Leones en las esquinas
Lorca pas¨® el oto?o de 1935 en Barcelona, donde se representaron varias de sus obras y se reencontr¨® con Dal¨ª
Las mesas de mantel blanco y candelabros dorados siempre hacen pensar en Agatha Christie. ?Qu¨¦ sorpresa esconder¨¢n esos centros de granadas y flores rojas? El pasado mi¨¦rcoles por la noche fui invitado a un banquete en el hotel Majestic, una iniciativa del periodista V¨ªctor Fern¨¢ndez que rememoraba la cena ofrecida a Federico Garc¨ªa Lorca ochenta a?os atr¨¢s, en aquel mismo lugar. A la hora convenida est¨¢bamos una treintena de reporteros en el comedor del primer piso, donde esperaban nuestros anfitriones y Laura Garc¨ªa Lorca, sobrina del poeta, que era la invitada especial. Ella record¨® que su t¨ªo dijo ser ¡°un catal¨¢n aficionado¡±.
Cuando Lorca lleg¨® a Barcelona, el 9 de septiembre de 1935, ven¨ªa con la actriz Margarita Xirgu que al d¨ªa siguiente estrenaba La Dama Boba en versi¨®n lorquiana, en el teatro Barcelona. Ocho d¨ªas m¨¢s tarde ambos repet¨ªan, esta vez con el drama Yerma. Durante la representaci¨®n, en medio de un silencio sepulcral, se oy¨® caer un duro al suelo, provocando las quejas de los espectadores. Despu¨¦s se supo que el propietario de la moneda era el pintor Pere Pruna, a quien se le cay¨® al sacar un pa?uelo del bolsillo para enjuagarse las l¨¢grimas. ?l mismo aclar¨® a la revista Mirador que no se atrevi¨® a recogerlo.
Para celebrar el primer aniversario de la Revoluci¨®n de Asturias, el 6 de octubre Lorca dio una conferencia-recital organizada por el Ateneu Enciclop¨¦dic Popular. Se agotaron las entradas y tuvieron que poner altavoces en la calle. Al d¨ªa siguiente escribi¨® a sus padres: ¡°Cuando le¨ª el Romance de la Guardia Civil se puso en pie todo el teatro gritando ?Viva el poeta del pueblo!¡±. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, ¨¦l y la Xirgu dieron un recital en el Institut d'Acci¨® Social Universitaria de Catalunya. Y poco despu¨¦s, una primera lectura p¨²blica de Do?a Rosita la Soltera en el teatro Stadium. El poeta se present¨® al recital con el mono azul de la compa?¨ªa La Barraca, y un hatillo con su ropa de diario para poder cambiarse despu¨¦s. Al poco tiempo marchaba con Margarita Xirgu de gira por Catalu?a, Castell¨®n y Valencia.
En el comedor del Majestic ya han hecho acto de presencia las bandejas con entrantes, el jerez y una de las bebidas preferidas de Lorca, mezcla de agua, zumo de lima y lim¨®n, az¨²car de ca?a y menta. ?l estuvo desde septiembre a diciembre alojado aqu¨ª. Tras una vitrina de cristal se muestran algunas piezas relacionadas con su estancia, como un ejemplar del Romancero Gitano dedicado a Jaume Palau i Fabre, o los carteles de La Dama Boba y Do?a Rosita la Soltera. El acto tiene un ritmo lento, lorquiano dice uno de mis compa?eros.
A su regreso a la ciudad, Lorca present¨® en el teatro Principal la tragedia Bodas de Sangre. En esos meses se convirti¨® en cliente habitual de los colmados flamencos del Barrio Chino como Juanito el Dorado, el C¨¢diz, La Taurina o El Cangrejo Flamenco. A mediod¨ªa frecuentaba la terraza del Maison Dor¨¦e de la plaza Catalunya, y sol¨ªa comer en El Canari de la Garriga. Seg¨²n nos cuenta su sobrina, Laura Garc¨ªa Lorca, a su t¨ªo le gustaba comer, sobretodo los dulces, los merengues de fresa, la fruta muy madura y el caf¨¦ ¡°iluminado¡± con una gota de ron. El periodista Jordi Nopca lee un texto in¨¦dito de Palau i Fabre en el que define a Lorca como ¡°un hombre vulgar, ni alto ni bajo, pero m¨¢s bajo que alto. Vulgaridad que, naturalmente, desaparec¨ªa en el instante en que tomaba la proa de la conversaci¨®n. Pod¨ªa ver, e incluso hacer ver a los dem¨¢s, leones en las esquinas¡±. A todo esto, el chef Nando Jubany nos presenta su men¨² tomado de antiguas cartas de los a?os treinta, con platos como la poularda r?tie con trufa o la langosta al Termidor. De las bebidas se ocupa Quim Vila, fact¨®tum de La Viniteca, que opta por un blanco Drouhin Chablis, un Priorat tinto y un cava rosado.
En Barcelona se estren¨® Do?a Rosita la Soltera en el teatro Principal, y Lorca particip¨® en un homenaje a Isaac Alb¨¦niz en el cementerio de Montju?c. El 22 de diciembre dieron una funci¨®n especial de Do?a Rosita para las floristas de la Rambla, que le mandaban a diario un ramo de flores a Margarita Xirgu. En esas fechas tambi¨¦n se produjo el reencuentro entre Lorca y Salvador Dal¨ª, que le present¨® a Gala. El banquete de homenaje en el Majestic tuvo lugar el 23 de diciembre, asistieron un centenar de comensales al precio de 17'50 pesetas el cubierto.
Como en las novelas de intriga, la sorpresa llega al final. Un arma?ac Laubade de 1935, vendimiado en el mismo oto?o que Lorca pas¨® en Barcelona. El camarero pasa comensal por comensal con la botella para cumplir con el nuevo rito de fotografiar lo que se come con el m¨®vil, y despu¨¦s dejamos que sus vapores inspiren nuestras respectivas cr¨®nicas.
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