¡°No ve¨ªa a tanta gente votando desde Su¨¢rez¡±
Los ciudadanos afrontaron la jornada como un plebiscito y con sentimientos encontrados
Nervios, excitaci¨®n, preocupaci¨®n, ilusi¨®n. Y un objetivo: votar y plantarse a las 20.00 ante el televisor para ver los primeros sondeos y aguardar el resultado del escrutinio. Artur Mas impuso su estrategia, porque los electores parecieron vivir la jornada como un plebiscito y no como unas simples elecciones auton¨®micas como esperaba el Partido Popular o Ciudadanos. O como imaginaba Catalunya S¨ª que es Pot, que aspiraba a colocar en el debate la reivindicaci¨®n de las pol¨ªticas sociales. El 27-S eclips¨®, como bromeaba Llu¨ªs, un vecino de Horta, hasta la peor noticia para los cul¨¦s: la seria lesi¨®n de Messi.
No import¨® que Barcelona viera el 27-S como el final del largo puente de la Merc¨¨. O que Tarragona amaneciera bajo una tormenta como ya ocurri¨® el 9-N. Hab¨ªa que ir a votar y mirar de reojo la geograf¨ªa del voto. ¡°Bueno, aqu¨ª est¨¢ votando mucha gente, pero hay que mirar el c¨®mputo de todo el pa¨ªs¡±, explicaba un entusiasta apoderado de la CUP en el vest¨ªbulo de la hist¨®rica Universidad de Barcelona, donde hab¨ªa unas colas m¨¢s propias de quien pacientemente aguarda comprar una entrada de un concierto de rock. ¡°Ni nos hemos levantado de la mesa. No hemos parado¡±, explic¨® resignada una joven en una mesa. No lejos de all¨ª una anciana elegantemente vestida y con muletas aguardaba a que su hijo votara. ¡°Ha tenido miedo a que me dieran un golpe y me han tra¨ªdo esta silla¡±, afirm¨®. Los apoderados de Junts pel S¨ª se multiplicaban y los de la CUP se mostraban radiantes. La mesa era reveladora: Junts pel S¨ª arrasaba; y el monto de papeletas de la CUP y Ciutadans manten¨ªan una dura pugna. ¡°Ser¨¢ al rev¨¦s en el ¨¢rea metropolitana¡±, dijo un apoderado de Catalunya S¨ª que es Pot. Sentada unas escalinatas, inquieta, Eul¨¤lia Reguant, candidata n¨²mero seis de la lista de plataforma anticapitalista e independentista, optaba por la prudencia: ¡°Que haya mucha participaci¨®n demuestra clar¨ªsimamente que es un plebiscito. Ya s¨¦ que existe el debate de que si eso pasa nos perjudica pero hay que verlo de otra forma: el mandato estar¨¢ mucho m¨¢s legitimado¡±.
La se?ora de las muletas no ten¨ªa ganas de decir su nombre y mucho menos explicar a qui¨¦n vot¨®. Nunca como ayer hubo en muchos c¨ªrculos tanto sigilo para revelar el voto y evitar cualquier patinazo. Se sabe desde 2012 que la Diada es el d¨ªa grande las manifestaciones gigantescas de los independentistas. Pero ayer, el 27-S, era el de los que apuestan por la secesi¨®n y por la de quienes la rechazan. ¡°?Vot¨¢is a Junts pel S¨ª? ?A la CUP?¡±, pregunt¨® con cierto pudor Jordi, un camarero, exsimpatizante socialista, a una pareja de clientes en un bar del Eixample de Barcelona. Eran federalistas y todos ahora independentistas.
</CS>A diferencia de lo que ocurre en el centro hist¨®rico de Barcelona, no hay ni esteladas en La Marina del Prat Vermell, el barrio m¨¢s abstencionista de Barcelona. Pero tampoco banderas espa?olas. En 2012 solo vot¨® el 40% de los vecinos. Ayer no fue as¨ª. El interventor de Junts pel S¨ª y el del PP del colegio Escola B¨¤rkeno se felicitaban al un¨ªsono. ¡°Pase lo que pase, ya han votado la mitad de los vecinos de la mesa¡±, dec¨ªa el independentista. En el colegio la B¨¤scula, el apoderado de Catalu?a S¨ª que es Pot andaba con la mosca detr¨¢s de la oreja: ¡°Llevo muchos a?os en este colegio y veo mucha gente con el sobre cerrado como si les diera miedo decir a qui¨¦n votan¡±.
?Los turistas, ajenos
Los nervios crec¨ªan a medida que avanzaban las horas mientras la otra Barcelona, la Barcelona de los turistas, vivi¨® indiferente el 27-S visitando la Sagrada Familia, el Parc G¨¹ell, la Casa Batll¨®, el Camp Nou. O paseando por la Barceloneta bajo un sol espl¨¦ndido. ¡°?Qu¨¦ elecciones? ?Independencia?¡±, se pregunta Charles, de 37 a?os, un turista ingl¨¦s, en el Port Vell ajeno a una jornada en la que apenas se ve¨ªa a gente con banderas.
En la otra punta de Ciutat Vella, en el Raval, de fuerte inmigraci¨®n magreb¨ª y paquistan¨ª, Josep Puigdollers, de 58 a?os, de Junts pel S¨ª, se estrenaba como apoderado en el colegio Escola Collasso i Gil para velar por el desarrollo de la jornada. No lejos de ¨¦l, sentados tras una mesa estaban C¨¦sar Avell¨®, de 18 a?os, y Juan ?lvarez, de 19, de Ciutadans, estudiantes de Derecho que recorrieron 800 kil¨®metros desde Oviedo a Barcelona para ser apoderados. ¡°Es una oportunidad de ver de cerca unas elecciones con tanta repercusi¨®n¡±, explicaba Juan. El PP tambi¨¦n reclut¨® a afiliados de Vigo y Huesca.
El 27-S despert¨® al abstencionismo y la participaci¨®n se dispar¨® en el ¨¢rea metropolitana y en la segunda corona. Fue el caso de una pareja de sexagenarios, de Piera, que llevaban 20 a?os sin votar y que se acercaron a las urnas: ¡°Por supuesto para votar que no¡±. Es el caso contrario de Dolores, de 103 a?os, de la Sagrada Familia, que no se ha perdido ninguna cita desde la restauraci¨®n de la democracia. Y avisaba: ¡°Pase lo que pase, esta vez acabaremos peleados¡±. No lo ve¨ªa as¨ª Juan Antonio Gonz¨¢lez, de 58 a?os, que hizo una hora de cola para votar. ¡°Esto no lo hab¨ªa visto en la vida. Solo en las elecciones de Adolfo Su¨¢rez¡±, afirm¨® este gallego, camarero de profesi¨®n, de Fozara (Pontevedra) y afincado en Barcelona desde 1984. ¡°Solo pido que todo sea para bien y que merezca la pena¡±, confi¨®.
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