¡°Hay intenci¨®n pol¨ªtica de da?ar la sanidad p¨²blica¡±
El prestigioso cirujano exige una profesionalizaci¨®n de la gesti¨®n sanitaria y m¨¢s coordinaci¨®n con la Universidad
Considerado una eminencia dentro y fuera de Espa?a, el cirujano Jos¨¦ Lu¨ªs Garc¨ªa Sabrido ha trabajado durante 45 a?os en el sistema sanitario p¨²blico de Madrid. Casi toda su actividad quir¨²rgica y acad¨¦mica se ha desarrollado en el hospital Gregorio Mara?¨®n: varias d¨¦cadas como jefe del servicio de cirug¨ªa y responsable del programa de trasplantes hep¨¢ticos, que este a?o super¨® las mil intervenciones. Entre sus pacientes cont¨® al presidente Mariano Rajoy, a Fidel Castro y a Hugo Ch¨¢vez. Cumple 70 a?os. Al retirarse, concede esta entrevista, en la que denuncia una ¡°intencionalidad pol¨ªtica de erosi¨®n del sistema sanitario p¨²blico¡± por el Gobierno regional.
Pregunta. ?Es bueno el sistema sanitario p¨²blico espa?ol?
Respuesta. Es globalmente bueno gracias a un dise?o pol¨ªtico de altura puesto en marcha en los ochenta y noventa. En los ¨²ltimos tiempos se produce un deterioro por los profundos recortes y la instalaci¨®n de pol¨ªticas de mediocridad como herramientas de destrucci¨®n de la sanidad p¨²blica. La situaci¨®n laboral de muchos m¨¦dicos es pat¨¦tica, con contratos de meses o d¨ªas. Solo el compromiso de m¨¦dicos, enfermeras y personal sanitario logra mantener la calidad pese a las deficientes pol¨ªticas.
P. ?Qu¨¦ distingue la pol¨ªtica sanitaria de Madrid?
R. La Comunidad se ha convertido en un pertinaz e inestable experimento sanitario. En 10 a?os han pasado siete m¨¢ximos responsables, cuatro en tres a?os. Aportaron una fuerte carga ideol¨®gica neoliberal, religiosa y de mediocridad. Casi todos tuvieron que dimitir o ser destituidos por estar implicados en decisiones sanitarias err¨®neas, evidencia de puertas giratorias o problemas judiciales. Muchos dedicaron todo su esfuerzo a gestionar contra los pacientes y sanitarios. La en¨¦rgica protesta de los profesionales y la intervenci¨®n de la justicia han reconducido la situaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ opina de las corrientes actuales de gesti¨®n privada?
R. Se debate el grado de eficiencia de los sistemas privados, pero no existe evidencia de que el modelo p¨²blico sea inferior. El mantra de la eficacia de la gesti¨®n privada es producto de la ignorancia y de una notable inclinaci¨®n de los gobernantes a minimizar el sistema p¨²blico. El consejero de Sanidad maneja la mitad del presupuesto de la Comunidad, unos 8.000 millones. Los gerentes de grandes centros manejan 400 millones anuales y miles de trabajadores. Es hora de exigirles conocimientos profundos de gesti¨®n sanitaria moderna. La mayor¨ªa son nombrados por fidelidades y filiaciones pol¨ªticas, sin un curr¨ªculo contrastado como el que se exige a los m¨¦dicos.
P. ?Por qu¨¦ la lista de espera quir¨²rgica en Madrid aumenta?
R. En los ¨²ltimos cuatro a?os, los recortes han incidido fuertemente en la agilidad del servicio. La lista de espera quir¨²rgica, ya de por s¨ª larga, ha aumentado m¨¢s del 50%, con la consiguiente prolongaci¨®n innecesaria del sufrimiento del paciente. Y todo coincide con la falta de funcionamiento de los recursos quir¨²rgicos por la tarde: quir¨®fanos cerrados y falta de personal. Podr¨ªa pensarse que, como en todas las crisis, la situaci¨®n revertir¨¢ cuando todo mejore, pero existe una intencionalidad pol¨ªtica de erosi¨®n del sistema p¨²blico que debilita inexorablemente la eficacia. El traspaso rutinario de pruebas diagn¨®sticas y pacientes quir¨²rgicos a la medicina privada cuando los recursos de los hospitales p¨²blicos est¨¢n deliberadamente infrautilizados es prueba inapelable de esa actitud privatizadora y del prop¨®sito de debilitar este gran valor p¨²blico.
P. Algunos pol¨ªticos acusan a los pacientes de generar esta lista por no usar los servicios privados.
R. La derivaci¨®n estructural de pacientes a las cl¨ªnicas privadas en Madrid es tambi¨¦n un problema ¨¦tico: se rompe el v¨ªnculo m¨¢s importante entre m¨¦dico y paciente, la confianza. La relaci¨®n entre ambos se forja durante el proceso diagn¨®stico y se materializa en el consentimiento informado, por el que el paciente conoce e identifica al m¨¦dico, en este caso a su cirujano. Y pocos d¨ªas despu¨¦s de incluirle en la lista de espera, al paciente se le ofrece la operaci¨®n en un centro privado que no conoce y por un cirujano y anestesista que no ha visto. La mayor¨ªa rechaza esa opci¨®n y el paciente pasa a otra lista de espera de meses o a?os. Los jefes de servicios denunciamos esta alarmante situaci¨®n. La contestaci¨®n siempre ha sido el silencio.
P. ?C¨®mo ha sido tratar a pol¨ªticos como Castro o Ch¨¢vez?
R. El m¨¦dico debe asumir que est¨¢ ante un paciente m¨¢s y tratarlo de acuerdo con los protocolos. Si no, llegan los problemas. El expresidente Castro fue muy inquisitivo en lo referente a su enfermedad, pero extraordinariamente disciplinado. El proceso lo facilit¨® el excelente trabajo de sus m¨¦dicos cubanos. Cuando fui preguntado sobre su diagn¨®stico, dije la verdad: no tiene c¨¢ncer y podr¨¢ sobrevivir. Me trajo alg¨²n problema. En el caso de Ch¨¢vez s¨ª constat¨¦ deficiencias diagn¨®sticas y en la estrategia terap¨¦utica de su tratamiento inicial.
P. ?Qu¨¦ har¨ªa si fuese responsable de la sanidad madrile?a?
R. Desmontar el modelo de privatizaci¨®n, profesionalizar la tarea de los gerentes y aumentar el rendimiento de los hospitales extendiendo su capacidad de diagn¨®stico y tratamiento, y potenciar una mayor implicaci¨®n de la universidad y la investigaci¨®n, que son percibidas por los gestores como amenazas. Hay que concentrar el conocimiento y la experiencia en los procesos m¨¦dicos complejos: existen enfermedades oncol¨®gicas quir¨²rgicas con tratamientos costosos, complejos y de malos resultados globales, como el c¨¢ncer de es¨®fago o p¨¢ncreas. La dispersi¨®n en la atenci¨®n a estos procesos en los hospitales no tiene sentido. Toda pol¨ªtica sanitaria debe dirigirse al paciente, no al oportunismo de la noticia.
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