Eternamente Cecilia
El festival Voces Femeninas homenajea a la cantautora a los 40 a?os de su muerte con Basia Bulat y Maria Rod¨¦s

Cumplidoras del tercer mandamiento, violetas sin tarjeta, esa Espa?a muerta y una brisa sin aire: todas forman parte del legado de Cecilia. En tercera persona o desde el autorretrato, la cantautora madrile?a pervive cuatro d¨¦cadas despu¨¦s del accidente de tr¨¢fico que se la llev¨® a los 27 a?os.
Tambi¨¦n entre sus colegas actuales, aunque ni siquiera hubieran nacido entonces y tengan a¨²n fresco el hallazgo: ¡°No la conoc¨ªa, s¨®lo me sonaba un poco Un ramito de violetas. Ha sido una inmersi¨®n de golpe¡±, admite Maria Rod¨¦s (Barcelona, 1986), una de las dos componentes del cartel que rendir¨¢ homenaje el mi¨¦rcoles en el Teatro Lara a la obra de Cecilia en el festival Voces Femeninas.
Si la trayectoria de Rod¨¦s (tres discos en solitario, uno antes como Oniric) representa la canci¨®n de autor capaz de sortear lugares comunes, el otro reclutamiento, el de la canadiense Basia Bulat (Toronto, 1984), rompe cualquier esquema. Salvo que se la haya visto en sus giras atreverse en castellano, por ejemplo, con Tu nombre me sabe a yerba, de Joan Manuel Serrat, fruto de sus estudios de espa?ol. Una lengua en la que se maneja razonablemente: ¡°En 2013 grab¨¦ esa canci¨®n en Madrid junto a miembros de Nadadora, The Secret Society y Nine Stories [bandas del indie patrio], y fueron ellos los que me dijeron 'si te gusta Serrat, debes probar con Cecilia'. Llevo dos a?os emocionada¡±, desvela desde su domicilio en Montreal, con su cuarto trabajo propio ya en capilla, para el que ha salido del entorno de Arcade Fire en el que sol¨ªa apoyarse y se ha puesto en manos de otro pope de la m¨²sica alternativa norteamericana, Jim James, l¨ªder de My Morning Jacket.
¡°Me sorprendieron unas letras tan profundas, Pose¨ªa algo de alma vieja¡±
Tanto Rod¨¦s como Bulat confiesan su fascinaci¨®n por la personalidad de Cecilia. Dispara la barcelonesa: ¡°Me sorprendieron unas letras tan profundas concebidas por alguien tan joven. Pose¨ªa algo, como yo digo, de alma vieja. Quiz¨¢ es que hoy la gente empieza en todo m¨¢s tarde. Pero temas tan potentes como las disquisiciones suicidas de Si no fuera porque..., me atraparon¡±.
En tiempos de censura franquista, Cecilia proyect¨® feminismo (Me quedar¨¦ soltera), practic¨® la s¨¢tira social (Dama, dama) y se atrevi¨® con las alusiones pol¨ªticas (las de Un mill¨®n de sue?os, de muertos en el original, la llevaron ante el Tribunal de Orden P¨²blico). O luci¨® aura existencialista, como en Nada de nada, la favorita de Bulat: ¡°Me admira mucho su capacidad para hacer convivir textos serios con ritmos juguetones. Y algunas enga?an con sus estribillos tarareables: son mucho menos sencillas de lo que parecen¡±. Lo corrobora Rod¨¦s: ¡°Las hay de estructura cl¨¢sica, pero otras tienen sus putaditas, sobre todo en la forma de encajar las palabras con el ritmo¡±.
Reina de la pista
La artista catalana se subir¨¢ al escenario del Lara con una decena de versiones desnudas de Cecilia: ¡°Me acompa?ar¨¢ solo la guitarra ac¨²stica Isabelle Laudenbach [hasta hace dos a?os, en Las Migas], nada que ver con los arreglos de los discos¡±. En dos de los tres trabajos de estudio de la homenajeada, el arreglista fue el prestigioso Juan Carlos Calder¨®n, quen compondr¨ªa para ella Amor de medianoche (Cecilia modific¨® la letra) con vistas a su concurso a rega?adientes y, a la postre, el segundo puesto en el festival de la OTI. La ola de popularidad anexa, ya en auge tras el ¨¦xito de Un ramito de violetas, precedi¨® en meses a la muerte. Y como Cecilia dominaba el ingl¨¦s, se hab¨ªa llegado a registrar un single planeado, dicen, para el mercado estadounidense. Porque Evangelina Sobredo (su nombre real) era cantautora de influencias anglosajonas: creci¨® en Inglaterra y Estados Unidos, entre otros destinos de su padre diplom¨¢tico. Y hasta se habla de una monja estadounidense que la anim¨® a cantar. ¡°Eso me recuerda al papel de mi abuela en mi vocaci¨®n: se pasaba el d¨ªa canturreando temas tradicionales de Polonia. De ah¨ª, adem¨¢s, mis incursiones por otras lenguas¡±, relata una Bulat de ra¨ªces centroeuropeas, que lee en estos d¨ªas Equilibrista: la vida de Cecilia (Ocho y Medio, 2011). ¡°Tampoco paro de ensayar para el concierto, quiz¨¢ use guitarra y piano. Estoy muy nerviosa¡±, confiesa risue?a.
¡°Me admira su capacidad de hacer convivir textos serios y ritmos juguetones¡±
Esa biograf¨ªa, escrita por Jos¨¦ Madrid, se a?adi¨® a la labor reciente del sello Ramalama de rescatar grabaciones in¨¦ditas de Cecilia (algunas de un ¨¢lbum dedicado a Valle-Incl¨¢n que qued¨® en embri¨®n). Y toma el t¨ªtulo de Equilibrista, una canci¨®n escogida por Rod¨¦s para el tributo. Erigirse en reina de la pista, como reza su letra, el dedicarse en firme a la m¨²sica, lo decidi¨® Maria durante meses de residencia en Par¨ªs siendo ya veintea?era. Ella tambi¨¦n menciona musas literarias (¡°Pessoa siempre ha estado muy presente¡±) y sabe lo que es abordar versiones: en su ¨²ltima entrega, Maria canta copla (2014), llevaba un mundo ajeno a territorio propio despoj¨¢ndolo de tremendismo. ¡°No me ve¨ªa cant¨¢ndolas como Roc¨ªo Jurado¡±, bromea, a la vez que promete escuchar la versi¨®n aflamencada de Manzanita de Un ramito de violetas de la que le ha hablado su guitarrista.
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