Fiesta y conciencia en Sant Boi
El Festival Altaveu cerr¨® edici¨®n con una noche de emociones dispares
La lluvia no se impuso al festival, y el Altaveu, veintisiete a?os ya de m¨²sica en Sant Boi de Llobregat en septiembre, celebr¨® su segunda jornada, la de cartel m¨¢s equilibrado, en una noche de s¨¢bado que sonaba a despedida del verano. Dentro de una programaci¨®n variada, el sabor estival vino dado por Sidonie, un grupo cuyo efervescente repertorio suena a fiesta y a calor, mientras que el car¨¢cter oto?al lo propuso Dorian Wood, un artista norteamericano de ra¨ªces costarricenses al que vivir le cuesta dolor, un dolor que exprime ante el p¨²blico en una constante desnudez emocional. Por su parte, Joan Miquel Oliver continuaba su infinita gira por el verano catal¨¢n sin dejar ubicar su m¨²sica en ninguna estaci¨®n, de puro ambivalente que es, y Nacho Vegas encendi¨® nuevamente la llama de la protesta que antecede a un oto?o caliente. Suya es una de las frases de la noche: "Hay unos que hacen las cosas a la vez", manifest¨® respecto a Junts Per S¨ª, "mientras que otros las hacen en com¨²n". Cant¨® Runr¨²n --"nos quieren separados nos tendr¨¢n en com¨²n"-- y por si alguien no lo hab¨ªa captado se refiri¨® a la CUP expl¨ªcitamente. Los artistas tambi¨¦n hacen campa?a.
Wood tambi¨¦n habl¨® de pol¨ªtica para referir su contradicci¨®n interna, al se?alar "la colisi¨®n entre mi pacifismo radical con la evidencia de que los cambios hist¨®ricos profundos se han conseguido mediante la violencia". Pero que nadie piense en incendios y consignas, Wood ya avis¨® de que no estaba para atentar con la propiedad ajena, ya que el angelino, un hombre de mirada tan huidiza que pareci¨® en ocasiones invidente, con la ayuda sola de un piano y su robusta voz se acerc¨® a un pop que parec¨ªa una herida abierta en su sensibilidad, que gracias a su intensidad emocional y a su pausa expositiva impuso un silencio total en el teatro Cal Ninyo, roto solo por salvas de aplausos cuando la ¨²ltima nota de su piano dejaba de vibrar. En un contraste tan brusco como estimulante, acabado su concierto comenz¨® en la plaza Mayor el de Sidonie, que logr¨® lo que ha de conseguir un concierto gratuito como el suyo: aumentar el n¨²mero de espectadores apostados ante el escenario.
Sidonie, t¨ªpico grupo con t¨ªpica actitud rockera en escena, vade¨® el r¨ªo que separaba la afectaci¨®n de Dorian Wood a la naturalidad selenita de Joan Miquel Oliver
Y es que Sidonie tienen una habilidad asombrosa para los estribillos. Abrieron con Fascinado, y mediante composiciones como Hoy ser¨¢ un d¨ªa de mierda --con Marc Ros cantando a horcajadas sobre un ayudante en medio del p¨²blico--, El incendio, Sierra y Canad¨¢, Un d¨ªa de mierda, En mi garganta --con ?xel Pi, el bater¨ªa, sobre su banqueta-- o la final Est¨¢is aqu¨ª se llevaron la noche con todo el p¨²blico dentro. Alegres, desinhibidos, transmitiendo la diversi¨®n de quien disfruta en un escenario, saliendo a escena jugando a pala, haciendo cantar al p¨²blico Bohemian Rhapsody hasta desga?itarlo, Sidonie, t¨ªpico grupo con t¨ªpica actitud roquera en escena, vade¨® el r¨ªo que separaba la afectaci¨®n de Wood a la naturalidad selenita de Oliver. Nada que a?adir a lo mil veces dicho sobre el mallorqu¨ªn: si montase un circo ser¨ªa de... ?alpinistas?
El final de la noche, al igual que con Oliver teniendo por escenario Jardins de l'Ateneu, un espl¨¦ndido rinc¨®n con vistas al Baix Llobregat, vino servido por Nacho Vegas, un activista que ha convertido su m¨²sica en el asta de una bandera que pocos m¨²sicos enarbolan seriamente en nuestro pa¨ªs: la conciencia social. Canciones como Polvorado acalambraron con alegr¨ªa palabras de queja que llaman a la esperanza. Porque seg¨²n Vegas, es dif¨ªcil que las cosas vayan peor. ?l cerr¨® una noche poli¨¦drica, la segunda y ¨²ltima de un festival con tantas caras como p¨²blicos y escenarios.
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