Josep Torrent, ante su desahucio en la Casa Orsola: ¡°No puede ser que un fondo decida hasta cu¨¢ndo vivo en mi casa¡±
El edificio del Eixample de Barcelona se ha convertido en s¨ªmbolo de la lucha por los alquileres y de la confrontaci¨®n con los inversores que compran fincas y expulsan a los inquilinos
Ya nadie parece estar a salvo en su casa si vive de alquiler en Barcelona en un edificio de propiedad vertical. Ni que lleve 22 a?os en una finca regia del Eixample, sin ser vulnerable y pagando cada mes con un sueldo de funcionario. Josep Torrent, profesor de 49 a?os, afronta el pr¨®ximo viernes el primer desahucio en la Casa Orsola, el edificio que se ha convertido en s¨ªmbolo de la lucha en defensa de los alquileres y la confrontaci¨®n con los fondos de inversi¨®n que compran fincas y expulsan a los inquilinos. ¡°Yo pensaba que me jubilar¨ªa aqu¨ª¡±, dice recordando a sus antiguos caseros, una familia rentista que conoc¨ªa a los inquilinos por su nombre y a quien si una mes le ped¨ªas una rebaja, lo aceptaba sin problema. En noviembre pasado, el d¨ªa de la masiva manifestaci¨®n que exigi¨® que bajen los alquileres en Barcelona y Catalu?a, el manifiesto se ley¨® desde los balcones de Casa Orsola.
Todo cambi¨® en este edificio a finales de 2021, cuando Lioness, una empresa que se dedica a la inversi¨®n y gesti¨®n patrimonial, lo compr¨® y no ha renovado los contratos cuando han vencido. La nueva propiedad ha reformado cada piso que se ha vaciado y lo alquila con contratos de temporada, por hasta el triple de lo que pagaban los anteriores vecinos. Cuando le toc¨® a Josep Torrent, no le dieron ninguna opci¨®n de dialogar, cuenta. Contrato extinguido. Adi¨®s. El alquiler medio en el distrito del Eixample (1.300 euros al mes, ¨²ltimas cifras oficiales) cuesta m¨¢s que la mitad de su sueldo. En los portales, los precios son m¨¢s caros.
Como ¨¦l, otros vecinos se enteraron que no les renovar¨ªan. Acudieron al Sindicato de Inquilinas y decidieron quedarse en los pisos, sin contrato, pagando cada mes el alquiler: primero por giro postal, luego en el juzgado. ¡°No puede ser que un fondo decida hasta cu¨¢ndo vivo en mi casa¡±, dice Josep convertido sin quererlo en un s¨ªmbolo, porque de los cuatro vecinos que se negaron a marcharse, ¨¦l tuvo la primera demanda por desahucio. ¡°No soy un ocupa¡±, defiende: ¡°Llevo 22 a?os pagando cada mes, incluso cuando la propiedad no quer¨ªa cobrar¡±. De los 22 a?os, primero compart¨ªa un piso grande y desde hace diez vive en otro m¨¢s peque?o. En 2022, el Ayuntamiento ofreci¨® a Lioness incorporar las viviendas a la bolsa p¨²blica de alquiler, ¡°pero la propiedad nunca respondi¨®¡±, aseguran fuentes municipales.
Josep Torrent mantiene que lo suyo ¡°no es una cuesti¨®n personal, es una lucha colectiva, de ciudad, porque en Barcelona cualquier inquilino est¨¢ en riesgo¡±. ¡°Es el papel que me ha tocado y lo asumo. La gente se identifica con Casa Orsola porque representa el riesgo de vivir de alquiler¡±. ¡°Defender Casa Orsola es defender Barcelona¡± es el lema de la protesta que se prepara para intentar frenar el lanzamiento, un clamor que lleg¨® a la gala de los premios Gaud¨ª, donde varios premiados se solidarizaron con los vecinos. ¡°Es un caso paradigm¨¢tico de la crisis de vivienda en Barcelona: expulsi¨®n de vecinos, uso fraudulento del alquiler de temporada y se?ala la necesidad de regularlo para que los propietarios no lo utilicen para esquivar la ley¡±, alerta la portavoz del Sindicato, Carme Arcarazo, que tambi¨¦n ve a los inquilinos como ¡°s¨ªmbolo de especulaci¨®n y resistencia¡±.
Los fondos de inversi¨®n compran, expulsan y se forran, tienen bonificaciones fiscales, no construyen ni crean empleo¡±
De los 27 pisos de Casa Orsola, quedan ocho de renta antigua, seis inquilinos con contratos vigentes, siete de temporada, uno vac¨ªo (falleci¨® una vecina mayor) y cinco con demandas de desahucio de la propiedad. ¡°Esto no es un problema, es un choque. Los inversores compran, expulsan y se forran, tienen bonificaciones fiscales, no construyen ni crean empleo, crean riqueza para ellos y reparten miseria¡±, describe el inquilino.
Fuentes de Lioness Inversiones mantienen que no son un fondo, una socimi, ni un fondo buitre, sino una Sociedad Limitada, ¡°100% catalana y barcelonesa¡± y que de los 27 pisos de la finca, solo cuatro est¨¢n en proceso judicial. En el caso de Torrent, ¡°se trata de una finalizaci¨®n de contrato donde el inquilino, que no es vulnerable, decide no entregar la posesi¨®n a la propiedad¡±, a?aden y se?alan que ¡°la finca fue adquirida con graves deficiencias por falta de mantenimiento de la anterior propiedad¡±. Lioness destaca que hay ocho rentas antiguas y que los contratos en plazo est¨¢n ¡°considerablemente por debajo¡± del ¨ªndice oficial de precios. Y a?ade que la inversi¨®n realizada y ¡°mantenerla en un estado ¨®ptimo pasa, necesariamente, por encontrar un equilibrio entre el tipo de contratos¡±. La compa?¨ªa asegura que la actividad de la empresa consiste en ¡°la recuperaci¨®n y conservaci¨®n de patrimonios singulares, gestionados siempre con ejemplaridad, transparencia y honestidad, para contribuir de forma positiva con el entorno¡±. Y denuncia que ha sufrido ¡°graves campa?as de desprestigio y difamaci¨®n promovidas por el Sindicato de Inquilinas y otras plataformas¡±.
El distrito del Eixample ha sido el m¨¢s codiciado por los inversores: c¨¦ntrico, con fincas y pisos grandes. Lo ha documentado la Asociaci¨®n de Vecinos de la Derecha del Eixample, en la otra punta del distrito. El barrio asiste a una p¨¦rdida de vecinos desde hace 50 a?os: si en 1970 ten¨ªa 71.600 habitantes, ahora tiene 44.000. La asociaci¨®n present¨® hace unos meses un informe que constata que de las 607 fincas de propiedad vertical del barrio, 116 (el 20%) han cambiado de manos (o son gestionadas por grandes empresas) desde 2016, lo que ha impactado en los inquilinos. O no les renuevan los contratos o los precios suben y no los pueden asumir. Josep Torrent tambi¨¦n ha sido testigo de la mutaci¨®n en el otro lado del Eixample: ¡°Era m¨¢s barrio, con m¨¢s comercio de proximidad y asequible, hab¨ªa m¨¢s familias con ni?os, y menos trasiego de maletas¡±.
Casos como el de Casa Orsola se replican en otras ubicaciones del distrito. Como la finca de la calle de Tarragona cuya propiedad solicit¨® licencias de piso tur¨ªstico para sus 120 pisos de alquiler, y tampoco est¨¢ renovando los contratos cuando vencen. O el edificio de la calle de Mallorca, entre el paseo de Gr¨¤cia y el paseo de Mercader, de 15 viviendas, cuyos vecinos han alertado de que fueron comprados en julio por un fondo de inversi¨®n. Todos estos vecinos comparten relatos: la aparici¨®n de personas que visten traje y no saludan; obras en los pisos que se van vaciando; cartas de presentaci¨®n de la nueva propiedad, avisos de no renovaci¨®n de contratos.
Durante los mandatos de la exalcaldesa Ada Colau, el Ayuntamiento compr¨® pisos y fincas enteras ejerciendo el derecho de compra preferente que tiene la administraci¨®n. En total, 1.600 pisos para aumentar el parque p¨²blico de vivienda y para blindar a inquilinos en riesgo de expulsi¨®n. Solo en 2021, el a?o de la compraventa de Casa Orsola, hubo otras 30 operaciones en edificios del Eixample por 260 millones de euros. ¡°Fue imposible comprarlas todas¡±, recuerdan fuentes de Barcelona en com¨², que se?alan que s¨ª compraron cinco.
En el caso de Casa Orsola, la compra ¡°se desestim¨® por motivos t¨¦cnicos y de viabilidad econ¨®mica, ya que al precio de la compra se sumaba la rehabilitaci¨®n de la finca y comportaba el realojo temporal de los inquilinos¡±, apuntan fuentes municipales, que recuerdan que ese a?o ya hab¨ªan adquirido edificios en el Eixample. El ¨¢rea de Vivienda, que sigue apelando al di¨¢logo, est¨¢ siguiendo el caso, ha puesto a disposici¨®n de los vecinos la unidad antidesahucios y los servicios sociales est¨¢n atentos por si fuera necesario un realojo temporal, a?aden. El actual ejecutivo municipal, presionado por los comunes, se ha comprometido a regular el alquiler de temporada.
Ante el desahucio de Josep, 200 asociaciones de vecinos, entidades y asociaciones han firmado un manifiesto de apoyo a los inquilinos de Casa Orsola. ?l dice que no har¨¢ las maletas: ¡°No hay plan b¡±. Y se emociona con muestras de apoyo como la de la bisnieta del industrial italiano Giovanni Orsola (de origen italiano, fabricante de baldosas hidr¨¢ulicas y constructor del edificio), que acudir¨¢ a la concentraci¨®n del viernes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.