Un proceso improcesable
La situaci¨®n electoral permanente genera gran cansancio en una poblaci¨®n traqueteada por la crisis. Habr¨¢ que buscar aliados que permitan decidir en un refer¨¦ndum
Una semana despu¨¦s del gran d¨ªa la sensaci¨®n de empantanamiento es tremenda. Desde las distintas posiciones, se hizo un gran esfuerzo para movilizar voluntades, emociones y votos. No estamos igual que antes, pero tampoco el proceso se ha decantado. Ha participado m¨¢s gente que nunca. Casi la mitad de los participantes eligieron la opci¨®n independentista en elecciones formales. Los partidarios del no son menos que los del s¨ª. Pero en cada uno de los frentes, la diversidad y pluralidad es evidente. Y tenemos un sector nada desde?able que, sin posicionarse, suma sus voluntades a los que quieren decidir libremente el futuro de Catalu?a. Los que est¨¢n de acuerdo con la independencia no est¨¢n de acuerdo en c¨®mo llegar a ella ni en qui¨¦nes han de liderar el proceso. Los que no est¨¢n de acuerdo con la independencia, proponen distintas salidas a una situaci¨®n que reconocen como problem¨¢tica. Nadie quiere seguir igual, pero los caminos que se proponen son notablemente distintos.
El nuevo Parlament (con fecha de caducidad) se constituye en los mismos d¨ªas en que se disuelven las Cortes Generales. Cuando tengamos nuevo Gobierno en Catalu?a (si es que lo llegamos a tener), en Madrid funcionar¨¢ un Gobierno en funciones que solo estar¨¢ pendiente de la campa?a electoral para el 20 de diciembre. O sea, que las primeras decisiones de un hipot¨¦tico Gobierno de la Generalitat que quisiera aplicar la hoja de ruta prevista, encontrar¨ªa enfrente a un gobierno del Estado convertido en estado mayor del Partido Popular que aprovechar¨¢ cada ocasi¨®n para tensar la campa?a electoral, convirtiendo la defensa de Espa?a en su estrategia principal, y obligando al resto de partidos a alinearse en torno a este tema. Pat¨¦tico.
Se deber¨ªa haber ido con m¨¢s cuidado con expresiones que han facilitado quiz¨¢s las estrategias electorales, pero que pueden acabar haciendo m¨¢s dif¨ªciles las salidas posteriores. Un ejemplo es el uso del t¨¦rmino unionista, que nos llevaba r¨¢pidamente al escenario norirland¨¦s. Un escenario de encuadramiento en el que, por un lado, se situaban los sectores mejor situados econ¨®micamente, con mayor¨ªa de personas de religi¨®n protestante, y partidarios de mantener el statu quo con Gran Breta?a. En el otro lado, gente con pocos recursos, cat¨®licos y partidarios de la independencia. Se sumaban as¨ª l¨ªneas de divisi¨®n y de conflicto, y se gener¨® un c¨®ctel del que luego resulta dif¨ªcil salir. Aqu¨ª, afortunadamente, la situaci¨®n es bien distinta, y por tanto hubiera sido mejor no generar esas asociaciones ya que, de hecho, hay m¨¢s complejidad y mezcla en Catalu?a.
El proceso sigue, pero nadie sabe muy bien ni qui¨¦n lo dirige ni hacia d¨®nde va
Pero, la din¨¢mica plebiscitaria ha generado sus efectos. Si observamos el mapa electoral, vemos como tendencialmente los sectores con menos renta, con peores niveles formativos, con usos socioling¨¹¨ªsticos y de conexi¨®n medi¨¢tica preferentemente en castellano, han votado mucho menos a las opciones independentistas. Todo ha quedado oscurecido por un debate de sentimientos y emociones que ha provocado que muchas personas hayan quiz¨¢s acabado eligiendo opciones pol¨ªticas que cuadran poco con sus intereses y necesidades. El eje izquierda y derecha ha seguido operando, pero se ha visto alterado por el marco dominante de independencia s¨ª? o no. En el sector independentista se ha acentuado el giro a la izquierda, mientras que entre los partidarios del ¡°No¡± ha habido un corrimiento (quiz¨¢s coyuntural) a la derecha de votantes tradicionales de izquierda. Las opciones que pretendieron salir de la din¨¢mica binaria quedaron anuladas por un escenario en blanco y negro en el que se amenazaba a los del medio con que sus votos ser¨ªan contabilizados en uno u otro extremo. Deber¨ªamos tener cuidado en que la nueva din¨¢mica electoral en la que ya estamos no acabe acentuando esa divisi¨®n y segmentaci¨®n en la que unen distintos componentes, provocando las tensiones que algunos partidos buscan de manera indisimulada.
El proceso sigue, pero nadie sabe muy bien ni qui¨¦n lo dirige ni hacia d¨®nde va. La situaci¨®n electoral permanente en que estamos desde la primavera pasada est¨¢ generando un notable cansancio en una poblaci¨®n ya muy traqueteada por los efectos de la crisis y las incertidumbres econ¨®micas. Se hab¨ªa fiado todo a lo que ocurriera el 27-S para evitar quedar condicionados por el escenario de las elecciones generales. No ha sido as¨ª. Habr¨¢ que propiciar situaciones y buscar aliados que nos permitan finalmente decidir en un refer¨¦ndum.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.