El concierto del cambio

El concierto del Tr¨ªo Pedrell en el Teatro Rosal¨ªa para la Sociedad Filarm¨®nica de A Coru?a estuvo lleno de sorpresas. El programa general presentado por la Sociedad Filarm¨®nica de A Coru?a para el primer trimestre de la temporada preve¨ªa la interpretaci¨®n por el Tr¨ªo Pedrell (Christian Torres, viol¨ªn; Ferr¨¢n Bardolet, violonchelo y Jordi Hurnet, piano) de obras de Joseph Haydn, Ludwig van Beethoven y Dmitri Shostak¨®vich. En lugar de estas, el programa de mano disponible la tarde del concierto anunciaba la de la Sonatensatz en mi bemol mayor, D 28 de Franz Schubert; el Tr¨ªo con piano en si menor, op. 76 n? 2 de Joaqu¨ªn Turina y el Tr¨ªo con piano en fa menor, op. 65 de Antonin Dvo?¨¢k. Pero incluso esta obra fue sustituida a ¨²ltima hora por el Tr¨ªo n? 1 en si mayor, op. 8 de Johannes Brahms, Tal como anunci¨® Hurnet inmediatamente antes de su interpretaci¨®n.

Tras los tres primeros acordes, ejecutados con la precisi¨®n cortante de un escalpelo, la Sonatensatz de Schubert fue interpretada por los Pedrell con el aire optimista y luminoso que se desprende de esta obra, como de tantas otras del Schubert juvenil antes de que su car¨¢cter fuera marcado por la enfermedad. El inicio de la versi¨®n del Tr¨ªo de Joaqu¨ªn Turina, ¨²ltima obra para esta formaci¨®n escrita por el m¨²sico sevillano, qued¨® marcado por el aire velado de los primeros acordes en pianissimo y su ambiente cercano al impresionismo.

Luego, el Turina m¨¢s luminoso surgi¨® de ese ambiente en los cantos de viol¨ªn y violonchelo, los di¨¢logos entre ambos y los acordes del piano que unifican aquellos y los totalizan en aut¨¦ntico lenguaje de tr¨ªo. El vuelo de las cuerdas, como un verdadero enjambre mel¨®dico en el Vivace central, y el preciosismo de las suaves disonancias del registro grave del piano en el Lento con que se inicia el tercer movimiento dieron paso al aire m¨¢s espa?ol de la obra, presente en el Andante mosso y el Allegro vivo que lo rematan brillantemente.

La obra de Brahms es una obra de juventud reconvertida en obra maestra tras su revisi¨®n por el Brahms maduro. Pese a lo que Brahms dijo de esta revisi¨®n (¡°no he querido ponerle peluca a esta pieza; me he limitado a peinar sus cabellos encrespados¡±), el compositor hamburgu¨¦s reescribi¨® secciones enteras e hizo una poda en profundidad, suprimiendo m¨¢s de quinientos compases. Siguiendo su propio s¨ªmil, m¨¢s que peinar, lo que hizo fue lavar, cortar y marcar, d¨¢ndole al tr¨ªo un look totalmente nuevo.

El Tr¨ªo Pedrell hizo lucir tanto la cabellera como su arreglo posterior. Su versi¨®n tuvo una lectura correcta de toda la obra, destacando la s¨®lida dicci¨®n de Bardolet desde su violonchelo, que aport¨® solidez a la interpretaci¨®n. Fue asimismo notable c¨®mo sonaron los ecos en staccato del inicio del segundo movimiento. En el tercero hay que resaltar la ¨ªntima lejan¨ªa inicial y el sentid¨ªsimo solo del chelo y el brillo de los temas al un¨ªsono del Finale a los que, puestos a pedir, no les habr¨ªa venido mal algo m¨¢s de gracia en su expresi¨®n. Como propina, el Trio Pedrell regal¨® al p¨²blico coru?¨¦s una peque?a pieza original para tr¨ªo de quien da nombre al tr¨ªo: Felipe Pedrell, el compositor e investigador considerado como padre del nacionalismo musical espa?ol.