viendo las dimensiones de la calle, apenas deb¨ªa caber ni un alfiler. El Desastre de Annual dej¨® su huella aqu¨ª y en otras calles de Barcelona, como la dedicada a Fernando Primo de Rivera o al Capit¨¢n Arenas, ambos muertos en Monte Arruit; la del defensor de Igueriben, el Comandante Ben¨ªtez; o la calle Rafael Valenzuela (jefe de la Legi¨®n muerto en 1922 y sustituido por el joven comandante Francisco Franco), que en 2013 fue rebautizada como calle John Maynard Keynes.
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