Aylan y Europa
De pronto, convergen en una imagen una serie de factores que la vinculan con la emotividad y se provoca un estr¨¦pito
El exceso de informaci¨®n puede acabar siendo un problema tan grande como la falta de informaci¨®n. La acumulaci¨®n informativa tiende a la banalidad, la proliferaci¨®n de im¨¢genes de violencia y muerte en la pantalla acaba normalizando la brutalidad, educ¨¢ndonos en la indiferencia. La monoton¨ªa de la avalancha de informaci¨®n s¨®lo se rompe con el estruendo que acompa?a a los rel¨¢mpagos. De pronto, convergen en una imagen una serie de factores que la vinculan con la emotividad y se provoca un estr¨¦pito.
El impacto de las fotos del ni?o sirio Aylan, muerto en una playa de Turqu¨ªa en el intento alcanzar las costas europeas es un ejemplo de ello. Esta sociedad necesita iconos con los que identificarse y la imagen de Aylan provoc¨® tal adhesi¨®n que se propag¨® a gran velocidad, hasta convertirse en la noticia de un estremecimiento general. Toda foto es lo que es y lo que esconde. Y la de Aylan, aparte de dejar en la invisibilidad a su hermano y su madre tambi¨¦n muertos, ha emergido sobre otras fotos que deb¨ªan ser tan impactantes como aquella. Pero Aylan, era un ni?o blanco, vestido como uno de los nuestros, recostado muerto en la abrumadora soledad de la arena.
Hay que afrontar la acogida de los refugiados como un asunto de todos, como un momento ¨²nico para que Europa se salve del naufragio moral y social de los ¨²ltimos a?os
Este agosto, sin ir m¨¢s lejos, muchas personas han perdido la vida en su fuga de la guerra y de la persecuci¨®n y Europa ha visto caravanas humanas que no se recordaban desde los ¨¦xodos de la Guerra Espa?ola y de la II Guerra Mundial, trenes que no llevan a ninguna parte. La lista de acontecimientos tr¨¢gicos en el Mediterr¨¢neo, como frontera del primer mundo, hace muchos a?os que es inacabable. Ni?os como Aylan desgraciadamente han muerto muchos. Y, sin embargo, ha sido esta imagen la que ha desencadenado la indignaci¨®n. Los otros no hab¨ªan tenido el privilegio de la visibilidad. No es lo mismo saber que han muerto que ver que han muerto. Aylan adem¨¢s hu¨ªa de la guerra, no de la miseria y esto parece ablandar a los europeos, tan reactivos ante la inmigraci¨®n econ¨®mica. Y el rel¨¢mpago estall¨® y se produjo el impacto emocional: la indignaci¨®n.
Hace tiempo que la ciudadan¨ªa europea funciona pol¨ªticamente a golpes de indignaci¨®n.
Ni?os como Aylan desgraciadamente han muerto muchos
Reacciones m¨¢s morales que pol¨ªticas que, generalmente, se apagan a la misma velocidad con que irrumpen y se propagan. Tiene que ver con la cultura de la indiferencia de una sociedad todav¨ªa con est¨¢ndares de bienestar comparativamente altos, pero gastada, miedosa e insegura, en que se desconf¨ªa de la pol¨ªtica, que da demasiadas muestras de impotencia y que aparece como secuestrada por las ¨¦lites. Ante ello, de pronto, se dan brotes de irritaci¨®n moral, que si no se traducen en algo concreto ¡ªes decir, si no encuentra canalizaci¨®n pol¨ªtica pr¨¢ctica¡ª quedan finalmente en un acto de autocompasi¨®n y autocomplacencia: ya somos solidarios.
Europa lleva a?os construy¨¦ndose como fortaleza, escupiendo a los desesperados que llaman a sus puertas
Y, sin embargo, Europa lleva a?os construy¨¦ndose como fortaleza, escupiendo a los desesperados que llaman a sus puertas, e imponi¨¦ndoles terribles peajes sin que nadie se haya estremecido. En mayo, hubo otra foto que se hizo icono universal. El ni?o Adou, de 8 a?os, nacido en Costa de Marfil, en posici¨®n fetal dentro de una maleta escaneada en la frontera de Ceuta.
Volver a nacer o morir, como met¨¢foras del trato de Europa a los parias que llaman a su puerta.
La indignaci¨®n no hace pol¨ªtica pero puede ser paso previo a la pol¨ªtica. Y esto es lo que ahora hay que reafirmar. Europa ¡°no puede acoger a todo el mundo¡± repite el mantra conservador, Rajoy, por ejemplo. Una exageraci¨®n deliberada para dar a entender que no hay soluci¨®n posible, es decir, para justificar la impotencia. Hay que salir de esta par¨¢lisis. Europa tiene una oportunidad ¨²nica para reencontrarse a s¨ª misma. Para recuperar los valores que deb¨ªan identificar al modelo europeo. Los dirigentes pol¨ªticos europeos deber¨ªan tener el coraje de convocar a una movilizaci¨®n general y las organizaciones ciudadanas comprometerse con ella. Hay que afrontar la acogida de los refugiados como un asunto de todos, como un momento ¨²nico para que Europa se salve del naufragio moral y social de los ¨²ltimos a?os. Convertir pol¨ªticamente este momento emocional es la ocasi¨®n de que la ciudadan¨ªa europea abandone la indiferencia y se reencuentre a s¨ª misma.
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