Artur Mas contra el Gran Hermano
La pregunta sigue siendo hasta qu¨¦ punto Mas va a atreverse a hacer lo que sea sin que antes sepamos ni siquiera lo que realmente se propone, para qu¨¦ y c¨®mo
En su intervenci¨®n en el parlamento auton¨®mico de Catalu?a un Artur Mas conspicuamente ahorrativo con la verdad intent¨® poner en la rampa de lanzamiento el pen¨²ltimo mantra de la propuesta secesionista que hoy por hoy lidera. Es decir: Espa?a es un Estado de derecho tan imperfecto, tan an¨®malo, que lo que hay que hacer es echarse a correr. Es un Estado que opera al modo del Gran Hermano de Orwell, se salta la legalidad cuando le conviene y dedica sus esfuerzos a espiar y acosar al presidente de la Generalitat. Adujo su experiencia al respecto.
Uno se pregunta c¨®mo es posible que el m¨¢ximo representante del Estado en Catalu?a se sienta acosado por el Estado y al hablar en sede parlamentaria no le ponga nombres, fechas, constataciones. Cierto que el formato de comparecencia le era favorable. Mas ha perfeccionado su instinto de supervivencia y esas cosas, a¨²n en momentos especialmente necesitados de grandeza, acaban llevando a la sistematizaci¨®n de la demagogia. Acusar de persecuci¨®n al Estado siendo presidente de un territorio auton¨®mico de ese Estado es una nueva agregaci¨®n del victimismo, nueva en el largo per¨ªodo positivo que lleva viviendo Catalu?a desde la transici¨®n, aunque equiparable en su anacronismo a las proclamas del Llu¨ªs Companys inducido por Estat Catal¨¤.
Al margen del esp¨ªritu de abnegaci¨®n fatalista que le atribuyen sus ¨ªntimos, salvo mantenerse en el poder resultan indiscernibles los prop¨®sitos de Mas porque ya no es que el fin justifique los medios sino que el fin ¡ªel objetivo secesionista¡ª ha ido agris¨¢ndose, perdiendo la m¨ªnima claridad conceptual, hasta el punto de entregarse a ERC para despu¨¦s integrarla en la candidatura de Junts pel S¨ª.
Se dir¨¢ que todo queda legitimado por la aspiraci¨®n plebiscitaria de esta convocatoria electoral. Incidentalmente, si lo que se propone es la ruptura con Espa?a y la Uni¨®n Europea para iniciar el proceso constituyente de una rep¨²blica catalana, parece m¨¢s obligado que en otro tipo de elecciones ¡ªlas ¡°normaletes¡± como dijo Mas, y no pas¨® nada¡ª prenunciar cuales ser¨ªan los socios en este proceso constituyente. De no tener esca?os suficientes la lista por el s¨ª, el aliado m¨¢s a mano que tiene Mas es la CUP. Extra?os compa?eros de cama en el acto de concepci¨®n de un Estado independiente: de una parte la Convergencia m¨¢s de lobby que liberal y una CUP radicalmente antisistema. En caso de recurrir a la CUP, cuesta imaginarse como explicar¨¢ Mas al electorado convergente que le quede de qu¨¦ forma un partido de clases medias, de peque?os comerciantes y empresarios, un catch all party como fue la Converg¨¨ncia de Pujol, puede llegar a entendimientos con una agrupaci¨®n electoral de okupas. El sustento ret¨®rico ya es conocido: la emancipaci¨®n de la naci¨®n catalana, v¨ªctima secular de la Castilla ocupante lo justifica todo, como lo viene justificando desde hace ya demasiado tiempo, con graves riegos para la solidez institucional, la estabilidad econ¨®mica y la coexistencia social.
En per¨ªodo electoral, las hip¨®tesis se disparan. Y una hip¨®tesis que circula es la de una redistribuci¨®n postelectoral del poder, en la que ERC se erigir¨ªa como determinante, en un totum revolutum insostenible. Entre tantas hip¨®tesis, la equiparaci¨®n con la circunstancia hist¨®rica en la Alemania de los a?os treinta aclara poco lo que realmente est¨¢ en juego. En lugar de las extrapolaciones hist¨®ricas, lo necesario es describir y dar definici¨®n precisa al centauro ciego en el que cabalga Artur Mas. Y es hora de dibujar la tipolog¨ªa de casos as¨ª. A veces las cosas no son como parecen. Por ejemplo: estuvimos a favor de una Croacia independiente pero luego se ha visto en qu¨¦ acab¨® su l¨ªder Franjo Tudjman.
En Catalu?a lo m¨¢s perceptible es la erosi¨®n del libre juego del pluralismo, en t¨¦rminos institucionales y medi¨¢ticos, con la contribuci¨®n cada vez m¨¢s paranoica de una cultura de la secesi¨®n que intelectualmente cojea mucho. La pregunta sigue siendo hasta qu¨¦ punto Mas va a atreverse a hacer lo que sea sin que antes sepamos ni siquiera lo que realmente se propone, para qu¨¦ y c¨®mo. Es lo que ocurre cuando se argumenta que la Uni¨®n Europea jam¨¢s dejar¨ªa fuera a una Catalu?a separada de Espa?a para luego, cuando los gobernantes europeos dicen que eso no es, replicar que es porque los Estados se protegen entre s¨ª. Del Gran Hermano de la Castilla castrense hemos saltado al Gran Hermano de la Europa castradora de pueblos sometidos.
Valent¨ª Puig es escritor.
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