El baladista extempor¨¢neo
El ¡®crooner¡¯ sueco seduce con su tristeza cl¨¢sica, aunque bordea el peligro de la monoton¨ªa
Los aspirantes a fisonomista se envalentonan con personajes como Jay-Jay Johanson. Asoma el sueco larguirucho por el escenario de Ocho y Medio y el fruto de su talento suena exactamente igual que sugiere esa piel n¨ªvea, el pelo lacio y casi albino, la camisola ancha y por fuera del pantal¨®n: l¨¢nguido, fr¨¢gil, propicio para el abrazo desvalido o, m¨¢s bien, el embeleso solitario. Johanson parece un cantante mel¨®dico de los a?os cincuenta que, ante lo azaroso de su nacimiento a destiempo, asume el contexto del siglo XXI y arropa sus lamentos con briznas de tenue electr¨®nica trip-hop.
El resultado de este baladista extempor¨¢neo es c¨¢lido, envolvente, seductor. Tambi¨¦n restringido, alejado de picos y valles. Y en ese sentido, admit¨¢moslo, algo timorato.
No hab¨ªa m¨¢s de media entrada este mi¨¦rcoles en la plaza de Barcel¨® para el reencuentro con el at¨ªpico crooner rubio, tres a?os despu¨¦s de su paso por Matadero. No figura la suya entre las propuestas mayoritarias o c¨®modas, bien es verdad: su estatismo invita m¨¢s a la butaca de un teatro, y el acompa?amiento (bater¨ªa, teclados, material pregrabado) tampoco ofrece gran holgura argumental.
Pero acontecen episodios muy apetecibles, como la extra?a ortodoxia contempor¨¢nea de Dilemma (ese bajo marcado y descendente no queda lejos de Fever). O el ultrarromanticismo de She?s Mine but I¡¯m Not Hers, balada tr¨¢gica de libro, solo voz y piano, que arm¨®nicamente est¨¢ a un paso de ?Alfonsina y el Mar!
No todo resulta tan halag¨¹e?o, sin embargo, empezando por los diez minutos que a Jay-Jay le cuesta ajustar la afinaci¨®n (y m¨¢s adelante: I Fantasize of You fue un descalabro) o siguiendo por su tono de reiterada salmodia (el fisonomista del comienzo har¨ªa hincapi¨¦ en su manera de abrazarse al pie del micr¨®fono). Es curioso, tal vez desmotivador, que las proyecciones en la pantalla gigante aludan a guitarras, bajos y dem¨¢s instrumental org¨¢nico que luego no aparece por ninguna parte. E inquietante que los temas bandera, como She Doesn¡¯t Live Here Anymore, tampoco se distingan en gran medida del fondo de cat¨¢logo, anterior o reciente.
Mucho mejoraron las cosas a partir de Rock in Pockets, algo m¨¢s animada de tempo y enriquecida por ese doblete de piano. Un ejemplo estupendo de c¨®mo y por d¨®nde Johanson podr¨ªa ampliar sus miras.
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