Autoaplausos
Se ha visto m¨¢s convicci¨®n y entusiasmo entre quienes estaban en contra que entre quienes han votado a favor
En re?ida pugna con la nueva novela de Eduardo Mendoza, la jornada parlamentaria de hoy estaba llamada a ser el gran acontecimiento de esta temporada de oto?o. No en vano, este lunes se ha aprobado en el Parlament una declaraci¨®n de independencia. Pero, incluso anunciada a bombo y platillo como un d¨ªa hist¨®rico, la sesi¨®n ha resultado un latazo, una sesi¨®n en funciones, a lo largo de la cual se ha visto m¨¢s convicci¨®n y entusiasmo entre quienes estaban en contra que entre quienes han votado a favor.
Ra¨¹l Romeva (que ha cambiado la camisa negra por una blanca) se ha estrenado como parlamentario de Junts Pel S¨ª defendiendo la ¡°propuesta de resoluci¨®n sobre el inicio del proceso como consecuencia...¡±, tan cauto nombre le han puesto. Romeva le da un aire al misterioso e intelectual profesor de los X-Men, pero tiene una ret¨®rica m¨¢s parroquial. En varias ocasiones se refiri¨® al ¡°proceso de desconexi¨®n democr¨¢tica¡± (hubiera sido menos confuso llamarlo ¡°proceso de desconexi¨®n democr¨¢tico¡±) y acab¨® citando al polit¨®logo y twittero Ram¨®n Cotarelo. Le aplaudi¨® mucho medio hemiciclo. El otro medio se qued¨® mirando a los que aplaud¨ªan.
A la diputada anticapitalista Anna Gabriel (doble camiseta: de manga corta y de manga larga), que intervino despu¨¦s de Romeva, le aplaudieron los suyos y los diputados de Junts Pel S¨ª que no eran de Converg¨¨ncia. Defendi¨® que sobre todo se trataba de un acto de ruptura y les dijo a los de Catalunya S¨ª Que es Pot que como no eran los suficientemente independentistas no pod¨ªan apoyarles en sus propuestas sociales.
Joan Coscubiela (traje oscuro y camiseta negra, como Leonard Cohen a finales de los ochenta), propuso la alternativa de un refer¨¦ndum y del rescate de la ciudadan¨ªa, y devolvi¨® la puya a los de la CUP. A Coscubiela s¨®lo le aplaudieron los de Catalunya S¨ª Que es Pot y flojito. Le sigui¨® el popular Garc¨ªa Albiol (traje gris y reloj de oro). ¡°Lo podr¨¦ afirmar m¨¢s alto pero no m¨¢s claro¡±, exclam¨®; pero dadas su altura y su pronunciaci¨®n, hizo pensar exactamente lo contrario. S¨®lo se aplaudieron ellos.
Luego habl¨® In¨¦s Arrimadas. Lo hizo muy r¨¢pido y con mucho ¨¦nfasis, y trat¨¢ndose de un momento tan solemne no descuid¨® decir lo de sangre, sudor y l¨¢grimas. Tambi¨¦n en este caso s¨®lo se aplaudieron ellos. Miquel Iceta primero se apoy¨® en el atril como si estuviera en la barra de un bar para saludar a la presidenta Forcadell y acto seguido disert¨® muy serio. Advirti¨® que ¡°cuando se aplique la ley no podr¨¢n encontrar en nosotros ni comprensi¨®n ni solidaridad¡±. Tambi¨¦n recibi¨® ¨²nicamente autoaplausos.
Desde la tribuna de invitados, Marina Geli iba comentando en voz baja todas las intervenciones como los vejetes de la fila de atr¨¢s del cine. La sesi¨®n concluy¨® con buena parte del hemiciclo en pie y aplaudiendo (alg¨²n particular, pu?o en alto), otra parte en pie con banderas espa?olas y catalanas, otra parte en en pie con folios en los que se le¨ªa ¡°refer¨¦ndum¡± (si uno se acercaba lo suficiente), y otra parte sentada y sin aplaudir. Y sin saber qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo President.
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