Alonso Quijano salta a la calle
El Barrio de las Letras se convierte en el escenario teatral de la obra colectiva ¡®A siete pasos del Quijote¡¯
De la plaza de Santa Ana a la de Matute. De all¨ª a la calle Lope de Vega, a la de Quevedo, a la de Cervantes. Y finalizando en la plaza de las Cortes. Frente a una mantequer¨ªa, fundada en 1877 y, estos d¨ªas, con escaparates ya rebosantes de polvorones y otros dulces navide?os, un hombre anciano busca como enloquecido a Luciana, su propia Dulcinea, en medio de un enjambre de gente, a modo de molinos gigantes, que le mira curiosa mientras su hija le intenta inventar una situaci¨®n id¨ªlica. Poco antes, sentado sobre el alf¨¦izar de la fachada del teatro Espa?ol, Miguel de Cervantes, de nombre Miguelillo, ha dado el pr¨®logo de bienvenida a este espect¨¢culo teatral gratuito, que durante estos d¨ªas (desde ayer hasta el domingo) recorrer¨¢ las plazas y calles del Barrio de las Letras, con motivo del 400? aniversario de la segunda publicaci¨®n del Quijote.
Miguelillo es el maestro de ceremonias que acompa?a el recorrido de A siete pasos del Quijote, toda una aventura teatral en la que, a trav¨¦s de siete escenas, un pr¨®logo y un final, y m¨²sica en directo, siete autores van sumergiendo a los espectadores callejeros en el mundo del Quijote con la mirada puesta en los problemas de hoy. Dirigida por Jaroslaw Bielski y bajo la coordinaci¨®n de Alberto Conejero, autor tambi¨¦n del pr¨®logo y el final, la obra cuenta con siete j¨®venes dramaturgos m¨¢s ¡ªMar¨ªa Velasco, Pedro Cantalejo, Carolina ?frica, Lola Blasco, Juan Mairena, Sergio Mart¨ªnez Vila e ??igo Guardamino¡ª, nueve actores y 20 figurantes procedentes de escuelas de interpretaci¨®n. ¡°No es un pasacalles, ni una performance, tampoco un mitin ni una provocaci¨®n. Es eso y todo lo contrario. Es salir a la calle y hablar de nosotros de manera sencilla para llegar a los corazones de los espectadores siguiendo los pasos del Quijote. Hoy m¨¢s que nunca hay que saltar a la calle para manifestar nuestra libertad y encontrarnos con la realidad. Es nuestra baza contra el fanatismo¡±, explica Bielski.
Para Alberto Conejero, esta aventura quijotesca es todo un conjuro para salir a la calle y que la ¡°voz singular y hermosa de Cervantes nos hermane en un esp¨ªritu com¨²n¡±. Los textos han sido escritos inspir¨¢ndose en el Quijote. ¡°Cada uno de los autores ofrece su voz personal. No ha habido ninguna premisa previa, solo una coordinaci¨®n para adecuar los textos a los espacios concretos y que no hubiera repeticiones. Ha sido Cervantes quien nos ha guiado con su mirada y eso siempre es f¨¢cil¡±, asegura Conejero, abrigado como todos durante el ensayo, que reconoce las dificultades de un teatro al aire libre y sin un techo que te cobije. ¡°No tenemos ning¨²n temor. El teatro est¨¢ vivo y est¨¢ en la calle. Es un desbordamiento gozoso. Hay mucho margen para la improvisaci¨®n y la sorpresa. Lo que est¨¢ claro es que el teatro no volver¨¢ indemne de este paseo por la ciudad¡±.
La vestimenta de los actores, totalmente actual, con pantalones vaqueros rotos, cazadoras, tacones y gorras, contrasta con la de la figuraci¨®n que les acompa?a, y que es todo un repaso a los personajes del Quijote, gitanas, mendigos y burgueses, y que cuenta con el apoyo de los vecinos.
Al final, bajo la estatua de Cervantes, frente al Congreso de los Diputados, Miguelillo ofrece de nuevo la mejor de sus sonrisas tras el m¨¢gico y original paseo callejero que ha vivido de la mano de su caballero Don Quijote.
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