El arte del tr¨ªo

Dos dianas seguidas del Festival de jazz barcelon¨¦s y, adem¨¢s, en el mismo local, y con la misma formaci¨®n instrumental: el tr¨ªo de piano, contrabajo y bater¨ªa. Si el mi¨¦rcoles los Children Of The Light ofrecieron un concierto magn¨ªfico, el jueves fue el nuevo tr¨ªo de otro viejo conocido de los escenarios barceloneses, Uri Caine, el que elev¨® los ¨¢nimos del personal hasta lo m¨¢s alto.

Encontrar el equilibrio perfecto entre un piano, un contrabajo y una bater¨ªa no es cosa f¨¢cil, aunque pr¨¢cticamente todos los pianistas de la historia del jazz lo han intentado. Caine casi lo ha conseguido con esta formaci¨®n. Su piano todav¨ªa domina la situaci¨®n, pero lo es, sin duda, por el esp¨ªritu de sus composiciones ya que los tres instrumentistas se complementan perfectamente sobre el escenario sin dejar espacios vac¨ªos y huyendo pr¨¢cticamente siempre de los largos solos encadenados.

El pianista estadounidense que nos sorprendiera hace ya m¨¢s de una d¨¦cada con sus disparatadas y adictivas versiones en clave jazz¨ªstica de Bach, Beethoven, Schumann o Mahler practica ahora un estilo tremendamente r¨ªtmico y abierto que atrapa inmediatamente y te obliga a viajar con ¨¦l a los parajes m¨¢s dispares y coloristas. A caballo entre un clasicismo que va mucho m¨¢s all¨¢ de la ra¨ªces del jazz y la ausencia total de cortapisas est¨¦ticas, Caine propone un viaje cargado de sobresaltos, reconfortantes sobresaltos, en el que cualquier espectador con la mente abierta puede sumergirse con aut¨¦ntico placer.

Un viaje en el que el contrabajo de otro grande, Mark Helias, tiene un peso espec¨ªfico importante tanto por su envolvente sonoridad como por su constante inventiva. No se queda atr¨¢s el despliegue r¨ªtmico de Clarence Penn que, sin excesos innecesarios, supo construir el entramado id¨®neo sobre el que danzaban su dos compa?eros.

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