La mirada de Cruyff
En el 20 aniversario de su destituci¨®n como entrenador, conviene reivindicar su obra revolucionaria en el Camp Nou
Hemeroteca: art¨ªculo publicado en diciembre de 2015
El club ya no ficha t¨¦cnicos ingleses o alemanes sino que es la Premier y la Bundesliga las que contratan jugadores y entrenadores del Bar?a.
La vida de muchos barcelonistas cambi¨® radicalmente cuando aprendieron a mirar el f¨²tbol con los ojos de Cruyff. El juego siempre hab¨ªa sido muy coyuntural hasta su llegada al Barcelona. Hubo un tiempo en que el club ten¨ªa la vista puesta en la cabeza y la punta de la bota de Samitier, despu¨¦s en la carrocer¨ªa y los pies de Kubala y m¨¢s tarde, cuando reaparecieron las dudas, en las piernas y la barriga de Ronaldinho. Tambi¨¦n se dieron a?os en que la instituci¨®n se cegaba con Herr Lattek o en Sir Buckingham, naturalmente en HH, precursor de Mourinho, y en Menotti, un trovador que con su pitillo conquist¨® a socios y socias del Barcelona. La instituci¨®n se entregaba a la figura del momento hasta que Johan Cruyff se sent¨® en el banquillo y cre¨® el Dream Team. El Camp Nou qued¨® impregnado desde entonces de la personalidad del exjugador y exentrenador del Bar?a.
La mirada de Cruyff sirve tambi¨¦n de ejemplo para afrontar la vida desde el optimismo y si se quiere la ingenuidad.
El mundo est¨¢ lleno de ap¨®stoles del cruyffismo y el Bar?a no ha parado de dar vueltas sobre la idea de juego que alcanz¨® la cumbre cuando conquist¨® Wembley con un tiro de precisi¨®n de Koeman en 1992. A buen seguro que sin Cruyff, los azulgrana no habr¨ªan reparado en la bondad de Rijkaard, dif¨ªcilmente ver¨ªan que Van Gaal ten¨ªa la cabeza cuadrada, puede que Guardiola fuera poeta o actor y hubiera sido m¨¢s dif¨ªcil aceptar a Luis Enrique, por m¨¢s que haya renegado del Madrid. El mayor m¨¦rito de Cruyff fue iluminar el estadio y numerar el f¨²tbol, definir las funciones de cada uno de acuerdo al puesto que ocupa en el campo, y organizar el juego a partir del rondo, el espacio justo y necesario para dar precisi¨®n y velocidad al bal¨®n, la suerte m¨¢xima del Barcelona.
Nadie adivin¨® mejor en el diario el impacto de la obra de Cruyff que Santiago Segurola en un art¨ªculo del a?o 1993: ¡°Hay algo en sus equipos que les entronca con una visi¨®n pop de la vida: el gusto por la diversi¨®n, la b¨²squeda de la brillantez y un lado ingenuo, juvenil y despreocupado. Los buenos partidos del Bar?a se sienten como las buenas canciones de los Beatles o los Kinks: r¨¢pidas y directas al coraz¨®n. Y todo eso porque a Cruyff le gustan el bal¨®n y los futbolistas, y no anda preso de la murga que nos mata: sistema, sistema, sistema¡±. Aunque sus disc¨ªpulos han atendido al equilibrio, a la tensi¨®n defensiva y a los detalles t¨¢cticos, ninguno se ha olvidado del estilo y del mensaje l¨²dico de Johan.
La fidelidad se expresa en la creatividad, la belleza y la fascinaci¨®n que provoca habitualmente el f¨²tbol del Bar?a. Ya no se trata de una cuesti¨®n resultadista, que tambi¨¦n, sino de confianza en un plan que despu¨¦s de acabar con el victimismo, las urgencias hist¨®ricas y la indefinici¨®n, camina de nuevo hacia la cima del mundo, que futbol¨ªsticamente est¨¢ en Jap¨®n, la tierra que precisamente no pudo conquistar el Dream Team. El Bar?a dej¨® de ser un equipo acomplejado para convertirse en campe¨®n y el solfeo sigue funcionando como el abecedario, de manera que su sonoridad depende de los instrumentalistas, ninguno mejor que Messi.
Cruyff est¨¢ en cada partido del Bar?a y su obra le sobrevivir¨¢ sin necesidad de tener ning¨²n cargo en el Camp Nou. As¨ª se lo recuerdan quienes le visitan en Barcelona y en El Montany¨¤, desde Guardiola hasta Txiki, pasando por Busquets, en representaci¨®n de la plantilla del Bar?a, convencidos de que su determinaci¨®n no solo le permitir¨¢ derrotar a un c¨¢ncer de pulm¨®n sino que aprovechar¨¢ la enfermedad para hacer pedagog¨ªa de la vida, como cuando sufri¨® un infarto en 1991. No hubo una campa?a antitabaco m¨¢s aplaudida que la protagonizada entonces por Johan Cruyff. Una gabardina y un chupa-chups se presentaron como la mejor alternativa a un paquete de Camel.
La lucidez de Cruyff se ha vuelto a manifestar cuando ha explicado el tratamiento que sigue: "La quimio tiene que entrar, es amiga m¨ªa, porque tiene que matar al c¨¢ncer. Es una batalla que ganar¨¦". La l¨®gica de Cruyff es efectiva en la vida y en el f¨²tbol porque resulta tan obvia e infantil como el juego de Messi, enamorado de su hijo Thiago: ¡°?Pap¨¢, ?otra vez al gol, te vas?¡± La mirada de Cruyff sirve tambi¨¦n de ejemplo para afrontar la vida desde el optimismo y si se quiere la ingenuidad.
No es que la salud de Cruyff haya empeorado o mejorado sino que esta temporada se cumplen 20 a?os de su destituci¨®n como entrenador del Bar?a. Me lo cuenta Luis Miguel Hinojal, que prepara un especial para Canal+: "El legado de Johan". Hoy conviene reivindicar su obra revolucionaria en el Camp Nou. El club ya no ficha t¨¦cnicos ingleses o alemanes sino que es la Premier y la Bundesliga las que contratan jugadores y entrenadores del Bar?a. El Barcelona no solo ha sobrevivido a cualquier ant¨ªdoto sino que exporta su manera de ver y sentir el juego a partir de figuras como Guardiola, un cruyffista radical en casa de Beckenbauer.
A menudo no basta con conservar la vista para ver el f¨²tbol, de manera que los barcelonistas har¨ªan bien en pasear estos d¨ªas por los alrededores de la Catedral de Barcelona y, con el ramo de la suerte en la mano, pedir a Santa Ll¨²cia, cuyo santo se celebra precisamente ma?ana, que nunca les falten los ojos de Cruyff.
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