Reescribir la historia seg¨²n los perdedores
El Centro de Arte Dos de Mayo se adentra en el 'M¨¢s All¨¢' de Fernando S¨¢nchez Castillo
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La entrada principal al Centro de Arte Dos de Mayo de M¨®stoles est¨¢ parcialmente ocupada por un estanque en el que flotan los bustos de Stalin, Franco, Mussolini y Felipe V escupi¨¦ndose agua. Desde el mismo umbral de la puerta se ve la escultura gigante (5, 16 metros de altura, solo un cent¨ªmetro menos que el David de Miguel ?ngel) de un hombre blanco que camina cargado con dos bolsas. Frente a ¨¦l, 5000 figuritas de pl¨¢stico se agolpan en una vitrina.
La pieza es un homenaje de Fernando S¨¢nchez Castillo (Madrid, 1970) al joven de 19 a?os que se enfrent¨® a los tanques en la plaza de Tiananmen durante la masacre de junio de 1989, donde murieron miles de personas. La obra sirve de contundente arranque de la exposici¨®n ¡°M¨¢s all¨¢¡±, una peculiar retrospectiva en la que en medio centenar de obras, el artista reescribe la historia oficial y condena la violencia sirvi¨¦ndose de todas las posibilidades que le ofrece el arte contempor¨¢neo.
Decidido defensor del arte pol¨ªtico, S¨¢nchez Castillo ha protagonizado exposiciones en los principales museos nacionales e internacionales y su obra, representada por la galerista Juana de Aizpuru, est¨¢ presente en ferias y bienales de todo el mundo. Su salto a la popularidad se produjo con la pieza dedicada al Azor, la embarcaci¨®n de recreo de Francisco Franco que el artista compr¨® como chatarra despu¨¦s de permanecer durante a?os en un solar en medio de la meseta castellana.
Fragmentado y comprimido, el Azor fue transformado en una escultura minimalista que ahora forma parte de la amplia sala dedicada a revisar la figura del dictador. Otra de las obras muestra dos supuestas pesta?as de Franco junto al v¨ªdeo Baraka en el que narra c¨®mo fueron obtenidas y la interpretaci¨®n posterior que dio de ellas y de otros rastros del cuerpo. ¡°Al morir, ¡° cuenta el artista, ¡° le hicieron una m¨¢scara de la cara y de las manos y una de las personas participantes en la operaci¨®n se guard¨® esas dos pesta?as dentro del pl¨¢stico que envolv¨ªa su paquete de Ducados.¡± Con el molde de las manos, S¨¢nchez Castillo habl¨® con varias personas expertas en quiromancia. Una de ellas, desconocedora absoluta de la persona a la que pertenec¨ªan hizo un retrato preciso del dictador.
Monumentos-reliquia
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En el ¨¢mbito del fetichismo, el visitante se encuentra tambi¨¦n con la rueda de respuesta del veh¨ªculo que transporto del cad¨¢ver de Franco desde la plaza de Oriente hasta el Valle de los Ca¨ªdos. Aupada sobre un pedestal, se supone que la rueda conserva el mismo aire con el que fue inflada en noviembre de 1975. Para S¨¢nchez Castillo, se trata de monumentos-reliquia a los que insufla un significado muy distinto al que tienen en origen y que le sirven para dar voz a quienes no han escrito la historia de manera interesada.
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Al artista le interesa el debate que se puede crear a partir de un nuevo uso para im¨¢genes o esculturas hechas en origen con otra intenci¨®n. La pieza titulada Nar¨®n, recuerda el ataque de un grupo independentista gallego en 2003 contra una escultura que representaba a Franco. ¡°Aqu¨ª yo planteo la e necesidad de proteger el patrimonio incluso de los propios espa?oles. no estoy de acuerdo con la idea de destruir y reducir todo a polvo. Siempre hay otras soluciones¡±.
Los conceptos de destrucci¨®n y creaci¨®n protagonizan tambi¨¦n la exposici¨®n con un n¨²cleo de piezas inspiradas en el atentado que sufri¨® el Almirante Carrero Blanco en 1973. Junto a la pieza creada hace nueve a?os con una reproducci¨®n en plata del estado en el que qued¨® el coche, ahora se le han a?adido dos nuevos elementos obtenidos en el mismo apartamento (Claudio Coello, 104) en el que se alojaron los terroristas de ETA y que hoy se alquila como vivienda. Por un lado, una escultura reproduce el agujero que hicieron en la pared, de unos tres metros de largo y por otro, un lienzo recoge las huellas del per¨ªmetro del socav¨®n que se produjo en el pavimento y que hoy, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, se puede observar con toda nitidez.
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Revisi¨®n cr¨ªtica de la historia
El comisario de la exposici¨®n es Ferran Barenblit (Buenos Aires, 1968), actual director del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (MACBA) y anterior director del CA2M, durante sus siete a?os de existencia. Barenblit explica que la exposici¨®n es una revisi¨®n cr¨ªtica de la historia, tanto pasada como reciente a la vez que se revisa el papel del Arte en su representaci¨®n y configuraci¨®n.
El t¨ªtulo M¨¢s All¨¢ alude, al nombre con el que popularmente se conoce al pueblo de M¨®stoles, por estar ¡°m¨¢s all¨¢ de Madrid¡±. Aunque nacido en Madrid, el artista vivi¨® aqu¨ª parte de su infancia y juventud. El segundo concepto expositivo tiene que ver con la atracci¨®n que algunos l¨ªderes del siglo XX han manifestado por lo esot¨¦rico y lo oculto, como un modo de asegurar su legitimidad divina en el poder. El tercer concepto de la muestra es tuna declaraci¨®n de principios de S¨¢nchez Castillo: ir m¨¢s all¨¢ en su trabajo, siempre un poco m¨¢s lejos.
Dentro del recorrido por situaciones hist¨®ricas m¨¢s o menos cercanas, el visitante se encuentra con una pieza nunca antes expuesta: el sal¨®n del artista, una reproducci¨®n del espacio real en el que habita en la calle Libertad, en pleno centro de Madrid. El espacio est¨¢ ocupado por decenas de objetos acumulados a lo largo de muchos a?os y que, al menos muchos de ellos, dar¨¢n pie a nuevas obras. Hay un rinc¨®n lleno de banderas recogidas despu¨¦s de las muchas manifestaciones que casi a diario se suceden en el centro de la ciudad. Una de esas banderas, blanca y muy grande, quiere instalarla en la plaza de Col¨®n, como s¨ªmbolo de la Paz.
Hay tambi¨¦n esculturas de peque?o y mediano tama?o, propias y ajenas; hay una colecci¨®n de porras usadas por polic¨ªas de diferentes pa¨ªses para reprimir manifestaciones, hay matamoscas de dientes tama?os y colorido que dan una idea del ingenio humano para aplastar a un simple insecto; hay tres fotograf¨ªas de Centelles tomadas en plena posguerra en las que se puede ver a un grupo de mujeres entre las que se encuentra la madre de Ram¨®n Mercader o aun grupo de hombres haciendo sus necesidades en servicios p¨²blicos comunes en un cag¨®dromo.
En lo alto de una pared hay un cuadro atribuido a Carrero Blanco, un retrato de mujer que, al parecer, regal¨® a un amigo para su boda y acab¨® en un mercadillo. M¨¢s abajo, casi a ras del suelo hay un paisaje marino pintado por el teniente coronel golpista Antonio Tejero durante su estancia el castillo de la Palma. S¨¢nchez Castillo compr¨® este ¨²ltimo objeto en Internet. El guardia civil se lo hab¨ªa regalado al Duque de Tovar, Alfonso de Figueroa y Melgar, pero acab¨® en una subasta en la red donde acab¨® adjudicado a la baja. Ped¨ªan 1000 euros de salida y el artista se lo qued¨® por 350.
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