El demente fabuloso
El estrafalario trovador punk de Chicago despacha en El Sol un concierto plet¨®rico y diferente a casi cualquier cosa

Es imposible pasar por alto la indumentaria de Ezra Furman, que el lunes se nos plantific¨® en El Sol luciendo falda plisada, medias salpicadas de carreras y calcetinitos blancos bajo sus zapatillas estampadas en rosa. Pero la extravagancia y la ambig¨¹edad sexual son solo elementos enriquecedores en la paleta de este rockero histri¨®nico, delirante y soberbio, con un pie en el glam y el otro en Violent Femmes. Un aullador alocado tan capaz de titular una pieza Quiz¨¢s Dios Sea un Tren (?punk cabaretero?) como de consagrar a sus m¨²sicos a los silbiditos en Caroline Jones o advertir, con sonrisa de trasto, que la excelente Ordinary Life (guitarras ac¨²sticas, palmas, armon¨ªas vocales) est¨¢ inspirada en ¡°depresiones suicidas¡±.
Solo un centenar largo de curiosos se citaron esta vez en el referencial s¨®tano de la calle Jardines, una l¨¢stima porque, m¨¢s all¨¢ de antipat¨ªas meteorol¨®gicas, Ezra es un personaje que no frecuenta la pen¨ªnsula y encarna la heterodoxia m¨¢s encantadora en el rock de autor estadounidense. Los fraseos del saxofonista Tim Sandusky colocan permanentemente al de Chicago frente al espejo de aquel Bowie en los tiempos de Jean Genie. Pero cualquier categorizaci¨®n estricta est¨¢, en el caso de este locuelo, abocada al fracaso. Ah¨ª tenemos la sorpresa de Lousy Connection, un tributo al doo wop (aunque degenere en delirio). O el impredecible sollozo balad¨ªstico Can I Sleep in your Brain, que sin una voz tan desquiciada pasar¨ªa por cl¨¢sico californiano¡ hasta que la velocidad se duplica y el quinteto vuelve a las andadas del desmadre.
Furman es, a sus 29 a?os, un autor tan prol¨ªfico que ya prescinde de cl¨¢sicos primerizos como el estupendo Take Off Your Sunglasses, en el que parec¨ªa un Dylan impetuoso. El tiempo le ha hecho ganar en eclecticismo (esa versi¨®n de Crown of Love, de Arcade Fire) y en ese afilado talante vitri¨®lico, como cuando argument¨®: ¡°Normalmente tengo una voz a lo Norah Jones, pero hoy ando resfriado¡¡±. Solo una cosa queda clara: conviene conocerle. No abundan los dementes fabulosos como ¨¦l, y ojal¨¢ que la cordura tarde todav¨ªa una temporada en encontrarlo.
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