Andando nuevos caminos
La calle Pere IV, en el Poblenou, pide a gritos ser transformada en un bulevar
El premio Turner, que hab¨ªa ido perdiendo su tono de provocaci¨®n, esta vez acierta al distinguir un proyecto de remodelaci¨®n de casas en Liverpool, en un barrio devastado por el conflicto social, que siempre quiere decir que quien puede, se va. La gracia es que los art¨ªfices de la reconstrucci¨®n son un grupo de arquitectos j¨®venes que han incorporado a los vecinos poni¨¦ndolos a trabajar como aprendices de artesanos: sus propias manos reciclan materiales y expectativas. Aqu¨ª tenemos un premio similar, que concede el FAD desde que lo comandara esa mujer sensible a las experiencias urbanas que es Beth Gal¨ª. La idea es escuchar a las ciudades con problemas. O con artefactos enojosos. As¨ª se destac¨® desde la High Line de Nueva York a una iniciativa que conocemos bien: el aprovechamiento de solares vac¨ªos en Glasgow, lo que aqu¨ª se llama Pla Buits.
La gracia de este premio es que puede se?alar una iniciativa sencill¨ªsima de Mali ¡ª?instalar un punto de luz comunitario!¡ª a una propuesta conceptual de Berl¨ªn. Todo esto se muestra en el vest¨ªbulo inferior del DHUB en una instalaci¨®n que no llega a exposici¨®n, ya que consiste en carteles pegados a las columnas. Una cosa simple y modesta, que le da un aire de reivindicaci¨®n, porque las necesidades colectivas siempre acaban expres¨¢ndose, igual que las ciudades acaban coincidiendo en las soluciones.
Este empe?o del FAD se llama City to City y consolida Barcelona en un liderazgo mundial que no creo que el nuevo Ayuntamiento tenga en agenda. Aunque no me extra?ar¨ªa que, en la pr¨®xima edici¨®n, apareciera una idea en voz baja que tiene su encanto. Se trata de grafitear en las persianas de un barrio las caras de sus vecinos. M¨¢s bien j¨®venes ¡ªcon esa juventud alargada que hoy llega a los cuarenta¡ª-, m¨¢s bien sonrientes, decenas de personas reales: me los imagino con el m¨®vil guardando la imagen, riendo, aplaudiendo por dentro.
Esto est¨¢ pasando en Pere IV, una calle que ya tiene plan de remodelaci¨®n, que falta le hac¨ªa. El nombre remite a un noble portugu¨¦s, ef¨ªmero rey de Catalunya que nadie recuerda. Estamos en la antigua carretera a Matar¨®, una calle castigada por la decadencia industrial del Poblenou y que pide a gritos ser transformada en un bulevar: todo es tan gris como vivo.
El recorrido a pie tiene muchos alicientes. Hay que empezar por Badajoz porque en la esquina, un ¨¢ngulo agudo, se alza un edificio que podr¨ªa muy bien ser nuestro Flatiron, sin la altura ni la elegancia del ep¨®nimo de Nueva York, pero con el punto justo de orgullo. Representa una ciudad que pretend¨ªa llegar m¨¢s lejos de lo que lleg¨® en realidad y que ahora busca recuperar el ¨¢nimo. Los vecinos quieren un polo cultural. Yo dejar¨ªa este tema para el otro lado de la Diagonal, una prolongaci¨®n que tendr¨ªa que cambiar de nombre y de formato: siempre la he imaginado como la Rambla de Proven?als, por m¨¢s que las ramblas van a mar y no al Maresme.
Este sector es fascinante. Aqu¨ª la ¨²nica cara que aparece es la de Albert Rivera: hay m¨¢s carteles suyos que vecinos. Es el Far West de Barcelona: si lo visitan, nunca m¨¢s dir¨¢n que la ciudad est¨¢ del todo constru¨ªda. Al empezar, dos referentes: la Escocessa, decr¨¦pita, que es una f¨¢brica de creaci¨®n, y la parroquia, de un neog¨®tico pobret¨®n pero digno. Tambi¨¦n una f¨¢brica en obras, Ca n'Alier, destinada a albergar dos multinacionales dedicadas a la smart city y el BIT, que es el laboratorio local del tema. Es un alivio comprobar que determinadas cosas siguen adelante. En suma: un pasado industrial, ning¨²n turista, territorio vacante. ?Cultura? Ser¨ªa genial construir edificios discretos de ladrillo con los bajos dedicados a la m¨²sica, el teatro y el arte, edificios como los que reconstruyen en Liverpool. ?De qui¨¦n es hoy todo este espacio? Hay f¨¢bricas destechadas, hay dos chatarreros; hay, al final, un grupo de subsaharianos con sus carros, claro, descansando: no s¨¦ si persiste el campamento dentro del solar vallado.
Y entonces florece la Rambla Prim y otra vez la ciudad llega a donde m¨¢s falta hace: a los lados, los pol¨ªgonos de viviendas son precarios y mal dise?ados. Quer¨ªan comenzar la reforma por esta punta, pero el proyecto es heredado y a Trias le gustaba empezar por el centro. La pregunta es si es l¨ªcito poner un barrio resplandeciente al lado del Bes¨°s. Y s¨ª que vale la pena, pero habr¨¢ que andar con cuidado de no empeorar lo peor.
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